3/20/2009

Calderón ninguneado



ÁLVARO DELGADO
MÉXICO, D.F., 16 de marzo (apro).- Ocurrió en el despacho del secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, en uno de sus más recientes encuentros, caracterizados –todos– por la clandestinidad y que sólo se filtran por un cálculo político.

Un grupo de empresarios se reunió con Gómez Mont para charlar sobre el país, y uno de ellos, Dionisio Garza Medina, presidente y director general del emblemático Grupo Alfa de Monterrey, Nuevo León, después de hacer un reclamo por la exclusión del empresariado en los planes de recuperación económica del gobierno de Felipe Calderón, le hizo un recordatorio al funcionario:– De no haber sido por nosotros en las elecciones de 2006, usted no estaría hoy sentado ahí."En la mesa se hizo el silencio total. Ninguno de los pares quería dejar la impresión de que Garza Medina hablaba por ellos, y menos que era su vocero", describe Joaquín López-Dóriga, quien reveló la reunión en su columna "En Privado", de Milenio diario, el martes 10."El secretario de Gobernación lo miró, pero evitó el choque.

Pudo haberle contestado que sí, como le advirtió, que si López Obrador hubiera ganado la Presidencia en 2006, efectivamente él, Gómez Mont, no estaría sentado en aquella mesa, pero ellos tampoco."Más allá de la justificación que hace López-Dóriga de la falta de gallardía de Gómez Mont por callarse la boca ante el recordatorio, y a la amenaza de venganza que el propio columnista sugiere por haber dejado pasar lo que fue visto como una insolencia – "pero la anotó. ¡Vaya si la anotó!" –, la imagen descrita sólo ratifica el desdén y hasta el desprecio que concita el gobierno que encabeza Calderón.Garza Medina le recordó a Calderón, a través de Gómez Mont, no sólo a quién debe su imposición en la Presidencia de la República –y su propia condición ilegítima–, sino el enojo general que existe por la manifiesta incompetencia del gobierno, que no concita apoyo ni siquiera de todo su partido.

Dentro de México, aun con el respaldo de las dos principales televisoras y el grueso de los medios –comprado por supuesto con presupuesto público–, el gobierno federal no goza de confianza y un signo inequívoco es la devaluación de más de 50% del peso frente al dólar, cuya explicación no es otra que la falta de credibilidad en un grupo de funcionarios tan ineptos como arrogantes.Por eso los llamados a la unidad que Calderón ha hecho desde que asumió el cargo caen en el vacío. Nadie quiere respaldar un gobierno que lleva al país a ninguna parte.

Pero el menosprecio también se manifiesta en el ámbito internacional, como se acreditó con la feria de insolencias en que se convirtió la visita de Estado del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, quien exhibió a Calderón en dos vías. En una de ellas, desenmascaró la torpeza de la canciller Patricia Espinosa y del senador panista Gustavo Enrique Madero de imponerle a Sarkozy silencio sobre su compatriota Florence Cassez, que para el talante de ese fulano fue una perla propagandística.

En la otra, mostró el contraste entre la defensa de Sarkozy de su compatriota, con independencia de su culpabilidad, con la indiferencia y aun complicidad de Calderón ante el asesinato de cuatro mexicanos por tropas del ejército de Colombia que invadieron Ecuador y la persecución a la sobreviviente Lucía Morett, hace un año. Pero Calderón aún está en un atolladero: No hay modo de que la ilegal comisión, que concedió a Francia para examinar el traslado de la francesa sentenciada como secuestradora –que evoca además el estilo del impune secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna–, actúe en sentido contrario.

Pero si ante Francia el gobierno de Calderón actuó con una torpeza que sólo mengua el prestigio que México solía tener en el ámbito internacional, ante Estados Unidos se trata de ocultar con bravuconerías la subordinación y las maniobras intervencionistas.Ya se sabe que Estados Unidos no hace nada sin un objetivo preciso, al contrario del gobierno de Calderón, que sólo da golpes de ciego, en materia de combate al narcotráfico y, prácticamente, en lo que sea. El escándalo generado por acciones en Estados Unidos, entre ellas la inclusión del narcotraficante de la derecha panista, Joaquín Guzmán Loera, como miembro del elenco de multimillonarios del mundo, es sin duda parte de una estrategia de ese país para sacar raja de México ante un gobierno al que se ningunea en todos los ámbitos.

La visita a México de Michael Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, quien se entrevistó con los secretarios de Defensa y Marina de México para ofrecerles mayor cooperación "contrainsurgente", y las aseveraciones de Denis Blair, director de Inteligencia Nacional de ese país, en el sentido de que el Estado ha perdido control territorial, se inscriben en esa estrategia. Y la instrucción del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, de instrumentar en México un plan de negociación con los capos del narcotráfico, como en Colombia, sólo ratifica que ese plan está en marcha con mayor celeridad y claridad de lo que se puede pensar.

Desde hace tres lustros, con otro demócrata en la Casa Blanca, William Clinton, el gobierno de Estados Unidos había planteado a través de William Perry, entonces secretario de Defensa de ese país, que, además del económico y del político, era preciso establecer con México un tercer vínculo: el militar. Y este "tercer vínculo" está en marcha con fines obviamente intervencionistas y ante un gobierno sin agallas para hacerle frente. Por eso es previsible que ante la próxima visita de Barack Obama y Hillary Clinton, Calderón asuma una conducta tan falta de gallardía como la que exhibió Gómez Mont ante Garza Medina y sus otros patrocinadores.

Apuntes

Era previsible: El segundo perdón del Instituto Federal Electoral (IFE) a Televisa, que anticipa también el que próximamente se dará a Televisión Azteca, sólo confirma la condición facciosa de los consejeros electorales. Si un mes antes, el 13 de febrero, cinco de ellos votaron a favor de la argucia legaloide de sobreseer el proyecto de sanción, a propuesta de Marco Antonio Baños, ahora la adhesión la concitó Macarita Elizondo por afirmar que no hubo ninguna violación a la ley. Baños, entre cuyos planes está ser presidente del IFE, ahora fue el único de los consejeros que no abrió la boca. La misma conducta de omisión asumieron PAN y PRI, los partidos que controlan a los consejeros que están sometidos al poder de las televisoras.

Comentarios: delgado@proceso.com.mx

Francia y EU: ¿campañas contra México?
MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA

Ante sus "amigas y amigos" de la Americas Society y el Council of the Americas, el presidente Calderón se sintió en confianza para dejar salir su irritación, su enojo y denunciar una "campaña contra México". Se refirió a dichos e informaciones de funcionarios y medios de comunicación estadunidenses, a los que supone concertados para echar en cara a su gobierno incapacidad para controlar el país.

Y ellos obrar en consecuencia.Aunque ya era noticia vieja, a la que había dado respuesta el propio martes 10 su secretario de Gobernación, el jueves 12 Calderón aprovechó la reunión de empresarios y académicos estadunidenses para contestar, sin tener que citarlo por su nombre, a Denis Blair, director nacional de Inteligencia de Estados Unidos, quien aventuró que el gobierno mexicano ha perdido control sobre porciones de su territorio:"Es absolutamente falso, absurdo, que se señale que México no tiene autoridad sobre un punto del territorio nacional.".

Y con ánimo bravero, sin medir el riesgo de que se le tome la palabra, desafió: "Yo reto a quien diga eso, que me diga a qué punto del territorio nacional quiere ir, y lo llevo. Lo único que pido es que no venga de vacaciones, como parece que vienen algunos analistas a México".Notoriamente irritado, insistió en el desafío y en la incriminación al país vecino, por su sometimiento a las adicciones: "Yo lo que exijo es que vayamos, precisamente, al punto que quieran del territorio nacional para conocer el imperio del Estado.

Sí tenemos problemas, por supuesto, como los tiene también Estados Unidos, pero lo que tenemos nosotros es una firme determinación de terminar un problema que no ha sido creado en nuestro país, que sufre nuestro país como consecuencia de estar al lado del mayor consumidor de drogas en el mundo y del mayor proveedor de armas del mundo".Luego de ofrecer datos que abonan el buen resultado de su combate al narcotráfico, Calderón hizo otra alusión, esta vez a la revista Forbes, que incluyó en su elenco de las personas más ricas del mundo a Joaquín Guzmán Loera, El Chapo.

Sin citar la circunstancia concreta, la puso como prueba de que "se haya escalado una campaña, que parece que es una campaña contra México. Que la opinión pública, y ahora hasta las revistas, no sólo se dedican a atacar, a mentir sobre la situación de México, sino a exaltar a los criminales."En lo que en México consideramos incluso un delito, que es apología del delito. No me detengo en los detalles, quizá ustedes los conocen…"Y de allí pasó a denunciar la corrupción que priva en Estados Unidos, que "está carcomiendo… a la sociedad consumidora, que es la sociedad de los Estados Unidos".

Y a responder a acusaciones sobre la corrupción mexicana: "si con ese argumento vamos, de que el crimen existe dada la corrupción de las autoridades, lo cual es válido admitirlo, díganme ustedes cómo se explica un mercado tan grande de drogas, el mercado más grande del mundo, en Estados Unidos, sin la corrupción de ciertas autoridades en Estados Unidos.

Y yo quisiera saber qué autoridades del nivel que yo he puesto en la cárcel han sido siquiera investigadas en aquel país".La cólera presidencial llevó a su practicante a niveles probablemente impensados. Fue un error pedir el señalamiento puntual de un sitio donde se ejerciera la soberanía nacional, para que él llevara al señalante. Sin esforzarse mucho se puede pensar de inmediato en el triángulo –dorado le llaman quienes son dados a las metáforas fáciles– que forman los límites de Chihuahua, Sinaloa y Durango, donde el narcotráfico domina, por el miedo, por la fuerza de las armas, por complicidad con autoridades locales.

Difícilmente se atrevería Calderón a aterrizar en los picos de la serranía de esa comarca, y menos aun hacerlo en compañía de funcionarios o periodistas estadunidenses. El riesgo es incalculable y nadie debería exponerse a que se concretara.Ese jueves –aunque de un modo u otro abordó el tema, con ese enfoque, en los días precedentes y posteriores– Calderón se mostró hostil ante el gobierno de Estados Unidos.

No es que resurgiera el viejo antiyanquismo que, por hispanistas, afectó a los panistas tradicionales. Y no sé si se trata de una respuesta a hostigamientos que se han hecho explícitos y que llegan hasta a sugerir una actuación militar conjunta, o si se trata de un papel asignado, el que corresponde a su gobierno en una concertación que sólo se hará explícita en el momento en que ocurra. Lo notorio y evidente es que se fragua en los círculos de poder estadunidenses un estado de conciencia en que no cabe el ejercicio de un gobierno soberano, sino sometido, con el pretexto, o con razón, de la dificultad mexicana para encarar con éxito el combate a la violencia, quien quiera que sea quien la padezca (es que Calderón arguye, como si eso restara importancia al fenómeno, que los miles de muertes en los años recientes derivan de la guerra entre las bandas, como si fuera una consecuencia bendita que no debería preocupar a ninguna persona de bien).

Tal vez por su concentración en las nuevas exigencias de la vecindad con Estados Unidos, la diplomacia mexicana quedó pasmada ante la audacia arrogante del presidente Nicolas Sarkozy, aliado ideológico de Calderón a quien no vaciló, sin embargo, en colocar en un brete. Como quiera que concluya el episodio de la señora Florence Cassez, el gobierno de Calderón no cosechará lauros sino reproches. Si se acuerda el traslado de la reclusa francesa a su país, conforme a las bases legales que favorecen esa medida, Calderón aparecerá como sometido a una presión que su precariedad le impidió resistir.

Si la conclusión es que la señora Cassez se quede aquí, la opinión pública francesa, y con ella la de Europa en general, tacharán al régimen mexicano como salvaje, incapaz de comprometerse con su entorno internacional

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