11/17/2009

Los periodistas pal café....



Julio Hernández López: Astillero
El proceso de aprobación del presupuesto de egresos para el año en puerta ha dejado las cosas (aún más) claras. Ya ni siquiera habrá esfuerzos por disimular o engañar: las decisiones de asuntos públicos se tomarán conforme a la fuerza del que tenga el poder, con abierta exclusión de opositores y desvalidos. Si antes se intentaba aparentar equilibrios, consensos e integración, ahora la consigna es que cada cual se rasque con sus propias uñas legislativas y se atenga a las consecuencias de la implantación de la ley selvática del más fuerte.
En ese nuevo panorama rumbo a 2012, el candidato puntero en el priísmo, Enrique Peña Nieto, ha hecho valer la importancia de las piezas que previamente instaló en casilleros estratégicos del ajedrez del reparto del dinero público, particularmente la presidencia de la comisión de presupuesto y cuenta pública que oportunamente había sido asignada a un personaje absolutamente subordinado a las directrices del palacio toluqueño de gobierno, Luis Videgaray, amigo, encubridor y promotor del encopetado precandidato tricolor. Con la cuchara grande de Videgaray, Peña Nieto se ha servido abundantemente, tanto para su administración propagandística y electoralmente expansiva como para sus gobernadores aliados, erradicando cualquier ilusión de que la cámara federal de diputados pudiera actuar con cierto sentido básico de sobriedad y equidad: el dinero de todos ha de ser para unos cuantos que previamente instalaron fraudulentamente a los representantes populares que serían la mayoría numérica que actuaría facciosamente en San Lázaro.
El agandalle peñanietista significa agravio para los intereses del perredismo colaboracionista que apostó desde tiempo atrás por el calderonismo, pero ahora se ha topado estrepitosamente con que las decisiones importantes se toman en Toluca y no en Los Pinos. El PRD moderno, dialogante y civilizado, que se negó a hacer escándalo en los momentos tácticamente importantes porque confiaba en las vías institucionales de resolución de conflictos, se quedó como el perro de las dos tortas: ni defendió ardorosamente sus posiciones y puntos de vista (aunque anoche preparaba protestas de consolación, testimoniales) ni le dieron los recursos que esperaba para sus gobiernos estatales. Excluido totalmente del jaloneo por el presupuesto de egresos, marginado como nunca, ignorado y maltratado. Por ello ayer mismo, Carlos Navarrete, el presunto estadista que desde la presidencia del Senado transformaría a la nación, arremetió contra Peña Nieto, actuando en realidad ese perredista como la pieza de tablero que es de Manlio Fabio Beltrones, el jefe senatorial que ha sostenido ruda batalla interna con el gobernador del estado de México por las definiciones presupuestales. Navarrete, al igual que Jesús Ortega, otro adolorido declarante de ayer, protestan por lo hecho por Peña Nieto de la misma manera que estarían celebrando y justificando lo mismo si hubiera sido hecho por Beltrones: chuchismo fallido.
Al políticamente extinto Felipe Calderón (su decreto de autoliquidación lo firmó en las elecciones del pasado julio) no le queda sino un camino procesalmente trágico: vetar las decisiones de San Lázaro en materia del presupuesto de egresos. De llegar a ese extremo, el panista desfondado habría recorrido íntegramente el camino del fracaso en el círculo decisorio que abarca lo recaudatorio y lo presupuestal. No sólo habría naufragado su plan fiscal que con fanfarronería juraba que no tenía opción prevista (no había plan B, decían Calderón y Carstens), sino que en cuestión de egresos también habría quedado el ocupante de Los Pinos totalmente desplazado. Un tragicómico ejemplo de la inviabilidad calderónica lo da la presunta desaparición de tres secretarías de Estado que prontamente Felipe había anunciado como hecho irreversible en los consabidos anuncios de radio y televisión con los que suele convencerse a sí mismo de que la realidad es como él quiere oírla en espots y no como se presenta. El poder verdadero de este país, el priísmo legislativo, decidió que no tienen por qué cerrarse esas secretarías y les asignó recursos, al tiempo que los correspondientes a la operación de Luz y Fuerza del Centro eran enviados a otras partidas presupuestales, como si el asunto no tuviera aunque fuera hipotéticamente la posibilidad de ser corregido y revertido por el supuestamente soberano e independiente Poder Legislativo. Peor, imposible.
Astillas:
Martín Esparza y Javier Lozano tuvieron duelo dominical aritmético. El líder sindical asegura que la administración federal ha mentido en cuanto al número de trabajadores que han cobrado su indemnización (asunto que mediáticamente fue manejado al estilo Teletón, dando informes parciales en ruta hacia la meta fijada), mientras el secretario del Trabajo defiende la veracidad de sus datos e incluso ha asegurado, sin precisar la manera de hacerlo, que pueden ser auditados (es de entenderse que en lo inmediato, no a largo plazo, en escrutinios anuales). Y, sin embargo, se mueve... Ayer se realizó una Ciber Protesta Mexicana mediante la intrusión de mensajes de crítica social y política en algunos portales de empresas, escuelas y gobiernos municipales y estatales que en lugar de su diseño acostumbrado mostraron una pintura de la bandera nacional con la leyenda: Viva México ¡Cabrones! La protesta cibernética pacífica planteó, entre otras cosas: No queremos un país: donde la telefonía es controlada y monopolizada por una sola persona; recordemos que Telmex era de los mexicanos y ahora es de uno solo, el más rico del mundo; donde los funcionarios y servidores públicos tienen nexos con la mafia; donde las empresas públicas como CFE y Pemex se manejan como empresas familiares... Y, mientras arrecian las protestas contra Ulises Ruiz, como sucedió ayer en el marco de su quinto informe de desgobierno, ¡hasta mañana, en esta columna en espera de que sean denunciadas las empresas fantasmas que recibieron contratos durante el gobierno del panista Francisco Garrido en Querétaro!
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El viernes pasado, un juez federal dictó sentencia de 13 años de prisión al ex congresista demócrata William Jefferson. Fue hallado culpable de 11 cargos de corrupción, aparte deberá devolver al Estado 470 mil dólares que recibió como mordidas –maiceadas, las llamaríamos en México. Aunque no es raro que un político, o un empresario, como Bernard Madoff, sean llevados a prisión, este caso llamó especial atención porque la FBI encontró 90 mil dólares ocultos en el refrigerador del hoy ex diputado. No pudo explicar su origen (suma inmensamente inferior, por cierto, a los 200 millones de dólares en efectivo que fueron hallados en una residencia de Lomas de Chapultepec, en el escándalo de corrupción que liga al empresario Zhenli Ye Gon y al secretario de Trabajo, Javier Lozano). “La sentencia de la Corte reafirma el principio de que toda la gente –no importa cuál sea su título o posición– es igual ante la ley”, dijo el fiscal Mythili Raman. También es una llamada de atención a todos los funcionarios respecto a las consecuencias de aceptar mordidas. Cito la historia que se desarrolla en Lusiana porque en las últimas semanas hemos presenciado un espectáculo que, sin ser nuevo, resulta indignante por la situación de crisis que vive el país. Senadores y diputados –con sus excepciones– se convirtieron en marchantes de una serie de negocios que, en otra parte del mundo, merecerían ser investigados y, si hay delitos, deberían llevar al desafuero de los responsables y, eventualmente, a la aplicación de las penas que correspondieran.
Sospechosismos
Sobresalen tres casos. Primero: la agrupación civil Aliento denunció al diputado priísta Sebastián Lerdo de Tejada –casualmente socio de la firma de cabildeo LTG Lobbying México– por su presunta intervención en las gestiones que condujeron a bajar el impuesto que se pretendía imponer a la venta de cigarrillos, negocio que controla un duopolio: Cigatam y BAT. Segundo: el senador Pablo Gómez hizo pública la negociación por la cual eventualmente Televisa y otras empresas podrían dejar de pagar 5 mil millones de pesos en impuestos por las franquicias que reciban del gobierno para la explotación del espacio radioeléctrico de la banda ancha de tercera generación. El diputado priísta Jesús Alberto Cano Vélez, cercano al senador Beltrones desde que lo designara secretario de Planeación del Desarrollo y Gasto Público cuando fue gobernador de Sonora, jugó un papel central. Tercero: la arbitraria intervención de varios gobernadores –entre ellos Peña Nieto y el duranguense Ismael Hernández– presionando a sus diputados para que les soltaran más dinero supuestamente para financiar programas sociales. Y la opinión pública azorada, estupefacta, viendo cómo se reparte un botín de más de 3 billones de pesos, y horrorizada por la catarata de impuestos que se nos vendrá encima a partir del primer día de enero.
Con un reloj legislativo que los diputados manipulan que da gusto y que funciona a contrapelo del tic tac de los mortales, la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de San Lázaro aprobó, ayer en la madrugada y por unanimidad, el dictamen del decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2010. Tres billones 176 mil 332 millones de pesos esperan ansiosos el arranque formal del año nuevo para ser gastados y satisfacer a plenitud las urgencias de los mexicanos y las del país por ellos habitado.
¡Oh, maravilla virtual! El reloj de los mexicanos indica que los diputados descaradamente violaron la ley, al no aprobar en tiempo y forma el citado presupuesto (límite: media noche del 15 de noviembre), pero la creatividad de la clase política mexicana es inagotable: de la manga se sacó (en 2002, y con la decidida participación de Beatriz Paredes Rangel, actual dirigente priísta, según dicen) el citado reloj legislativo para manejar el tiempo (detenerlo o reiniciarlo) de acuerdo con sus necesidades, algo que ni en sueños pueden hacer los mortales.
Habría que imaginar lo que pasaría si los contribuyentes cautivos adujeran razones de reloj fiscal para no pagar, en tiempo y forma, el alud de impuestos que sobre sus espaldas dejaron caer los legisladores, tras la aprobación de la Ley de Ingresos 2010. Cuando los muchachos de la Secretaría de Hacienda tiraran la puerta del contribuyente moroso para exigir el cumplimiento de la ley, el pagador de impuestos tendría todo el derecho –en cumplimiento de lo dispuesto por los representantes populares– de mandarlos a paseo, porque su reloj (fiscal, salarial, sexual, biológico o el que se le ocurra en ese momento) está detenido, así que favor de no estar molestando. Y los enviados de Carstens cortésmente aceptarían la invitación de retirarse.
Pues bien, 20 horas después de que venció el plazo constitucional para aprobar el Presupuesto de Egresos de la Federación 2010 (es decir, las 19 horas del lunes 16 de noviembre, cuando se teclean estas líneas y el tecleador carece de reloj alguno para detener el tiempo en espera de la votación en el pleno), los inquilinos de San Lázaro ni siquiera se habían tomado la molestia de reanudar la sesión por ellos mismos pospuesta el pasado viernes 13, no obstante que la nueva cita consensuada se marcó para las 17 horas de ayer. A lo más que llegaron los heraldos de los gobernadores, disfrazados de legisladores, fue a palomear el dictamen del PEF en la citada comisión, porque el reloj legislativo se mantenía no detenido, sino en la congeladora.
Cuando menos ya hay dictamen, dirían los más optimistas, y con billonario monto. En efecto, 3 billones 176 mil 332 millones de pesos parece un mundo de dinero, y los mexicanos, gozosos, deben celebrar, porque a cada uno de ellos de ese monto le tocaría la fabulosa cantidad de 81 pesos con 33 centavos cotidianamente. Ni el Melate. Pero el problema comienza cuando se desmenuza el presupuesto, se conoce adónde va el grueso de los dineros, se reacomodan las cifras y se resta lo conducente. Así, una vez descontada la nómina burocrática (servicios personales), otros gastos corrientes, el pago de la deuda y otras menudencias, a cada hijo de esta gloriosa patria le quedan, en el mejor de los casos, poco más de 20 pesos por día, con los que gobierno y legisladores (que sin duda son excelentes administradores) aseguran garantizar el futuro venturoso (léase para vivir mejor) por ellos prometido en campaña.
Por los no muy lejanos días del debate parlamentario que llevó a la aprobación de la Ley de Ingresos 2010 (en esa ocasión para asaltar a los mexicanos no se vieron en la penosa necesidad de utilizar el reloj legislativo), algunos diputados sacaron a relucir su refinado castellano, y a los opositores del paquetazo económico advirtieron: ahora sí van a comer mierda ustedes, ¡cabrones!.
En ese entonces se comentó en este espacio que algunos puritanos pusieron el grito en el cielo por tan elevadas palabras, aunque en los hechos los autores de tal frase sólo pronosticaban (con mucho tino) el futuro inmediato, porque tras la aprobación del alud de impuestos, el incremento de precios y tarifas del sector público y el Presupuesto de Egresos de la Federación la única alternativa que dejaron a los mexicanos es, precisamente, seguir comiendo mierda, porque no dejaron para más, con o sin reloj parlamentario.
Lo anterior, desde luego, se aplica al grueso de mexicanos, pero no a quienes reparten y gozan del pastel de los dineros públicos. Todo indica que el nene de Toluca (mejor conocido como el góber engominado marca fábrica de los sueños) tuvo más fichas y, por ende, se llevó la mayor parte de la cobija presupuestal, pero que no se hagan ilusiones los habitantes del estado de México, puesto que esos recursos no serán destinados precisamente al bienestar y desarrollo de los mexiquenses. Recuérdese que las campañas políticas cuestan mucho, y más los promocionales en el canal de las estrellas, donde gratis ni las galletas.
Con una herramienta tan práctica como el reloj legislativo, no cabe duda de que tarde que temprano habrá Presupuesto de Egresos de la Federación 2010; no importa si se aprueba a mediados del próximo año, o más allá. Total, para efectos del tic-tac de San Lázaro siempre serán las 23:59 del domingo 15 de noviembre de 2009. Y cada uno de los mexicanos, en el mejor de los casos, tendrá sus 20 pesotes para vivir mejor en este golpeado y ofendido país en el que nunca pasa nada, aunque pase todo.
Aprobado el PEF 2010, comenzará el incumplimiento gubernamental. A un año de distancia se constata el avance de lo comprometido en el paquete económico 2009. En ese entonces, el inquilino de Los Pinos ofreció: crecimiento del PIB de 3 por ciento; inflación de aproximadamente 3.8 por ciento; tasa de interés promedio de los Cetes a 28 días de 8 por ciento; precio promedio de referencia para la mezcla mexicana de petróleo crudo de 80.3 dólares por barril y plataformas de producción y exportación de crudo de 2 millones 750 mil y un millón 336 mil barriles diarios, respectivamente; los ingresos totales aumenten a 5.7 por ciento real (del PIB) con respecto a lo aprobado en 2008; dentro de éstos, los ingresos petroleros serán superiores en 12.4 por ciento a lo aprobado para 2008 como resultado del mayor precio del petróleo.
Las rebanadas del pastel
¡Auch!, se mordió la lengua: resulta lamentable que quien fuera secretario general del sindicato (de Electricistas) recurra a la distorsión informativa para tratar de generar simpatía; el gobierno está actuando con absoluta seriedad, informando puntual y explícitamente lo que está ocurriendo en todos los órdenes (Javier Lozano Alarcón, cuentacuentos de la Secretaría del Trabajo).
cfvmexico_sa@hotmail.com - mexicosa@infinitum.com.mx
El campamento Villa Alpina de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro se encuentra a 3 mil 100 metros de altitud. Las temperaturas son bajas y el viento helado corta la piel. Ahí se da mantenimiento a las líneas de transmisión.
La barbacoa es infaltable en las celebraciones, sobre todo los 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe. Junto con la carne suelen cocerse elotes; imaginemos el sabor. También en el campamento del kilómetro 48, Villa Cuauhtémoc, se prepara barbacoa para celebrar. Onésimo Ruiz, liniero cuando se editó el libro Un toque de sabor (Compañía de Luz y Fuerza del Centro, 1999), comenta que en tiempo de aguas los caminos se ponen tan malos que ni a caballo podemos llegar, tenemos que ir a pie a algunos lugares. Considera que el borrego de campo, el más cimarrón es el más sabroso. Del animal se ocupa la pancita, la sangre, las vísceras, además de la carne.
Los charales y las carpas al horno son de lo más gustado entre quienes trabajan en la planta hidroeléctrica de Lerma, Tepuxtepec (Michoacán), según la grata investigación de María de los Ángeles Comesaña, en 1999.
En el campamento Lechería, el ingeniero Miguel Ángel Ávila, nacido en Acámbaro, Guanajuato, se especializó en hacer carnitas y sobre todo buches rellenos.
Margarita Ángeles Martínez de la centenaria planta hidroeléctrica y subestación de Juandhó en Hidalgo, comenta que en temporada, los escamoles son los favoritos. Cuando se hacían dobletes y tripletes de trabajo, Jesús Romero cocinaba para todos. Entonces las líneas transmitían una luz llena de sabor, gracias a su pollo a la Cerro Gordo, a su salpicón de caracoles y a su lomo a la cerveza.
Los chinicuiles, los pollos a la barbacoa o en penca, el mixiote de ajolote, el caldo de ancas de rana, el quiote con huevo, el conejo al chiltepín, la trucha empapelada, el caldo de habas, diversas recetas con hongos silvestres y los nopalitos navegantes son otras especialidades en campamentos como los de Teotihuacán, Tecocomulco, el del kilómetro 110, el de Malinalco, de Tres Marías y Capulín, y en la Planta Alameda. Los trabajadores cocinan con la misma creatividad con que suplen las carencias de herramienta y equipo.
Jorge Fragoso, quien trabajaba en el sector Cables Bolívar, creó los bistés a la cables que tiene más de 50 años de existencia. Se pueden preparar en las charolas que se usan para trasladar herramienta; se sirven para los festejos, como el que tendrá lugar cuando los integrantes de Luz y Fuerza del Centro regresen a su trabajo. Gracias a César Buenrostro por habernos regalado este libro hace tiempo.
marcri44@yahoo.com.mx
En el capítulo de las biografías sentimentales, políticamente correctas, el tercer largometraje del alemán Florian Gallenberger es particularmente emblemático. Durante la segunda guerra sino-japonesa (1937-1945), el ingeniero alemán John Rabe (Ulrich Tukur), funcionario afiliado al Partido Nacional Socialista y empleado de la empresa Siemens, se vuelve protector humanitario de 200 mil habitantes chinos en la ciudad de Nankin, asediada por los bombarderos nipones.
La alianza de facto entre Japón y la Alemania de Hitler brinda un buen margen de maniobra a Rabe para interceder por la gente que protege. En una escena crucial, durante un ataque aéreo a la población civil, el ingeniero coloca a muchos habitantes bajo una inmensa bandera nazi para resguardarlos de las bombas.
Un médico estadunidense antifascista (Steve Buscemi), renuente a todo trato con Rabe; una joven filántropa francesa (Anne Cosigny) y un joven judío alemán (Daniel Brühl), aceptan colaborar con él en una estrategia de mayor envergadura: la creación negociada de una zona de seguridad que proteja de renovadas incursiones militares a los 200 mil ciudadanos chinos.
La cinta está basada en el libro Un buen hombre de Nankin: los diarios de John Rabe, que recopila los diarios que el ingeniero escribió en 1937 y en los que detalla las dificultades para salvar a miles de personas durante las masacres de Nankin. Irónicamente, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el celoso protector de una raza considerada inferior fue apresado y sólo tiempo después pudo librarse del estigma de su condición de nazi para quedar reducido al silencio y al olvido hasta su muerte, en 1950.
Este héroe alemán del pueblo chino se ha vuelto, de modo inevitable, un nuevo Oscar Schindler, y el tratamiento fílmico a que somete su figura el alemán Gallenberger apenas se distingue del melodrama manipulador de la cinta de Steven Spielberg, La lista de Schindler, recuento de las hazañas humanistas de otro nazi arrepentido.
Sería absurdo reprochar al realizador alemán su recurso al melodrama para referir una historia real que contiene fuertes elementos de heroicidad y patetismo. Lo que sí resta fuerza y trascendencia a la película es su apego a convenciones narrativas y a un manejo de personajes y situaciones que raya en la obviedad y en ocasiones en el mal gusto.
¿Habría perdido impacto dramático la cinta sin la truculencia de exhibir cabezas cercenadas y cuerpos descuartizados de las víctimas de la ferocidad japonesa? ¿El catálogo de infamias, vuelto espectáculo, añade alguna calidad al trabajo? ¿Se aceptaría la barbarie mostrada en Noche y niebla, de Alain Resnais, sobre los campos de exterminio nazi, o La sangre de las bestias, de Georges Franju, sobre la faena de los mataderos en París, en otro género que el documental? Detallar de modo complaciente el horror de una masacre en una cinta de ficción sólo puede ser signo de pobreza moral o de ignorancia.
Florian Gallenberger desvirtúa sus mejores intenciones con los alardes de una gran producción y la penuria de un punto de vista en deuda con lo más trillado del cine hollywoodense.
carlos.bonfil@gmail.com

Hambre: cumbres mundiales, nulos resultados
Con nuevos llamados a reducir el número de personas que viven con hambre en el planeta arrancó ayer en Roma la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria. En un documento titulado Declaración final de Roma, los representantes gubernamentales ante la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) fijaron nuevos principios en la materia: la necesidad de invertir en planes nacionales para canalizar recursos a asociaciones y programas bien diseñados y basados en resultados; el fomento de la coordinación nacional, regional y mundial para fortalecer la gobernabilidad, promover una mejor asignación de recursos, evitar la duplicación de esfuerzos y dictaminar la insuficiencia de propuestas; la instauración de medidas directas para ayudar a los individuos más vulnerables a eludir el hambre, y de programas agrícolas y desarrollo rural sustentables de mediano y largo plazos; mejorar la eficiencia y capacidad de respuesta de las instituciones multilaterales y garantizar el compromiso de los países que pertenecen a la FAO para invertir en agricultura, seguridad alimentaria y nutrición. Por último, los firmantes acordaron implantar medidas orientadas a que deje de aumentar el número de personas que sufren hambre, malnutrición e inseguridad alimentaria.
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El Correo Ilustrado
Sobre grados de desvergüenza
Es ya inaceptable el grado de desvergüenza que alcanzan los integrantes tanto del Poder Ejecutivo como del Legislativo, quienes se jalonean el presupuesto para el siguiente año. Sin embargo, tales discrepancias son por quiénes se quedarán con la mayor tajada del robo que nos acaban de recetar en la Ley de Ingresos para 2010, y no por cómo beneficiarán al pueblo (que, en teoría, somos los representados de los legisladores y en favor de quienes deberían trabajar).
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Dicen que sólo el hombre tropieza dos veces con la misma piedra. Pues a las vistas, el señor Calderón gusta mucho de ese deporte. Hace tres años declaró una guerra sin cuartel a las bandas criminales asociadas a multitud de delitos, el más conspicuo: el narcotráfico. Ahora le declara igual tipo de guerra al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), y ha repetido hasta la saciedad que no habrá marcha atrás. En el entretiempo ha habido múltiples ejemplos más, dignos de otra nota.
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La liquidación de Luz y Fuerza del Centro (LFC) y con ello el despido de sus trabajadores, fin del contrato colectivo y del histórico Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), significa un cambio en la correlación de fuerzas sociales, políticas y económicas.
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Carlos Castillo Peraza nació en Yucatán en 1947 y falleció inesperadamente en Alemania en el año 2000. Como tantos otros yucatecos, fue un hombre culto, brillante y un apasionado genuino por el futuro de México. Era grato hablar con una persona con la que uno podía tener diferencias abismales y, al mismo tiempo, conservar una empatía básica ciudadana. Era un católico tolerante y moderno, aunque para un laico resultaba evidente que sus dogmas religiosos no podían sino trozar su intenso tesón por la racionalidad política. Ello fue evidente durante su penoso papel como candidato.
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Terminó el plazo que el gobierno federal dio para liquidar a los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro (LFC) ofreciendo un bono extra. Aunque sigue la disputa por las cifras, los resultados no son buenos para la administración de Felipe Calderón: los empleados que aceptaron indemnizarse son poco más de la mitad de la plantilla. Apenas unos cuantos seguidores más de los que votaron por la planilla del disidente Alejandro Muñoz en los pasados comicios sindicales.
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La recepcionista de mi pensión en Roma, donde estamos alojados muchos participantes en el Foro de los Pueblos por la Soberanía Alimentaria, me preguntó si podría atender a una señora africana que andaba un poco despistada. No hablo ni francés ni inglés, pero ella supo hacerse entender en portuñol. Hortensia, que así se llama, quería saber cómo llegar al lugar donde se celebra este foro pensado por la sociedad civil para que sus pensamientos lleguen a la cumbre oficial de jefes de Estado sobre seguridad alimentaria que se celebra del 16 al 18 de noviembre. Así que caminamos juntos hacia el antiguo matadero de Roma, donde en cuatro grandes carpas blancas se reúnen 650 delegados y observadores: 350 mujeres y 300 hombres. Para Hortensia todo era un estreno: primera vez que voló en avión, primera vez que viajó fuera de Congo Brazzaville, y primera vez que tomaba el Metro. Poco más pudimos hablar en el trayecto. Una vez que llegamos había tanta gente, buenas amigas y amigos, que perdí de vista a Hortensia. Seguro que sabría desenvolverse, pensé.
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Los cárteles políticos dominantes han construido en la Cámara de Diputados el blindaje financiero de sus plazas fuertes. Creen que, al hacer acopio de enormes presupuestos aplicables a la compra de votos, sus posiciones estatales, municipales y legislativas serán inexpugnables. Priístas y panistas han dispuesto de los dineros públicos no para propiciar la reactivación de la economía ni para crear empleos ni para combatir la pobreza ni para cimenetar el desarrollo, sino para garantizar los privilegios de sus respectivos funcionariatos, incluido, por cierto, Felipe Calderón, a quien el PRI, habiendo podido hacerlo, no le recortó a la mitad los dineros que consume, y que podrían ser llamados inútiles si no fueran empleados en forma tan peligrosa.
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En estos días que se discute –y quizá se haya aprobado ya– el Presupuesto de Egresos en el que se definirá la suerte de la educación superior y la ciencia para 2010, tuve la oportunidad de leer el artículo: Un Futuro para México, de Jorge G. Castañeda y Héctor Aguilar Camín, publicado en el número más reciente de la revista Nexos. En uno de sus apartados abordan el tema de la educación superior. Me llamó la atención la referencia que hacen a lo que denominan “… el mito de la autonomía”.
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Mi nota pasada, dedicada en parte a los murales de Rafael Cauduro, se publicó acompañada de una excelente fotografía de Carlos Ramos Mamahua que destaca el asunto de las líneas de fuga aceleradas.
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Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
Refundar la República III
Primero, habría que partir de la hipótesis de que hay millones que la intuyen, muchos miles que la desean; cientos que la ven como absolutamente necesaria y cada vez más que la plantean como una prioridad impostergable.
Luego, reconocer que será una labor extraordinariamente complicada e ingrata. Primero porque enfrenta y seguirá enfrentando una tenaz, obsecada e interesada resistencia de parte de todos aquellos que quieren que nada cambie. Que todo siga igual, porque siguen siendo beneficiarios del actual estado de cosas. Los mismos que presumen una congruencia histórica a toda prueba: siempre con los más poderosos. Quienes todavía no entienden que no se trata de tachar o palomear tal o cual ideología, sino de construir una vía de desarrollo propia y nueva sobre la cual pueda transitar el país en el cortísimo, mediano y muy largo plazo. En pocas palabras la construcción del futuro común.
Como ha dicho en estas mismas páginas el maestrísimo Alfonso Zárate: “El hecho de haber llegado a condiciones límite en distintas áreas reclama la adopción urgente de medidas de gran calado, no nuevos paliativos ni salidas coyunturales. Para delinear un proyecto de país es imperativo… identificar las fortalezas reales o potenciales de México en un escenario de economías globales… la ruta que nos permita avanzar en el menor tiempo posible hacia metas definidas con claridad y realismo… Pero la construcción de un acuerdo nacional reclama dotar de contenidos al discurso; definir sus grandes objetivos, convocar a los participantes, establecer tiempos y método y hacerlo ya”. Ni más ni menos.
Por desgracia, como hemos dicho, esta convocatoria ya no la puede hacer el presidente Calderón. De hecho, fracasó con aquel esperanzador mensaje del 2 de septiembre, que muchos le reclamaron que tuviera un retraso de tres años. Y apenas hace unos días cuando insistió en una convocatoria para acordar una nueva ruta económica para el país.
Para nadie es un secreto que no hubo precisamente respuestas entusiastas a ninguno de los dos llamados. En sentido contrario, hay una pugna cada vez más evidente con los señores del dinero, destinatarios naturales de estos exhortos.
La otra posibilidad de una convocatoria de gran alcance parece también descartada: un Congreso que, en lugar de elevar el nivel del debate nacional, se ha convertido en un garito de matanga dijo la changa.
Vuelvo a coincidir con Zárate: sólo nos quedan las principales instituciones generadoras de cultura y conocimiento. La cosa va por ahí.

1 comentario:

  1. Acabo de descubrir su blogger, muchisimo exito en esta publicación, ¡Esta Padrisima!
    JCNG.

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