12/11/2009


Se busca a Beatriz Paredes

Francisco Martín Moreno

Todos te creíamos afortunadamente feminista y ahora trabas una alianza macabra en contra de las de tu sexo para convertirte en cómplice del panismo retardatario, del yunquismo, del vergonzoso sincretismo amoral y pérfido.


Amo a Bruto pero amo más la verdad

W. Shakespeare. Julio César

¿Y Beatriz Paredes? ¿Dónde está la feroz abanderada de los derechos universales del hombre, la luchadora social por definición? ¿Ya no eres luchadora social? ¿Qué eres entonces..? ¿El poder acabó con tus ideales? ¿Dónde quedó o qué quedó de la Beatriz con la que todos soñábamos y a la que todos idealizábamos?

Te erigiste de la nada y ahora resulta que te has sepultado otra vez en la nada. Te has atrevido a suscribir un pacto secreto con el diablo, es decir, con la Iglesia católica mexicana, la enemiga más siniestra de México. ¿Es cierto, o son las habladurías de este pueblo invariablemente traicionado, que de niña sufriste los horrores de la marginación, el dolor de la miseria, del analfabetismo y del hambre y ahora, en lugar de defender a los tuyos, de salir a protestar por los derechos perdidos de tu gente, te has convertido aviesamente en defensora de los intereses clericales? Beatriz, ¿dónde estás Beatriz?

¿Eres la vocera camuflada de la reacción, de la hermosa reacción que nunca duerme y que ha sojuzgado perversamente a los mexicanos sepultándonos en una inútil y no menos frustrante resignación? Si eras una liberal de sólido y fino cuño, una juarista convencida, ¿qué haces entregándote a los intereses clericales?

¿Ya tampoco eres juarista? ¿Abandonaste el laicismo? De tu sorprendente posición en contra de la maternidad voluntaria, ¿ahora también lucharás por una educación religiosa en las escuelas? ¿Te sumarás también a la derogación del artículo tercero y le darás al clero una televisión de alcance nacional para hundir aún más en el atraso a este México acorralado sin opciones ni soluciones? ¿Sabes qué es lo peor? Todo vuelve a ser posible proviniendo del PRI, tu eterno partido proteico. Nada ha cambiado. Quienes votaron por Marcelo Ebrad o Ebrard, o como se llame, tenían razón.

Él ha defendido, de casualidad, a las mujeres humildes, porque la opción de la suspensión voluntaria del embarazo que él tuvo que apoyar ni siquiera fue una iniciativa de su causa, sino del lamentablemente desaparecido PSD. Las niñas ricas se van a Houston… La realidad es que en el DF, quiéranlo o no, existe respeto a una decisión íntima y personal de las mujeres: su derecho a ser madres según lo dispone el artículo 4 de la Constitución, disposición a la que a se ajustó el año pasado la Suprema Corte de Justicia de la Nación: “Toda persona tiene el derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos”.

Tu posición políticamente suicida va en contra de lo dispuesto por nuestra Carta Magna: obligas a las mujeres, a las de tu propio género, a ser madres, aun en contra de su voluntad. No te creo, Beatriz: la ambición te ha extraviado y, como bien decía Aretino: la ambición es el estiércol de la gloria… Las mujeres y no sólo ellas, te han de cobrar muy cara tu felonía y tu indigerible mendacidad.

Todos te creíamos afortunadamente feminista y ahora trabas una alianza macabra en contra de las de tu sexo para convertirte en cómplice del panismo retardatario, del yunquismo, del vergonzoso sincretismo amoral y pérfido. ¿No sabes que desde 1973 cuando se legalizó el aborto en Estados Unidos empezó a desplomarse la delincuencia al dejar de nacer niños antisociales, marginados, seres no deseados, no amados, rechazados, resentidos, llenos de rencor y de odio, dominados por unos apetitos de venganza anónima y sepultados en resentimientos al haberse desarrollado en los andenes de los subterráneos de la ciudad o en cañerías o letrinas?

Hoy en 17 estados de la República, gracias a ti y a tu partido, el que gobierna lamentablemente a la mayoría de los mexicanos, ¡horror!, el aborto ha sido penalizado con cárcel aun en los casos de flagrante violación.

¿Qué tal cuando desquiciaste el sistema tributario y enriqueciste a las grandes corporaciones con devoluciones gigantescas de impuestos al oponerte al IVA en medicinas y alimentos? ¿Qué tal cuando te negaste a la apertura energética con la que se podría rescatar a millones de mexicanos de la miseria?

Debajo de tus huipiles nacionalistas se esconden los hábitos de la reacción, de los poderosos enemigos de las más grandes causas de la nación. Has perdido la confianza de millones de mexicanos.

Dios te ampare, si existe…

fmartinmoreno@yahoo.com

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