A 200 años, las condiciones sociales para mexicanas no mejoran
Ningún festejo para mujeres por Bicentenario y Centenario
Por Anayeli García Martínez
México DF, 18 ene 10 (CIMAC).- Las mexicanas no podemos hablar de un país libre cuando se siguen violentando los derechos humanos, políticos, ciudadanos, económicos y culturales. La reflexión es acerca de cómo debe responder el Estado a las y los ciudadanos, afirmó Martha Sánchez Néstor, integrante de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas.
En el marco de la presentación del número 31 de la revista Desacatos “Reivindicaciones étnicas, género y justicia”, editada por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), la activista dijo a Cimacnoticias su opinión sobre el significado del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución para los pueblos indígenas, en especial para las mujeres.
¿A 200 años de ser un país independiente, que significado tiene para las mujeres las conmemoraciones de este 2010?
Para miles de mujeres no es una celebración como tal, es una fecha importante en cuanto a nuestro sentimiento como mexicanas, como parte de una nación. En tanto estamos trabajando para que seamos tomadas en cuenta como tal.
El sentir de las mujeres en este contexto es mirarnos como luchadoras, que construimos diariamente nuestra vida en este país, buscando ser vistas como humanas.
¿A esta distancia cuáles son los retos que consideras todavía se tienen que enfrentar?
Son muchos los retos. Pese a que en nuestro país no se quiere seguir hablando de pobreza, seguimos hablando de ella y de violaciones a los derechos básicos. Las mujeres ocupan los más altos índices de marginación y analfabetismo, la muerte materna sigue existiendo. Son las mismas situaciones: desempleo, decadencia del sistema de salud, decadencia política, económica. no hay mejoras.
¿Para un desarrollo real de las mujeres qué hace falta por parte del Estado, las académicas, activistas e indígenas?
Para ser realmente libres y soberanos falta mucho, las mujeres nos vemos, no llorando, sino forjando conocimiento desde el poco acceso a la educación, no darnos por vencidas al buscar nuestras propias formas de generar economía comunitaria; transmitiendo valentía, conocimiento y capacidad de lucha para mejorar nuestras condiciones personales y familiares.
No hay una mano extendida de las mujeres esperando del Estado mexicano. Las condiciones de vida digna, las estamos forjando todos los días y creo que hay que reconocer a las mujeres del pasado pero sobre todo fortalecer una cultura de respeto pleno a los derechos fundamentales de las mujeres de hoy.
¿Compartes la visión de que para las indígenas mexicanas la Conquista significó una constante violencia y que la Independencia reivindicó sus derechos?
Comparto el dolor de las mujeres. Cuando hablo con mi abuela y me cuenta de su mamá, veo un hilo conductor de violencia hacia las mujeres. Después de la Independencia, la Revolución y a esta distancia veo que las mujeres siguen siendo oprimidas y marginadas individual y colectivamente. Siempre estamos en el último lugar.
Sabemos que la historia la escriben quienes tienen la pluma, las condiciones y el acceso el poder, hoy escribe muchos otros. Sin embargo, ese famoso encuentro de dos mundos fue relatado por hombres por ello no se les dio reconocimiento a las mujeres.
La lucha armada buscaba la liberación, un nuevo país, y aunque las mujeres fueron tomadas como objeto y se les violentó, ellas contribuyeron, y jugaron un papel fundamental en esa búsqueda de libertad.
A pesar de los avances de las mujeres, hay carencias y retrocesos, ¿a qué se debe?
Hace falta que el Estado reconozca las violaciones de los derechos humanos, individuales, colectivos y el derecho las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. En muchos temas, como el aborto siguen decidiendo los políticos y la iglesia, auque ahora “desde una visión más moderna”.
Como integrante del Consejo Ciudadano por los derechos políticos de las mujeres ¿cómo calificarías la participación política de las mujeres, las renuncias de algunas de ellas cuando llegan al poder y en general las cuotas de género?
La renuncia es una traición al proceso de la reivindicación de los derechos ganados. Es una traición no sólo de los partidos políticos, también de las mujeres que se prestan a este juego. Creo que los partidos sólo tratan de cumplir con una cuota y no tienen propuestas con visión de género, no tienen ningún interés por alcanzar la igualdad entre mujer y hombre.
Hay una falta de liderazgo, de ciudadanía, de verse como mujeres con derechos. A pesar de la manipulación de las cuotas de género no creo que deban desaparecer. En resumen, la participación política de las mujeres, es una lucha de poder.
Finalmente la también coordinadora de la Alianza de Mujeres Indígenas de Centroamérica y México, concluyó que se debe desenmascarar este país.
Y mientras el Estado Mexicano siga promocionando su discurso del Bicentenario y el Centenario, con un supuesto respeto a la democracia, la paz y la libertad, las mujeres no debemos dejar de alzar la voz para denunciar las violaciones a nuestros derechos humanos.
10/AGM/LR/LGL
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