Lydia Cacho
Plan B
Hombres abandonados
Una pareja se detiene en la carretera del sureste, escucha ruidos y al acercarse a la selva baja ve lo que parece una persona herida. Llaman a la Cruz Roja y se rescata a un hombre de 70 años sucio, enfermo y plagado de garrapatas. La senilidad le impide recordar desde cuándo fue abandonado por su hijo. Había sido llevado a la selva para que muriera en ella, a falta de recursos o ganas de tolerarlo. Terminó en un hospicio de monjas.Hasta la década de los 70 México mantenía la cultura de las familias amplias integradas en que abuelas y abuelos participaban, eran cuidados y respetados por hijas e hijos. Sin embargo los patrones culturales han cambiado y ahora millones de familias abandonan o maltratan a las y los ancianos. En nuestro país existen siete millones de personas con más de 60 años de edad (7% de la población total). Cierto que disminuyó la tasa de natalidad y aumentó la esperanza de vida, que actualmente es de 72 años, pero hay diversos factores de los que nadie habla respecto a las personas adultas mayores.
Tres de cada cuatro ancianos abandonados en las calles u hospitales son varones. Quizá porque las ancianas, que aún cocinan y cuidan nietos, son más útiles que los viejos para la familia. En algunos casos la soledad en la vejez es el precio a pagar por los hombres que decidieron “ir por cigarros” y no volver. En otros hay evidencias de que fueron padres maltratadores, abusadores sexuales o alcohólicos. Conforme la sociedad revela y desprecia esas iniquidades, la gente se atreve a tomar distancia de los abusadores. Hace dos décadas a los patriarcas se les perdonaba y aguantaba todo y el maltrato se consideraba un asunto privado en el que ni ley ni Estado intervenían. Igualmente algunas de las ancianas abandonadas fueron madres crueles y maltratadoras cuyas hijas e hijos, nacidos en los 60, huyeron de casa para no volver. El 80% de quienes cuidan a las personas mayores son esposas, hijas o nietas. No hay cultura de participación masculina en lo doméstico, ni en cuidado de los otros.
Sólo tres de cada 10 adultos mayores que trabajan tienen un salario. No hay una preparación para la vejez; encima la depresión después de la jubilación es una enfermedad de proporciones epidémicas. El desprecio a los adultos mayores no se da sólo en la pobreza; los países con más altos índices de malos tratos perpetrados por familiares y cuidadoras son Australia, Canadá, Estados Unidos, Inglaterra y España. Las familias más conservadoras, ricas y religiosas abandonan a sus ancianos en asilos. No es un asunto de conservadurismo o familia tradicional, sino un cambio amplio de patrones socioculturales.
Aquí se revelan las consecuencias del abandono y la violencia familiar. Además, en la medida en que la cultura centra su adoración por la juventud y el individualismo superfluo, se olvida del potencial educativo y participativo de las y los ancianos. Para el 2025 habrá 17 millones de personas mexicanas con más de 60 años; para el 2050 serán una de cada cuatro. Lo más probable es que, para entonces, usted sea una de ellas. ¿Qué trato espera recibir? ¿No le gustaría vivir una vejez digna y participativa?
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