7/31/2010

Advierte directora regional de UNIFEM

Falta solidaridad de empleadoras con trabajadoras del hogar en AL

Por Guadalupe Cruz


México, DF, 30 jul 10 (CIMAC).- En México y América Latina persiste la resistencia del poder Legislativo para regular el trabajo doméstico remunerado, y también la falta de solidaridad entre mujeres empleadoras para con las trabajadoras del hogar, señaló Ana Güezmes, directora Regional del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM).

En entrevista, Güezmes refirió que en las legislaciones latinoamericanas, en las que el trabajo doméstico “sigue considerándose un trabajo de segunda, de tercera y hasta de quinta categoría con más jornadas de trabajo, no se respeta el salario mínimo, ni las vacaciones”. A pesar de que, cada vez en mayor número, las trabajadoras del hogar organizadas buscan acciones políticas efectivas, persiste la resistencia por parte del Legislativo, ello se debe a que no lo valoran, no lo reconocen como un trabajo y por ello se rehúsan a otorgarle “características mínimas de trabajo decente” en las leyes. Como en México, las trabajadoras del hogar latinoamericanas han buscado la regulación de esta actividad por más de una década sin tener éxito. En algunos casos, “se han logrado algunos derechos como la jornada laboral establecida, vacaciones, pero siempre son la mitad de los derechos que una esperaría”.

La resistencia de las y los legisladores tiene que ver con la desvalorización del trabajo doméstico en general, ya que a pesar de que las mujeres ingresaron al mercado laboral y expandieron su participación política (todavía con muchos desafíos), la carga de trabajo “invisible” en los hogares, no cambió. Para poder conciliar el trabajo doméstico con el remunerado, las mujeres recurrieron a diversas formas, una de ellas fue delegar el tema del cuidado en el trabajo remunerado, “mal remunerado y normalmente desarrollado por mujeres pobres, migrantes e indígenas”. En este sentido, Ana Güezmes aseguró que “todavía hace falta solidaridad entre mujeres, como empleadoras, ya que muchas hemos podido avanzar profesional o laboralmente porque basándonos en el trabajo doméstico remunerado”. Esta labor debe ser una actividad reconocida, valorada y con los mismos derechos que para el resto de las trabajadoras, para quienes se ocupan en ella.

CONVENIO OIT

Para avanzar en la consolidación de sus derechos, “esperamos que de alguna manera el convenio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el trabajo doméstico remunerado, empuje de manera más rápida los derechos económicos, sociales y laborales de las trabajadoras domésticas. Al respecto, la directora regional de UNIFEM señaló que los países miembro tienen que ratificar, pero en tanto se concreta la ratificación, el convenio, que acordó crear la OIT el pasado 5 de junio, genera “un pensamiento internacional, un cuerpo jurídico mundial, que da pauta para evidenciar los avances y retrocesos de las naciones en el respeto de los derechos laborales de las trabajadoras”.

Por ejemplo, añadió, se podría conocer cuánto cumplen las legislaciones con lo dispuesto en el convenio y con cuánto no, y dar a conocer a organismos como la Convención de Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. “El Convenio, que acordaron crear patrones, gobiernos y trabajadoras, durante la 99 Conferencia internacional de la OIT, tiene dos caminos: el ideal es que los gobiernos lo ratifiquen, un segundo camino es que la sociedad civil lo apropie en sus instrumentos de monitoreo”, mencionó.

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