Rojas y Paredes. Advertencia.
Jesús Cantú
MÉXICO, D.F., 28 de julio.- Los triunfos de las coaliciones PAN-PRD en Oaxaca, Puebla y Sinaloa restablecieron la competencia electoral, pero sepultaron la posibilidad de lograr acuerdos para aprobar las iniciativas de reformas aún pendientes en el Congreso de la Unión. Entre ellas, la reforma política.
En enero de este año, cuando se concretó la primera de las alianzas electorales entre las fuerzas de derecha e izquierda, la dirigencia priista advirtió que eso ponía en riesgo la gobernabilidad del país.
La dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes, señaló que la coalición era un desatino, pues deterioraba “la relación con quienes representamos la fuerza mayoritaria”. Después, el coordinador de los diputados priistas, Francisco Rojas, en entrevista publicada en el diario Reforma el 18 de enero, destacó: “Es de asombro cuando vemos al partido en el gobierno dispuesto a empeñar la gobernabilidad del país por simples afanes electorales”. Precisó que las alianzas ponían en riesgo los acuerdos en el Congreso “porque, cómo vamos a construir acuerdos y consensos cuando estamos viendo que la única obsesión que tienen es derrotarnos... tendremos que actuar en consecuencia porque nosotros también vamos a construir nuestras propias mayorías y vamos a tomar nuestras propias decisiones, sin pensar en los consensos”.
Más adelante, cuando se conoció el acuerdo firmado entre las dirigencias del PAN y el PRI –donde el entonces secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont firmó como testigo– el diputado Héctor Pablo Ramírez, cercano al gobernador oaxaqueño Ulises Ruiz, declaró: “Desde ahorita lo advertimos: no pasará ninguna iniciativa de Calderón en el Congreso, ni en lo político, ni en lo económico, ni en lo electoral. A partir de ahora la fracción parlamentaria del PRI tomará con muchas reservas la relación con el presidente de la República”.
Las amenazas se concretaron en el segundo periodo ordinario de sesiones del Congreso, del 1 de febrero al 30 de abril de este año, cuando los principales proyectos se quedaron congelados.
Una vez que las coaliciones tuvieron resultados favorables en las elecciones del 4 de julio, los priistas volvieron a dejar sentir su descontento. Ese día Beatriz Paredes advirtió que había que revisar el papel que el gobierno federal jugó en los comicios, para evitar involuciones en el proceso democrático, y advirtió que hay que legislar para evitar que las delegaciones de las dependencias federales se usen para apoyar a los candidatos del blanquiazul.
Al día siguiente Ulises Ruiz, en entrevista con el periódico Reforma, señaló: “Hay que hacer una evaluación de la relación con el gobierno (...) porque deben entender que las estrategias de alianzas y de campañas negras polarizan a la población, enfrentan a los ciudadanos y no se debe permitir este tipo de situaciones”. Y adelantó que la negociación del presupuesto de 2011 será un buen momento para modificar dicha relación, pues recordó: “Ellos hicieron acuerdos, no los cumplieron. Va a ser muy difícil la relación en este momento, en la construcción del presupuesto, para tratar de hacer acuerdos con quien no cumple”.
Ante la posibilidad de que PAN y PRD concreten coaliciones en las cinco entidades (Guerrero, Baja California Sur, Coahuila, Estado de México y Nayarit) donde habrá elecciones para renovar gubernaturas el próximo año, Paredes ya advirtió: “Ojalá haya un comportamiento a la altura de las circunstancias. Creemos que el ambiente propiciado por el partido en el gobierno, por el dirigente del partido en el gobierno, es de descalificaciones, de guerra sucia... la guerra sucia como método es una estrategia que le ha hecho mucho daño al ambiente político mexicano y mucho daño a la democracia”.
Pero a juzgar por las declaraciones de los dirigentes nacionales del PAN y del PRD, las alianzas seguirán. De ser así, los comicios interferirán con los próximos dos periodos ordinarios del Congreso de la Unión, lo que prácticamente congelaría las principales iniciativas de reformas.
Las elecciones para gobernador de Guerrero se celebrarán el domingo 30 de enero y, de acuerdo con la legislación electoral de esa entidad, cualquier coalición tendría que concretarse a más tardar el último día de septiembre, con lo cual la parte más ardua del proceso de negociación tendrá lugar durante el primer periodo ordinario de sesiones, del 1 de septiembre al 15 de diciembre de este año.
El segundo periodo ordinario se iniciará el 1 de febrero de 2011, dos días después de la jornada electoral en Guerrero y cuando estarán en marcha las negociaciones para concretar la coalición en el Estado de México, que debería registrarse a más tardar el 22 de marzo. Si se opta por la vía de una candidatura común, se tiene que concretar el 16 de abril para poder participar en la elección del domingo 3 de julio de 2011.
Así, la disyuntiva del presidente Felipe Calderón es dar su visto bueno para que se negocien las alianzas electorales que le permitirían a su partido llegar con posibilidades reales de triunfo a las presidenciales de 2012 o bien, ceder a las presiones tricolores: cancelar las coaliciones de cara a las elecciones de 2011 –al menos la del Estado de México– y sacar adelante alguno o algunos de sus proyectos de reformas legislativas.
Hasta hoy Calderón ha privilegiado la apuesta electoral y todo parece indicar que lo hará nuevamente.
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