Silmar Jiménez
Madrid, 21 dic (11). AmecoPress. Lo que se ha querido tipificar como un Síndrome, sin ningún tipo de base científica -a decir de las personas expertas- es motivo de posiciones enfrentadas entre la comunidad médica y la comunidad jurídica. Se utiliza para tomar decisiones acerca del futuro de hijos e hijas de parejas divorciadas pero ¿quiénes son los sufren las consecuencias? ¿por qué se aplica un concepto que no cuenta con la rigurosidad del método científico para su comprobación? ¿qué pasa con las propuestas de custodias compartidas?
Nuria lleva cuatro años separada de su ex marido, la guardia y custodia de sus hijas, pre adolescentes en el momento de su separación, le fue otorgada a este por haber ella abandonado el hogar familiar. Para poder ver a sus hijas debe hacerlo durante una hora, pero no le hablan y si por alguna casualidad se encuentra a alguna de ellas en la calle, le voltean el rostro…
Ana tiene 17 años, desde los cinco fue abusada por su progenitor. Así le contó a su madre, quien al separarse de su padre argumentó el abuso hacia su hija menor como una de las causales de divorcio y para tener la guardia y custodia de la misma. Pero una jueza decidió que la madre buscaba perjudicar a su expareja por lo que dejó a la niña en manos de su padre. La adolescente a los trece años decidió fugarse de casa… Son solo ejemplos supuestos, ejemplos creados a partir de testimonios de personas que sufren cuando se alega el Síndrome de Alienación Parental SAP en un proceso de separación.
Haciendo memoria
Vale la pena recordar que el Síndrome de Alienación Parental o SAP, fue el hallazgo del psicólogo norteamericano Richard Gardner en 1985 quien alegó que durante procesos de litigo por custodia de menores, uno de los progenitores –generalmente la madre- manipula a los hijos o hijas contra el otro progenitor al punto que estos llegan a sentir un rechazo profundo hacia ellos hasta llegar a acusarlo de violencia sexual.
Para muchos esto es así, para otros como las autoridades norteamericanas, la Organización Mundial de la Salud, la Asociación Americana de Psiquiatría, Asociaciones de Profesionales de la Psicología de EEUU, y la Asociación Nacional de Fiscales de EEUU entre otras que se han unido en la lucha desde hace ya casi diez años por erradicar este argumento de las prácticas judiciales.
A España llegó el SAP hacia el año 2000 y se ha ido quedando, en concordancia con la promulgación de la Ley Integral Contra la Violencia de Género. Ameco Press habló con la doctora Sonia Vaccaro, psicóloga y psicoterapeuta, quien explicó que se produjo el ‘Baglash’ o “el rebote del patriarcado cuando se hace un avance en materia de derechos de la mujer”.
Esta persona experta en casos de violencia de género aclaró además que el SAP no puede ser considerado una patología, no obstante los jueces lo usan para dictar sentencia en casos de custodia “y ya para comienzos de 2000, en España los equipos psicosociales estaban siendo ‘preparados’ en materia de SAP a través de cursillos para sustentar la acción de arrancar al menor del lado de su madre”, apuntó Vaccaro
Daño a la infancia
Lo duro, la carga más fuerte en estos casos de SAP, son los y las menores que se ven en medio de un litigio de su propia persona. Sonia Vaccaro, a partir de los casos que ha tratado y de los estudios que ha llevado a cabo en materia de SAP, nos explica que el SAP fue inventado como una excusa para defender a los pederastas y permitirles la custodia de sus hijos e hijas.
“Sin ninguna valoración del lugar y las condiciones en las que vive la persona a la que se le da la custodia, con lo cual no se sabe si ese ambiente va a ser el más adecuado para el menor. Hay que tener claro que cuando hablamos de SAP hablamos de hogares donde se ha producido violencia, en el que alguno de los progenitores es violento o violenta” aseveró la psicóloga.
Por otro lado cuando se alega que hay SAP en un proceso de separación el paso a seguir es el de aplicar la ‘Terapia de la amenaza’ que consiste en la coacción a menores y a las madres para que permitan que los padres tengan contacto ellos y ellas.
Vaccaro explica que en algunos casos “se procede a retirar a los menores de su centros de estudio, se les separa de su madre y solo la pueden volver a ver después de seis meses -si así lo decide el juzgado- durante una hora y en los sitios concertados para ello bajo la supervisión de trabajadores sociales entrenados en materia de SAP. Esto conlleva graves consecuencias a escala psicológica para los menores implicados”.
“Lo más grave” –dice Vaccaro- “es que estas prácticas se llevan a cabo en pro del ‘interés superior de los niños o niñas’, según los juzgados, pero dónde se inscribe que separar a estos niños o niñas bruscamente de su madre, sin decirles a dónde los llevan, a abandonar su espacio, su hogar para cambiar de entorno bruscamente actúa a favor del interés superior de niños o niñas si alguien redemuestra esto yo me perdí algo en la universidad y soy capaz de dejar lo que hago”, afirmó.
Custodia compartida ¿solución?
Algunas personas proponen la custodia compartida como una salida que evite mayores traumas a los niños y niñas, madres y padres que se enfrentan a un proceso de separación. Pero ¿es la solución válida y posible? Esta posibilidad se considera, pero para ello es necesario que existan suficientes valoraciones tanto psicológicas como del contexto en el que viven los padres y las madres así como de la relación de los menores con los mismos. También si los y las menores se encuentran en una edad de decidir si quieren esto para su vida. Y, sobre todo, las organizaciones insisten, en que si bien la custodia compartida puede ser una buena solución cuando llega por acuerdo mutuo en la pareja, imponerla cuando esta coincidencia no existe, puede significar un error grave.
Se trata de un asunto delicado para ser propuesto como solución al SAP, y desde luego inviable si la ruptura del matrimonio se da en un contexto donde el ingrediente principal es la violencia.
La doctora Vaccaro comenta “el problema es que nadie piensa en los niños y lo más penoso es que en los casos de SAP muchas personas miran para otro lado”.
Fotos: archivo AmecoPress
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