3/03/2012

A los partidos no les interesa la participación femenina

MUJERES AL PODER 2012

ENTREVISTA


Por Anayeli García Martínez

México, DF, 2 mar 12 (CIMAC).- De manera paradójica, el Partido Acción Nacional (PAN) –el “más conservador” del país– es el que prioriza la participación política de las mujeres en comparación con los demás institutos políticos, considera la académica y feminista Teresita de Barbieri.

En entrevista con Cimacnoticias, la investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM reflexiona sobre la presencia actual de las mexicanas en la esfera política, de cara a los comicios federales del próximo 1 de julio, y observa que a diferencia del PAN, para los otros partidos –incluidos los de izquierda– “dejó de ser importante” la representación de las mujeres en cargos públicos.

El PAN “es el único instituto político donde la participación femenina sigue teniendo fuerza”, asegura la autora del estudio “Género y democratización en el trabajo parlamentario. La Legislatura mexicana a finales del siglo XX”.

“Hay algo” en las estructuras internas de Acción Nacional que hace que el tema de la presencia política de las mujeres sea importante, añade De Barbieri.

Explica que el desinterés de los partidos por reivindicar los derechos de las mujeres, entre ellos el de la participación política, se dio a partir del año 2000 cuando a nivel internacional surgieron otras problemáticas, como las protestas indígenas, el crimen organizado y la crisis financiera, los cuales “dejaron de lado las demandas del movimiento feminista”.

BAJO PERFIL

“El problema de la desigualdad de género, que fue muy fuerte y muy sentido en la década de los 80, dejó de ser importante. A partir del siglo XXI bajó el interés por las mujeres a nivel internacional y eso ha tenido repercusiones en México”, abunda la investigadora especializada en estructura social y género.

Recuerda que en las décadas de los 80 y 90 el movimiento organizado de mujeres tuvo auge mundial y que en nuestro país fue relevante porque coincidió con la primera fase de los “logros democráticos”, que en 1997 permitieron la formación de nuevos partidos.

La académica destaca que durante ese periodo (cuando se expidió la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales) el papel de las mujeres cobró relevancia y se insertó en las esferas políticas, logrando así gran participación en los institutos políticos.

En su libro “Género y democratización en el trabajo parlamentario”, editado por la UNAM y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) en 2003, Teresita de Barbieri asentó que la participación política de las mexicanas dio un giro con las elecciones federales del 6 de julio de 1997, ya que la 57 Legislatura de la Cámara de Diputados quedó integrada por 17.4 por ciento de mujeres.

Un logro si se considera que desde 1953, año en que las mujeres conquistaron el derecho al voto a nivel federal, en el Senado y en la Cámara baja sólo se había logrado 15 por ciento de legisladoras.

La maestra en Sociología advierte que en 1997 todos los partidos, en especial los de izquierda, recogieron las demandas de las mujeres e impulsaron la cuota de género.

AHORA, EL DESINTERÉS

El asunto es que (la participación política de las mujeres) ha quedado sólo en los aspectos formales, y ahora la cuota de género se puede evitar con trampas a la ley, lamenta De Barbieri.

La académica dice que el mejor ejemplo del desinterés por el tema en los partidos es lo que ocurrió en 2009, cuando nueve diputadas federales (del PVEM, PRI, PRD, PT y Panal) tomaron posesión de su cargo, pero en seguida pidieron licencia en beneficio de sus varones suplentes.

“Tal vez en el Partido Acción Nacional es donde menos ha pasado eso. Mi hipótesis –surgida durante la investigación sobre la Cámara de Diputados– es que el PAN es un partido más homogéneo en términos de clase, entonces la articulación género-clase se logra mejor que en los partidos más heterogéneos”, apunta.

“Es muy curioso que suceda esto. ¿Cómo el partido más conservador logra mayor respeto y equidad en estas leyes y normas?”, cuestiona la especialista.

PARTIDO “HOMOGÉNEO”

Teresita de Barbieri responde con una hipótesis sobre lo que pasa en el PAN: “Creo que hay algo en la estructuras internas del partido. Las mujeres y los varones (en general) arrastramos nuestras condiciones de clase, la manera de hablar, la manera de tratar a los demás, y el respeto que nos damos entre nosotros”.

Explica: “Tal vez este asunto de ser un partido más homogéneo hace que se respeten más, porque es como si estuviéramos tratando con las mujeres de nuestra familia, a las que tengo que respetar, a las que tengo que defender, más que a las otras”.

“Una cosa es apoyar a la gente desposeída, a la cual hay que dar, y otra cosa es respetar a la gente, considerarla igual que tú o que yo”. agrega.

En su investigación sobre la 57 Legislatura de la Cámara baja, De Barbieri detectó que 86.7 por ciento de las panistas tenía estudios universitarios, y que 63.6 por ciento había realizado trabajo parlamentario previo o había ocupado un cargo público o partidista.

A diferencia de las militantes de otros partidos, las panistas no se habían desempeñado en organizaciones o movimientos civiles.

Asimismo, la mayoría de las diputadas llegó por la vía plurinominal y del total de las curules plurinominales panistas las mujeres constituían el 23.6 por ciento. Sólo dos llegaron por mayoría relativa tras ser electas en zonas urbanas.

La socióloga concluye que de actualizarse este estudio podría encontrarse más información sobre la participación política de las mujeres en el PAN y otros partidos.

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