8/04/2013

María do Carmo lucha por su comunidad y por la floresta


Marcadas para morir: 
Agência Pública
Adital
Ney Marcondes/ Diario do Pará Fotos: Ney Marcondes

Ismael Machado, Diário do Pará/Agencia Pública*
En las últimas décadas la floresta amazónica ha creado cientos de héroes anónimos. María do Carmo Pinheiro Chaves, llamada familiarmente "Du Carmo” es una de ellos. Asumió la coordinación de una comunidad agro-extractivista en medio del bosque y por ir de frente contra los cazadores ilegales y traficantes de drogas, fue amenazada de muerte.
Se trata de la comunidad Lago Verde, ubicada en el km 55 de la ruta BR 422, conocida como Transcametá, en Baião, a 197 km de Belém, en el nordeste del Pará. Es una carretera polvorienta, en mal estado y llena de huecos. La comunidad está situada en un lugar de muy difícil acceso, en un camino de tierra, lleno de arenas traicioneras, donde el lodazal, casi siempre atolla el tránsito de vehículos. Son 14 km en medio de la selva para llegar hasta allá.
A diferencia de otras mujeres que luchan por la tierra en Pará, la batalla de María do Carmo, no es por asegurarse un lote en el asentamiento. Las veinte familias que viven en la comunidad quieren preservar el medio ambiente y asegurar su sostenibilidad, extrayendo del bosque lo que de mejor puede ofrecer y produciendo lo necesario en pequeñas plantaciones o en proyectos [de producción/ transformación] como una incipiente producción de peces en estanques.
El problema, según ella, es que toda la zona ocupada por las familias, alrededor de 26 alqueires (antigua medida de superficie, un alqueire equivalente a 27 mil metros²), entre los municipios de Cametá y Baião, funcionaba como un corredor de tráfico de marihuana y cocaína. Los traficantes transitaban por ‘picadas’ [senderos estrechos] en la selva, hasta llegar al río cuyo nombre bautiza a la comunidad.
Como el sitio es de difícil acceso, llegó a ser fácil despachar desde ahí la droga a otros municipios, usando el río como ruta. "Era un tráfico pesado. Hace diez años, acostumbraban maltratar e incluso matar a las familias que estuvieran por aquí", relata María do Carmo.
Ney Marcondes/Diário do ParáEn 2010 María do Carmo adquirió un lote en Lago Verde y las cosas empezaron a cambiar. Buscó apoyo para la comunidad en el Sindicato de Trabajadores de la Agricultura Familiar (Sintraf) y, en medio de la lucha, se convirtió en una dirigente sindical. Comenzó a organizar a otras familias interesadas en producir directamente en el bosque. "Al principio eran 36 familias, pero propuse que había que debíamos tener disciplina, querer preservar, tratar de organizarse. [Después de poner estas exigencias], quedaron en el momento, 20 familias, y reafirmé, quien no tenga espíritu de preservar, no puede permanecer", explicó.
Y es precisamente para combatir la deforestación, la caza y pesca predatorias que María do Carmo ha estado sufriendo amenazas. Incluso llegó que recibir "visitas" de hombres armados con escopetas. "Siempre tengo esa preocupación, porque he sido amenazada tres veces", dice María do Carmo, mientras prepara un café en la cocina de su casa con piso de tierra apisonada.
Quienes cazaban y pescaban ilegalmente se sintieron incómodos y hostigados por las nuevas reglas establecidas por María do Carmo. El 14 de junio de 2011, un cazador llamado Manoel Bala envió a un hijo para advertir a 'Du Carmo' que sólo había una manera de resolver el problema. "Era matándome", cuenta María. Unos días más tarde recibió nueva amenaza. "Me llamaron a una reunión en la casa de un agricultor que no aceptaba mi liderazgo. El dijo que era mejor que yo me aquietara”.
María do Carmo ya no va a pescar sola y no permanece sin compañía durante mucho tiempo. Siempre hay alguien cerca. Puede ser el marido o alguno de los vecinos que luchan por lograr la sostenibilidad deseada. Mientras tanto, hay plantaciones de plátano, calabaza, sandía, maní y yuca y un tanque para la cría de peces.
Son personas humildes, que viven en casas de arcilla o madera, cubiertas de paja o palmas, con piso de tierra. Pero la esperanza de sacar de ahí el sustento, manteniendo el bosque, resisten. "Aquí se convirtió en nuestro lugar," dice ex-camionero Misaque da Silva, uno de los pobladores. Para él, es un privilegio poder cuidar el área de conservación.
Las adversidades han sido constantes. En octubre de 2012 María do Carmo descubrió que habían lanzado aceite quemado al rio y además, una planta venenosa llamada Timbó, que mata a los peces. Denunció el crimen ante el ministro de Pesca Marcelo Crivella, ese el mismo año, cuando el ministro visitó Belén. Hasta el día de hoy se emociona al recordar el episodio. "Aparecieron los peces flotando muertos, fue una gran tristeza", dice.
En Lago Verde es fácil encontrar [variedad de peces] surubí, tucunarés, pirañas… y, con un poco de suerte, hasta pirarucú. Hasta la llegada de María do Carmo y las otras familias, se practicaba la pesca de arrastre, altamente depredadora.
En el bosque hay árboles muy valorados como Jatobá, Ipe, cedro y cupiúba, esto hace que el área de preservación sea también codiciada por su potencial y recursos madereros. Animales como venados, pacas y cerdos silvestres son todavía comunes. La vigilancia es complicada, porque no hay suficientes personas para vigilar la floresta.
Al recibir las primeras amenazas, María do Carmo pasaba noches en vela, rezando y preguntándose si había tomado la decisión correcta. Actualmente no tiene más dudas al respecto. Poco a poco ha buscado orientación sobre lo que debe hacer, tanto para protegerse como para desarrollar las actividades en la ya bautizada 'Asociación de Pequeños Productores y Agricultura Familiar de Lago Verde'.
Ella nunca registró sus denuncias ante policía, mediante el llamado Boletín de Ocurrencia Policial, sobre las amenazas recibidas. Cree que con el tiempo estas cesarán. Prefiere concentrar la energía en planes para la comunidad, como la construcción de una escuela para los 22 niños que ya viven allí. "Mi preocupación es la supervivencia de las familias", dice, mientras busca orgullosa un saco de maní cosechado recientemente. "Es nuestra primera producción. Y esto es sólo el comienzo”.
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*La serie Marcadas para morir es una colaboración entre la Agencia Pública y el Diário do Pará, con reportajes de Ismael Machado y fotos de Ney Marcondes. Aditallas reproduce con la autorización de la Agencia Pública.
Traducción: ricazuga51@yahoo.com

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