Tomás Mojarro
¡Lucha frontal contra la condición de apóstoles! Sí, contra la versión de un apóstol sufrido y candoroso que soporte tranquilo la miseria y el hambre, porque cuanta más hambre y miseria más diáfano será el apóstol: he ahí un ideal del maestro mexicano que la burguesía tiene particular interés en difundir... (Aníbal Ponce: Educación y lucha de clases, 1937)
La lucha magisterial, mis valedores. Leo en el matutino del pasado martes: "Protestan maestros en las oficinas del INEGI. Cientos de maestros rodean las instalaciones federales, por lo que se encuentran distribuidos en vialidades diversas.En la manifestación participan docentes de Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Chipas y Veracruz, quienes llegaron en operación hormiga del campamento de la CNTE en el Monumento a la Revolución"
Pero a contracorriente de la historia y de la realidad objetiva semejantes formas de lucha no son únicamente del pasado martes. Ya en octubre, como ahora, pero del 2006, “ante el temor de ser desalojados de los inmuebles del SNTE, los maestros de la Coordinadora colocaron trincheras con bultos de arena y estructuras metálicas frente al inmueble sindical”. Se trata, por supuesto, del grupo que permanece es esta ciudad, porque la mayoría de mentores han regresado a sus lugares de origen. Con las manos vacías. Como siempre, desde hace ya medio siglo; desde aquellas fragorosas contiendas que al final de la década de los 50s. sostuvo el magisterio, lado a lado con telegrafistas, ferrocarrileros y otros gremios descontentos.
Las causas de su lucha son válidas y legítimas, por más que como bien lo asentaba Aníbal Ponce hace ya 76 años, en directo contacto con las masas populares sería peligroso que el maestro llegara a comprender que también es un obrero como los otros, explotado y humillado. ¡Qué procedimiento más refinado, en cambio, convertir su propia miserable situación en la virtud más excelsa de este venerable “instrumento delEterno!
Decirlo más claro, imposible. Pero entonces, siendo su condición así de marginada, y así de justa su lucha por reivindicaciones de todo tipo, ¿por qué ese estreñimiento mental de los mentores a la hora de crear estrategias válidas, efectivas? ¿Por qué reducir toda su táctica a la mega-marchita, que, lo han probado los movimientos de fines de los 50s, no generan un logro así de pequeño para el movimiento magisterial? Busqué en mi archivo y me topé con este espléndido estudio donde la analista apunta la razón: la desmemoria; la carencia absoluta de memoria histórica.
“En los movimiento sociales ni los propios grupos que fungieron como actores principales escapan a estas carencias y deformaciones. A través de contactos personales con maestros de primaria del DF me he convencido de que ignoran -los jóvenes, sobre todo- lo sucedido hace unos años y que sus juicios al respecto, cuando los tienen, generalmente carecen de sustentación y se limitan a manifestar su simpatía o antipatía para con los líderes del movimiento".
Y que tal situación es de veras lamentable, si se toma en cuenta que cualquier intento serio de democratización dentro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) “se enfrentará en gran parte a los mismos obstáculos que se encontraron en 1958 y que, por lo tanto, la previa asimilación de la lucha que entonces se desarrolló se torna no sólo deseable, sino necesaria”.
Pues sí, pero ahora los profesores disidentes e-xi-gi-rán a Televisa un espacio para exponer sus exigencias contra la reforma educativa. (Esto sigue después.)
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