Kerry Kennedy sostiene que hay comunidades guerrerenses de las que nadie ha sabido desde que los huracanes azotaron el 16 de septiembre. "No sabemos si la gente está viva o muerta, si tiene alimentos. Hay cerca de 40 comunidades en La Montaña de las que nada se sabe”, refiere.
Kerry Kennedy, hija de Robert F. Kennedy y sobrina de John F. Kennedy, urgió a la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, a proporcionar ayuda a las comunidades indígenas guerrerenses, afectadas por las fuertes lluvias de septiembre; sin embargo, no ha habido ninguna respuesta por parte de la funcionaria. A continuación, la nota de la periodista Dolia Estévez, quien escribió al respecto para Aristegui Noticias:
Las condiciones de pobreza extrema, carencia alimentaria, analfabetismo y marginación de las comunidades indígenas en Guerrero, situaciones que las recientes tormentas empeoraron, llevaron a Kerry Kennedy, presidenta del Centro Robert F. Kennedy para la Justicia y los Derechos Humanos (Centro RFK), a timbrar el toque de alarma ante el gobierno de Enrique Peña Nieto.
En misiva fechada 1 de octubre, Kennedy pide a la Secretaria de Desarrollo Social Rosario Robles intensificar la respuesta ante la situación de emergencia humanitaria de 450 comunidades indígenas en La Montaña, que han sido duramente afectadas por las tormentas tropicales Ingrid y Manuel y que, hasta la fecha, se han visto obligadas a enfrentar la crisis sin apoyo del gobierno.
La séptima hija del asesinado político Robert F. Kennedy y sobrina del también asesinado Presidente John F. Kennedy, exhorta a Robles proporcionar ayuda a las comunidades más afectadas, en su mayoría indígenas, sobre la base de la transparencia y de consultas abiertas con las poblaciones. “La noticia sobre el desastre y la tremenda pérdida de vidas me entristecen profundamente”, dice en la carta enviada al correo rosario.robles@sedesol.gob.mx. “A nivel personal, así como a través del trabajo del Centro RFK en el estado de Guerrero con defensores de los derechos humanos, mi familia y yo nos sentimos muy cercanos a México y a su pueblo”. A la pregunta de si Robles respondió, Kennedy dice: “No, y no sé si vamos a tener respuesta”.
En entrevista con la autora, Kennedy lamenta no saber las condiciones en que se hallan algunas de esas comunidades. “Junquila (Municipio de Ayutla de los Libres) es una comunidad de la que nadie ha sabido desde que los huracanes azotaron el 16 de septiembre. No sabemos si la gente está viva o muerta, si tiene alimentos. Hay cerca de 40 comunidades en La Montaña de las que nada se sabe”.
Kennedy relata que en 2012 y en marzo de este año, el Centro RFK, el cual colabora de cerca con el Centro de Derechos Humanos Tlachinollan de La Montaña, organizó un viaje a Buena Vista, Nueva Zaragoza y Juquila para construir y reparar escuelas. Juquila, con 250 habitantes, carece de escusado, dice incrédula. “En este día y en esta época, en pleno 2013, ni un solo escusado para 250 personas. Carecen de electricidad, agua potable y escuelas”.
En su campo, pertenecer a la dinastía Kennedy, seis generaciones de descendientes irlandeses católicos, puede marcar la diferencia. En declaraciones The New York Times de 2012, Kennedy reconoció que ser parte del clan político más notable de Estados Unidos conlleva prominencia y poderes intrínsecos, lo que ella trata de aprovechar en obras de beneficencia. Llevar el apellido Kennedy le brinda una oportunidad que de otra manera no tendría.
Kerry dice que la Fundación Carlos Slim, organización filantrópica fundada por el segundo hombre más rico del mundo, otorgó al Centro RFK fondos para construir escuelas en tres comunidades de La Montaña. “Construimos una escuela en Buena Vista, empezamos otra en Nueva Zaragoza y estábamos planeando construir una tercera en Juquila una vez pasaran las lluvias.”
Kennedy se dijo agradecida por la “generosidad” de Slim e informó que Arturo Alías Ayub, yerno de Slim a cargo de las fundaciones, dijo que continuarán ayudando. Por correo electrónico, Elías Ayub confirmó el interés de la Fundación de seguir colaborando con el Centro RFK, cuya misión es avanzar la visión de Robert F. Kennedy de un mundo más justo y pacífico.
GOBIERNO REBASADO
Kennedy aclara que no se trata de minimizar el “extraordinario desastre” con el que tiene que lidiar el gobierno de México. “Sin embargo –añade– creo firmemente que existe la necesidad de que el proceso para decidir qué comunidades reciben asistencia y cómo se toma esa decisión debe ser transparente. Las comunidades tienen derecho de participar en el proceso de toma de decisiones sobre cómo y a donde deben dirigirse los escasos recursos”.
Una de las prioridades de las autoridades mexicanas, considera, debe ser abrir las principales vías de la zona para que pueda llegar asistencia de emergencia como alimentos y medicinas. La escasez alimentaria y la destrucción de cosechas, advierte, amenazan con provocar hambrunas.
Kerry observa que la devastación ocasionada por las tormentas ha desplazado a comunidades enteras, algunas de las cuales estaban reconstruyendo sus viviendas luego de haber sido desalojadas de sus tierras por las actividades de industrias extractivas (minería). “No podemos permitir que se pase por alto esta tragedia. Debemos llevar ayuda a los miles de personas que se encuentran en una situación desesperante en toda la región de La Montaña”, reitera.
Interrogada sobre si la política exterior de la administración Obama pone suficiente énfasis en el tema de los derechos humanos, responde: “No. Creo que podría hacer mucho más”. El Centro RFK, dice, ha exhortado al gobierno de Obama a asumir una posición más firme ante los derechos de los indígenas y de la gente de La Montaña, no sólo en tiempos de desastre, sino de forma permanente. Deben proteger a esas poblaciones de las compañías mineras y de otros intereses en la industria de extracción”. Aclara que no está en contra de la minería, sino a favor de que tome en cuenta la voz de las comunidades y se proteja el medio ambiente.
DERECHOS UNIVERSALES
Para Kennedy, tan importante es ayudar a las poblaciones más vulnerables del mundo, como cambiar la percepción de que la filantropía es caridad. “Esta visión está equivocada. Data de hace diez años”, dice. “La asistencia debe verse como la realización de derechos y México, como muchos otros países en el mundo, es signatario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de sus clausulas lo que incluye el derecho a alimentos, el derecho a agua limpia, a viviendas y el derecho a la educación. El gobierno mexicano está fracasando en sus obligaciones de proveer esos derechos básicos”.
Elabora: “Cuando las comunidades demandan comida, agua limpia y la apertura de caminos, no están pidiendo ayuda, simplemente están demandando lo que les pertenece en virtud de haber nacido dentro de la familia humana, y de vivir en un país que ha prometido defender esos derechos. Tienen derecho a todo eso y el gobierno la obligación de hacer cumplir esos derechos”.
Más allá del debate caridad vs. derechos, dice, el gobierno y la comunidad de organizaciones internacionales deben considerar el cumplimiento de esos derechos no solo como una carencia de ingresos sino como una inversión en el futuro. “Cuando se construyen carreteras y cuando los niños pueden leer, entonces habrá empleos y prosperidad. Nuestra evaluación médica de febrero pasado muestra que la vasta mayoría de los niños en Buena Vista y Nueva Zaragoza sufren de desnutrición. No hay excusa para ese grado de sufrimiento en un país dinámico y fuerte como México. Como dijo Robert F. Kennedy: “Siempre y cuando haya prosperidad, la pobreza será maldición”.
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