ENTREVISTA A YAYO HERRERO
La activista y coordinadora de Ecologistas en Acción intervendrá a finales de mes en los Encuentros Ecosocialistas que se celebran en Ginebra para poner en común una iniciativa europea alternativa para afrontar los retos económicos, ecológicos y sociales que afronta el mundo
Sagrario (Yayo) Herrero, coordinadora de Ecologistas en Acción.- ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
Antropóloga,
ingeniera técnica agrícola y diplomada en educación social, Sagrario
(Yayo) Herrero, se las arregla para combinar su trabajo como directora
de la fundación FUHEM, ser tutora de Educación y Sistemas Complejos en
la UNED y llevar, junto a otros dos compañeros, la coordinación estatal
de Ecologistas en Acción, que asume desde hace ocho años. Además, acaba
de publicar 'Las personas primero' (Icaria, 2013),
un libro de conversaciones junto a la diputada Mónica Oltra. Pero Yayo
Herrero es, sobre todo, una activista incombustible y de amplia
trayectoria. Durante los días 24, 25 y 26 de enero viajará a Ginebra
para intervenir en los Encuentros Internacionales Ecosocialistas,
una "prueba embrionaria" para tejer lazos entre grupos ecologistasy
movimientos de la izquierda social que pretende llegar a acuerdos sobre
sómo abordar las diferentes crisis a las que se enfrenta el Planeta y
la humanidad. El punto de partida, en cualquier caso, está claro: "Es
imposible salir de la crisis financiera, económica y social sin tener
en cuenta la crisis ecológica".
Los encuentros en Ginebra abordarán los principales retos sociales y ecológicos que enfrenta el mundo. ¿Cuáles son esos retos?
Nos
encontramos ante una crisis energética muy importante. Organismos como
la Agencia Internacional de la Energía ya han reconocido que el pico
del petróleo convencional se alcanzó en 2006, lo cual quiere decir que
por cada barril que se saca no encuentran reservas para sustituirlo.
Esto en un mundo globalizado que podría decirse que come petróleo. Pero
si hablamos del agua, la crisis es tremenda. Los picos no son sólo
energéticos, sino también en otros materiales. Habrá luchas por el
acaparamiento de tierras según se vayan agotando los combustibles
fósiles. Según se pretendan mitigar los peores efectos del cambio
climático muchas cosas tendrán que salir de la tierra. Pero La Tierra
es limitada.
Y son retos urgentes. No podemos estar pensando
cómo transitamos durante los próximos 50 años, sino que el cambio
climático o el declive energético tienen horizontes de cinco o diez
años.
Sin embargo, atendiendo a las medidas que se han
tomado a raíz de la crisis, la única urgencia parece la recuperación
económica. ¿Crisis financiera y crisis ecológica como conceptos
inseparables es todavía una idea alejada del terreno político?
Si.
Los encuentros de Ginebra nacen, sobre todo, con el planteamiento de
que es absolutamente imposible salir de la crisis financiera, económica
y social si no tenemos en cuenta las bases materiales que sustentan la
vida humana. Lo que sucede a nivel de opinión pública, e incluso en
muchos ámbitos políticos con capacidad de decisión, es que ha ido
calando toda esta mitología de que la economía y el dinero se mueven
totalmente al margen de lo que sucede en la tierra. Y es un error, un
error suicida.
"Hay retos como el cambio climático o el declive energético con horizontes de cinco o diez años"
Nos
asusta cada vez más que una problemática como este, que pone en jaque
todo el modelo económico globalizado, esté fuera del debate de las
personas. Hemos tenido a la gente pendiente de la prima de riesgo y sin
embargo, un asunto central como la viabilidad ambiental de la economía
no se está poniendo en cuestión.
Términos como el de "pobreza
energética" reflejan bastante bien cómo la crisis económica está muy
unida a la ecológica. Cada vez hay más personas que tienen dificultades
para acceder a los mínimos de energía necesarios para calentarse o
desplazarse por la subida de los precios, que en parte se deben a la
especulación, pero desde luego también a la escasez del recurso.
Cuando
en los 80 se hablaba de cambio climático muchos os tomaron por locos.
Ahora habláis de la crisis ecológica como una amenaza sin precedentes
para la humanidad ¿Tiene la sensación de que sigue pasando los mismo?
"Es imposible salir de la crisis sin tener en cuenta las bases materiales que sustentan la vida"
Yo
creo que se han producido avances importantes. Cada vez más gente tiene
en la cabeza que esto es un problema. Lo que pasa es que el avance en
conciencia ecológica que reflejan las encuestas ha ido correlacionado
con un incremento de todos los indicadores que demuestran el deterioro.
A nuestro juicio hay problemas que son de corte político, pero hay
también un problema clave que es cultural: se ha perdido la percepción
de ser ecodependiente.
Por otro lado está toda la mitología
capitalista, que es como droga dura, alimentados con ella desde que
estudias en el cole. La idea, ahora mismo, de que sin crecimiento
económico es imposible que haya bienestar, está absolutamente calada.
De hecho, el decrecimiento
es una de las corrientes más debatidas de la ecología política y que
usted ha estudiado. Pero no se plantea como una alternativa sino casi
como una imposición: vamos a tener que decrecer tarde o temprano, lo
queramos o no...
"La mitología capitalista es droga dura, alimentados con ella desde que estudias en el cole"
Al
movimiento ecologista no le preocupa tanto si sube o si baja el PIB. El
problema es que hoy por hoy los incrementos del PIB están directamente
acoplados a un aumento de la extracción de materiales, del consumo de
energía y la generación de residuos. Lo que nos planteamos es que el
decrecimiento de esa esfera material de la economía va a venir
impuesta. Un planeta limitado lo va a imponer. Por eso es tan
importante ver cómo se puede abordar, porque si se hace con los
criterios que tenemos ahora, lo más factible es que quien tenga poder
económico, político y militar siga sosteniendo sus estilos de vida a
costa de que cada vez más gente quede fuera.
Creemos que hay
opciones para reformular todo el modelo productivo. No sería tan
ingenua de decir que ese plan está diseñado y que es perfectamente
coherente, porque no es así, pero desde luego hay propuestas sobre las
que empezar a debatir y que están absolutamente ocultas.
¿Estamos preparados?
"La humanidad, quiera o no, tiene que aprender a vivir bien con mucho menos"
No,
porque ninguna de esas cosas va a funcionar si no tenemos en cuenta una
clave y es que la humanidad, quiera o no, tiene que aprender a vivir
bien con mucho menos material y energía. Esto no quiere decir que,
incluso con esa merma material, no pueda subir muchísimo la calidad de
vida. Pero algunos de los indicadores que hemos incorporado, como
riqueza, progreso, o vivir bien, están muy basados en el consumo de
materiales.
Lo que plantea el movimiento ecologista es que se
mida cuánto es posible consumir con los recursos que tenemos, y en
función de eso, ordenar lo que es posible demandar. Y ahí el gran reto
es cómo hacer ese trabajo de educación popular, porque lo que sí que
creo es que hace falta que una gran cantidad de la población quiera
estos cambios y esté dispuesta a defenderlos.
Precisamente, el ecosocialismo se
plantea como objetivo "una nueva civilización, un modo de vida
alternativa, fundada sobre nuevos valores sociales y éticos". Esto no
implicaría solo un cambio político, sino cambiar la conciencia global.
Es un reto difícil...
"Corremos el riesgo de salir de la crisis por la misma vía y cada vez hacer más profundo el hoyo"
Es
un reto enorme. Gramsci, que creo que es un pensador al que tendríamos
que volver, planteaba algo que a mí me parece muy iluminador, y es que
un sistema político no es hegemónico porque se haya hecho sólo con las
estructuras políticas y económicas, sino que el sistema se convierte en
hegemónico cuando se adueña de todo el marco cultural. Es decir, el
capitalismo se hace hegemónico cuando la mayor parte de la sociedad
desea las cosas que ofrece y mira con los mismos ojos que mira la
sociedad capitalista. Por eso, darle la vuelta al sistema supone, desde
luego, disputar en el terreno de lo económico y en el terreno de lo
político, pero también en el de lo cultural. Ahí, movimientos como el
ecologista o el feminista ofrecen otras formas de mirar la sociedad y
de mirar la reorganización de los tiempos y de los espacios, que es muy
importante tener en cuenta.
Ahora mismo, te encuentras muchas
propuestas que lo que tratan, de alguna manera, es de volver a poner en
marcha la maquinaria del crecimiento. Incluso por parte de gente muy
bien intencionada. Pero corremos el riesgo de intentar salir por la
misma vía e ir haciendo cada vez más profundo el hoyo en el que sume la
humanidad y del que cada vez es más difícil salir.
Incluso
dentro de los movimientos ecologistas hay quienes califican el
decrecimiento como un debate de países ricos. En su lugar, se habla de
desarrollo sostenible, de capitalismo verde, de economía del bien común
o de otras formas alternativas de desarrollo. Vosotros rechazáis esto
de plano. ¿Por qué?
"El decrecimiento no es un debate de países ricos o pobres, es el debate de lo que queda"
Partimos
de la base de que la extracción de materiales está ya disminuyendo. No
se trata de que sea un debate de países ricos o pobres, sino que eso es
un dato. Cuando en Bolivia o en algunos países latinoamericanos las
poblaciones indígenas salían a defender la nacionalización del gas o de
los recursos energéticos, a protestar y a denunciar cómo se esquilmaban
sus países, estaban poniendo esto de manifiesto. Es una lucha también
para los países pobres. Obviamente, van a tener que decrecer en mayor
medida quienes más consumen, pero no es un debate de países ricos
porque no es una posición estética, es el debate de lo que queda.
¿Por
qué criticamos las otras opciones? Porque mientras el modelo de
desarrollo siga siendo el que tenemos, jamás podrá ser sostenible. Lo
mismo que el capitalismo nunca va a poder ser verde ni va a tener
rostro humano. Por eso es muy importante poner las cosas encima de la
mesa tal y como son, aunque sea duro mirarlo. Lo importante es un
cambio de rumbo radical.
En su caso, en Ginebra hablará sobre ecofeminismo como una alternativa para la sociedad. ¿Qué es el ecofeminismo?
"La autonomía que ha postulado el capitalismo es en realidad un modelo de dependencia del mercado"
El
ecofeminismo es a la vez filosofía y práctica política que lo que
propone es que los movimientos feminista y ecologista dialoguen. Porque
defiende que, en el dominio del patriarcado sobre el cuerpo de las
mujeres y en el dominio que ejerce una sociedad sobre la naturaleza,
existen raíces comunes. Comparten una crítica al modelo de desarrollo y
al sistema capitalista, señalando cómo una cultura que mide la riqueza
con la vara del dinero, oculta las bases materiales para sostener la
vida humana como son los recursos de la naturaleza, pero también una
cantidad enorme de trabajos que se hacen normalmente de forma oculta y
que tienen que ver con el cuidado de los cuerpos vulnerables.
El
ecofeminismo lo que hace también es resituar a los seres humanos dando
prioridad a los vínculos y relaciones entre las personas y con la
naturaleza por encima de las relaciones económicas que han construido
sociedades alrededor del dinero. Esa pretensión de independencia o
autonomía que tanto ha postulado el capitalismo, en realidad es un
modelo de dependencia del mercado. Te hacen depender del mercado en
solitario, con lo cual te conviertes en una persona muchísimo más
vulnerable.
Esto es parte de lo que sale a relucir en la conversación entre Mónica Oltra y usted en el libro ‘Las personas primero', que acaba de publicarse. Hoy por hoy, parece que las personas están en el último escalafón. ¿Hay razones para el optimismo?
"No nos queda más remedio que ser optimistas, por pura necesidad"
Yo
creo que no nos queda más remedio que ser optimistas, por pura
necesidad. Es verdad que está naciendo una conciencia social de
indignación y de movilización muy importante. A raíz del 15M la
sociedad es un hervidero de iniciativas, estamos en un momento de
madurez democrática y de madurez de los movimientos, pero aún está en
una fase muy embrionaria para poder confrontar esa doctrina del shock
de la que hablaba Naomi Klein, que nos está cayendo encima como una
apisonadora. Necesitamos que las organizaciones se hagan conscientes de
que, o confluimos en movimientos amplios, flexibles, respetuosos, que
sumen grandes mayorías, o va a ser muy difícil confrontar, porque el
desequilibrio de fuerzas es brutal.
También porque asumimos
riesgos muy grandes. Cuando hay grandes sectores de la población
desidiologizados y despolitizados, cuando se extiende la desafección
política y la sensación de que "todos son iguales", en un entorno de
enorme precariedad, de miedo, de angustia, de gente que no llega a fin
de mes, o gente que se siente sola, se genera un caldo de cultivo
tremendo para la emergencia de movimientos fascistas.
Pero
aunque existen más motivos que nunca, da la sensación de que la
izquierda social no consigue aún articularse conjuntamente como una
fuerza alternativa. ¿Por qué cuesta tanto ponerse de acuerdo?
"Decimos: "somos el 99%", pero con este no voy, con ese tampoco y con aquel tampoco"
Son
procesos largos, y he visto avances en los últimos años, pero a veces
me desespera un poco todavía no hayamos tomado conciencia del momento
tan chungo en el que estamos. Habrá un montón de organizaciones
sociales con las que nos separan un montón de cosas, pero desde donde
estamos hasta donde queremos llegar, seguro que hay una parte del
camino donde todos podemos empujar juntos. Ahí tenemos un reto grande.
Cuando en los manifiestos de los últimos años se ha soltado tanto eso
de "somos el 99%", contrasta a veces con un cierto desprecio de los
movimientos sociales al conjunto de la sociedad. Decimos "somos el
99%", pero con este no voy, con este tampoco y con aquel tampoco. Con
lo cual, tu 99% al final se queda en una minoría muy pequeña que
difícilmente se relaciona con otras.
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