Alejandra Buggs Lomelí*
Cimacnoticias
Como leyeron en mi columna anterior, la nueva propuesta de la historia de “Maléfica” nos presenta a un hada que no nació lanzando maldiciones y hechizos, así nada más, porque sí.
Recordemos que “Maléfica” era una niña que alimentaba a los animales y jugaba con sus amistades del Páramo (bosque), sin hacerle mal a nadie.
Y es hasta ser traicionada que construye una muralla emocional disfrazada de máscara de maldad y venganza que la protegiera de no ser lastimada y engañada nuevamente.
En realidad podemos darnos cuenta que más que venganza y resentimiento, es la búsqueda de justicia lo que impulsa a “Maléfica” a ser esa supuesta “villana” a la que en esta historia se le concede un papel protagónico que jamás tuvo en la historia original.
Esta nueva historia nos permite mirar no sólo la fuerza de la sororidad(**) entre una “Aurora” ingenua, con el poder del asombro, delicada y llena de luz, complementada con la oscuridad de “Maléfica”, con su fuerza, poder y libertad, en una combinación que las enriquece y empodera a ambas.
La realidad es que “Maléfica” es una mujer diversa, no es ni buena, ni mala, es mujer, es monstruosa, es hada madrina, es bruja, tiene muchas formas y lo contrario a ellas, por lo que transgrede lo establecido por la sociedad patriarcal.
La forma monstruosa y oscura de “Maléfica”, con rasgos duros, uñas largas y gruesas, de grandes cuernos, podría relacionarse con lo que Kristeva(***) llama lo que “perturba: la identidad, el sistema, el orden, y no respeta fronteras, posiciones, ni reglas”, por lo que es visto como transgresión por la sociedad patriarcal, manifestada en esta historia por la actitud del Rey.
Podríamos decir que la manera en que las tres hadas y “Maléfica” crían a “Aurora” nos muestra un modelo de familia diferente, en el que tanto el modelo de las hadas como el de “Maléfica” carecen de figura paterna.
“Maléfica”, al ver la ineptitud de las hadas, no deja de observar el desarrollo de la princesa y por lo tanto de cuidarla desde la distancia e incluso salvarla de los peligros que podían acecharla.
Con el paso del tiempo, surge una relación especial entre ellas, por un lado, “Maléfica” se convierte para “Aurora” en la persona más cercana a una madre, a pesar del conjuro que había hecho en contra de la princesa, quien tiene un espíritu sociable y generoso, amando y apreciando a todos los seres que se encuentra por su camino.
“Maléfica” trata de erradicar el hechizo contra “Aurora” cuando empieza a sentir afecto y amor hacia la joven, pero no lo logra porque el gran poder de su magia no se lo permite.
Sin embargo, “Maléfica” hace todo lo posible por suavizar el efecto de su hechizo y se propone encontrar al príncipe que con un “beso de amor” despierte del hechizo a “Aurora”, o luchar hasta el fin por mantener a la princesa a salvo mientras duerme.
Mucho se ha dicho de esta relación especial “madre e hija” entre las protagonistas de esta historia y, efectivamente, esa relación salta a la vista, sin embargo me gustaría mostrar un lado aún más profundo sin que sea mi interés descalificar esta relación maternal que también me parece importante.
La realidad es que desde que vi la película por primera vez (porque he de compartirles que la he visto dos veces), me interesó mucho saber qué le sucedió a la parte “Aurora” de “Maléfica”, es decir, a esa parte sensible, crédula, alegre y divertida a la que necesariamente tuvo que apagar y sacrificar para convertirse en esa hada “malvada”, y vengarse del dolor provocado por la traición del hombre al que amaba.
Recordemos que “Maléfica” sufre mucho con la pérdida de sus alas, un profundo dolor de su verdadero Yo. Podríamos pensar que la pérdida de sus alas, además de llevarse parte de su poder, también lastima su alma.
Aun cuando se ha “vuelto malvada”, nunca deja de tener parte de su naturaleza original muy dentro de su ser y el único elemento que puede reencontrar esa parte es el amor.
Pero no se trata sólo de que alguien la ame, sino que lo importante y valioso en esta historia es el proceso de reencontrarse, aceptarse y amarse de nuevo, amar a esa parte “Aurora” que es ella misma.
Para mí, el momento maravilloso y más importante de esta propuesta es cuando se presenta la reconciliación de “Maléfica” con su parte adolescente y sensible personificada en “Aurora”.
Cuando le expresa a la princesa durmiente lo importante que ha sido ella en su vida y cómo le da la posibilidad de cambiar su pensamiento y volver a creer en el amor verdadero, que en realidad es el amor a sí misma.
¿Cuántas de nosotras hemos tenido que negar una parte creativa y sensible por temor a volver a ser lastimadas, engañadas o traicionadas? No nos damos cuenta de que no sólo dejamos de mostrar nuestros sentimientos más profundos a las y los demás, sino peor aún, dejamos de mostrárnoslos a nosotras mismas.
Ese amor sensible que “Maléfica” bloqueó, que castigó sin permitirse expresarlo, hasta el momento de conocer y reconocerse en “Aurora”, hasta reencontrarse y perdonar a esa parte de ella que tanto necesita para sentirse completa y expresar su amor, su fuerza, su poder y su libertad.
Fotograma de la película Maléfica | Retomada de Internet
Por: Alejandra Buggs Lomelí*
Cimacnoticias | México, DF.- **Sororidad: unión y solidaridad entre mujeres en el contexto patriarcal, es la hermandad entre mujeres. Marcela Lagarde, antropóloga.
***Julia Kristeva. Filósofa, feminista, psicoanalista, escritora francesa de origen búlgaro.
*Psicoterapeuta humanista existencial, especialista en Estudios de Género, y directora del Centro de Salud Mental y Género.
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