7/13/2015

En menos de tres años Peña Nieto se encuentra en el ocaso de su proyecto: Jenaro Villamil



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Tenemos un telepresidente cuyo principal ingrediente es la simulación_ pretende pasar al sistema como democrático cuando tiene rostro autoritario



(13 de julio, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Para Jenaro Villamil, la caída del actual Telepresidente tuvo como punto de quiebre dos eventos vividos durante 2014: la masacre en Tlatlaya y el ataque a los normalistas de Ayotzinapa en Iguala. Para el periodista parte de esta debacle del gobierno se presenta por su afán de sólo apostar a lo mediático pero sin emprender acciones de fondo en beneficio de la nación.
De acuerdo con el autor del libro “Peña Nieto: el gran montaje”, diversos componentes constituyen al Telepresidente, sin embargo el fundamental es la simulación. En palabras de Villamil, esta simulación pretende hacer creer a una nación que aquel que hoy ocupa la silla presidencial es estadista cuando en realidad es negociador.
“¿Cuáles son los ingredientes que debe llevar un Telepresidente a la mexicana? Lo principal es la simulación. La simulación de alguien que pretende o que quiere hacer entender que es estadista o gobernante pero con cualidades de negociante. Es la simulación también de un sistema como en el que vivimos ahora, que pretende ser una democracia pero que tiene un rostro tremendamente autoritario”, manifesta.
De igual forma, menciona como parte de la simulación esta supuesta transición a la democracia que México pareció alcanzar en el año 2000, pero que en 2006 “con el fraude, se cayó la alternancia y se cayó la transición”.
“Los grandes pensadores mexicanos siguen en la simulación, incluso académica, de que ya estamos en la transición y e insisten en decir ‘que por qué vamos a discutir cosas que ya se lograron’. No es cierto, por esa simulación es explicable la tragedia de que llegara (a la presidencia) un personaje del último reducto autoritario y medieval de la política mexicana llamado Estado de México”, expuso.
Enfatiza que esta primera característica del Telepresidente- la simulación- se ha logrado gracias a este fuerte inversión de recursos económicos para la autopromoción, procedente de las arcas públicas.
“Al señor Peña Nieto lo perfilaron en la televisión no porque sea un estadista, sino porque simple y sencillamente le están destinando una millonadas de pesos a eso. Por supuesto no es la televisión la que hace al presidentes, es que el dinero público del Estado de México fue el que construyó al presidente Peña Nieto; el Telepresidente, fue eso, el desvió de recursos públicos que en lugar de destinarse a obras públicas se destinaron a la autopromoción”, explica.
Villamil añade que en esta conformación del Telepresidente la figura de la empresa de comunicación, ambiciosa de poder, juega papel importante. En este sentido, de manera específica, la actuación de Televisa como la compañía que impulsa con todo su aparato mediático la figura de EPN.
“No podíamos tener ese platillo del Telepresidente sin esta ambición de poder del grupo de jóvenes que llegaron a dirigir los destinos de Televisa en 1997: los 4 fantásticos de Emilio Azcárraga Jean. Ellos dijeron “no, ya no somos los soldados del presidente,  los políticos son los soldados nuestros y la democracia es un gran negocio porque evidentemente están pagando por salir en la tele y están pagando por que nosotros no saquemos sus trapitos al sol”, comentó.
En lo referente, Villamil agrega que en este afán de Televisa de escalar peldaños en la escalera del poder, es que encontró en el modelo EPN una gran oportunidad.
“Esta especie de aspiración de poder de la empresa Televisa, encontró en el esquema y en el modelo con Enrique Peña Nieto su gran hit. ¿Cuál es el gran hit? Lo explico de manera muy sencilla: lo único que hicieron fue lo que antes hacían en materia de farándula y espectáculo, es decir el advertainment, la promoción de los personajes en las telenovelas, en los programas de espectáculos, en los programas cómicos, en los programas de deportes. En tal sentido dijeron “y si hacemos eso mismo en la política” y nada más trasladaron esa misma fórmula (para posicionar a EPN) pero dinamitaron las reglas de la política y la democracia”, comentó.
Parte de este modelo de EPN, es en palabras de Villamil, el proyecto de reformas, “que pretenden  completar un ciclo de reformas (neoliberales) que iniciaron hace 30 años en este país”.
“Desde hace 30 años nos están diciendo que vamos a ir al primer mundo; desde hace 30 años nos están diciendo que la pobreza y el desempleo es un mito genial y de repente nos encontramos con que 30 años después estamos con más pobres: 53 millones de pobres  y con 1% de la población que concentran el 21% del producto interno bruto, es decir unos niveles de inequidad que además, evitar eso era lo que le daba legitimidad al PRI. Históricamente el PRI tenia legitimidad frente a la población y le ‘perdonábamos’ que fueran ratas y corruptos, porque distribuían cierta riqueza. Desde hace 30 años ningún gobierno está distribuyendo riqueza, por el contrario está concentrando riqueza y el asunto con el modelo de Peña y con el modelo que vino a impulsar es justamente concentrar todavía más”, explicó.
Se termina el mexican moment
“La fortuna se le va a Peña Nieto cuando aparecen 22 cuerpos en Tlatlaya y el infortunio hace que los medios internacionales den a conocer que fue una ejecución y ahí es donde empieza algo turbio, oscuro, cuyas dimensiones todavía no conocemos que es una fractura al interior del ejército y que también genera un efecto”, así lo manifesta Jenaro Villamil al hablar sobre el quiebre del momento de gloria vivido por EPN a nivel internacional.
En este sentido agrega que a la tragedia en la bodega de San Pedro Limón, no se puede desvincular los hechos del 26 y 27 de septiembre, de los cuales se derivó la desaparición de 43 normalistas de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.
“Lo de Ayotzinapan no lo podemos desvincular de lo de Tlatlaya ni tampoco lo de Apatzingan. Hay un eje, algo está podrido en el modelo del Telepresidente y por eso el ocaso fue muy rápido, por eso ese contraste. ¿Qué fuerzas se detonaron al interior del mismo sistema que no fue capaz de conducirlas  y de orientarlas? Pero además ¿Qué fuerzas también se desataron en la sociedad?”, apuntó.
Además de lo anterior, agrega: “Las matanzas no han terminado. Ningún expediente del 2014 está cerrado, ni el de Tlatlaya ni el de Ayotzinapa nadie lo ha superado como diría el clásico Enrique Peña Nieto. ‘Ya es hora de superarlo, vamos hacer negocio’, es lo que nos quiere decir (…) el Telepresidente cae porque confunde las reformas con la imposición de un modelo, porque confunde el maquillaje del conceso con el conceso real. Él cree que como ya lo firmaron en el Pacto por México, cree que con eso era tener la oposición de su lado. El Telepresidente fracasa también porque no ha podido demostrar que sus reformas benefician a la sociedad. El Telepresidente envejeció a prisa (…) en menos de 3 años el titular de la presidencia parece no estar en la cumbre de su gobierno sino en el ocaso de su proyecto. Hay un enorme riesgo de que los rasgos autoritarios  se agudicen y se fortalezcan”.

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