Cineasta Natalia Brushtein promueve filme sobre desaparecidos
Parte de lo que pasa en México es la falta de memoria que tenemos como
sociedad, opinó Natalia Brushtein, cineasta argentina-mexicana radicada
en nuestro país por más de 30 años.
La realizadora presentó su documental “Tiempo suspendido” en el pasado
Festival Internacional de Cine del Desierto (FICD 2016). En el trabajo
cinematográfico recrea la historia de su abuela Laura Bonaparte, quien
fuera una importante activista de las Madres de la Plaza de Mayo,
organización humanitaria que buscaba a las personas desaparecidas
durante la dictadura militar en Argentina.
Brushtein toma el papel de nieta y ya instalada como tal, hace
preguntas, refuerza imágenes en la deteriorada memoria de su abuela,
quien vivía internada para su cuidado en una clínica.
Natalia la entrevistaba para el documental, lo que logró en los últimos
años de vida de Laura. Pero también recorre lo andado por su abuela
mientras revisa los documentos, manuscritos, fotografías y periódicos
que Laura atesoraba en un baúl.
Así nos muestra cómo revisaron juntas el material que hoy día constituye
el tesoro familiar más importante por el valor histórico que para
Argentina tiene la documentación del pasaje más oscuro, en el que
desaparecieron más de 30 mil personas a manos del Estado en los años 70 y
80.
De sus dos hijas y dos hijos, a Laura le desaparecieron tres y al padre
de sus hijos lo secuestraron y quemaron junto con otras personas. Todo
eso cargó en su espíritu esa abuela cuyo rostro al tiempo de la
filmación tiene una expresión apacible y divertida, tal vez regalada por
el tiempo, convirtiendo los recuerdos tormentosos en la nebulosa de un
pasado tan difícil de soportar.
De profesión psicoanalista, Laura Bonaparte fue entrevistada y filmada
en diversos momentos de su vida siempre ligada a la lucha por la
aparición con vida de todas las personas víctimas del Estado argentino,
lo cual rescata Natalia para dar un completo panorama de la vida de esta
mujer, que ahora podemos conocer gracias a que su nieta ha llevado al
cine parte de su historia.
EL DOLOR EN ARGENTINA
En entrevista con Cimacnoticias, la realizadora de “Tiempo suspendido”
dijo que en Argentina el enemigo era bien identificado: era el Estado.
Sin embargo, en México, país a donde emigró con su abuela hace más de
tres décadas, no se alcanza a vislumbrar con exactitud entre quiénes es
la pelea. Parecería que es una guerra de “todos contra todos”.
“Mi abuela hizo un trabajo muy importante en la memoria colectiva de
Argentina. Fueron 40 años de lucha para el punto en que está en este
momento ese país, en cuestión de justicia, porque desafortunadamente en
cuestión de democracia no ha avanzado”, comentó Brushtein.
Lo que recuerda de su padre desaparecido –hijo de Laura y de quien sólo
tiene unas cuantas fotos–, cuando ella apenas tenía un año de edad es
vago, difuso, mientras que a su abuela la rememora como la persona con
la cual vivió en México, cuando salió para refugiarse en nuestro país
ante la inminente amenaza de ser asesinada.
Desapariciones, asesinatos, presos políticos… ése era el escenario que
dejaron atrás la abuela, la madre y la hija pequeña, parecido al
contexto actual de México, donde llevamos 27 mil desaparecidos.
Sin embargo, Natalia Brushtein consideró que no es exactamente igual que
la Argentina de esos años, pues allá claramente había un gobierno que
no quería que hubiera personas que pensaran de manera diferente, gente
que quisiera un mundo mejor.
“En México no se identifica quién contra quién, sino que es todos contra
todos. En México desaparecen a cualquiera, no sólo activistas
políticos, que son los más afectados. No sólo periodistas, que también
son muy afectados, sino la sociedad civil en general. Te puede tocar
porque te quieren asaltar, porque te quieren robar, porque te quieren
silenciar o porque eres mujer. Nadie está libre de caer en las garras
del asesinato o desaparición forzada”, explicó.
“EL PAÍS PIERDE SU IDENTIDAD”
Agregó la cineasta: “Estamos encerrados en nuestras propias vidas por
miedo, por falta de interés, por falta de comunicación porque finalmente
lo que pasa en México también de alguna manera está silenciado, está
modificado y está manipulada la información. Los medios de comunicación
están muy cerrados y la mayoría de la gente tiene muy poca información
de lo que realmente pasa en México.
“Me duele mucho ver a un país que poco a poco está perdiendo su
identidad como país. Mi abuela lo decía: ‘Una sociedad sin memoria es
una sociedad sin identidad’. Lo que pasa en México es que empieza a ser
un país sin identidad porque no lucha por sus propios habitantes.
“Para un país y para las personas es imposible superar el daño por
desapariciones y asesinatos masivos. Son marcas que quedan para siempre
–advirtió quien pertenece a una familia en la que desaparecieron al
menos cuatro de sus integrantes, todos familiares directos–. Uno aprende
a sobrevivir, aprendes a llevarlo hacia adelante y los que pueden,
intentan con la propia experiencia transmitirla a los demás, pero las
marcas quedan para siempre.
“Es incomprensible que una persona desaparezca, porque necesitas el
cuerpo para poder enterrarlo, para saber que ya no está más. Como ser
humano uno puede entender que la muerte es parte de la vida. Duele, pero
es parte de la vida. El desaparecido es algo en donde no te dan chance
ni siquiera de hacer un duelo, y esa esperanza siempre está, algún día
va a aparecer, porque no puede existir un desaparecido”.
Respecto a la diferencia entre una persona desaparecida y un colectivo
de personas desaparecidas como los estudiantes de Ayotzinapa en México,
Brushtein sostuvo que el individuo deja una huella en la familia, pero
el colectivo, si bien está conformado por varios individuos, deja una
marca en la sociedad.
En Argentina, los 30 mil desaparecidos fueron prácticamente de la misma
generación. Se focalizaron en personas de entre 18 y 30 años de edad.
Eso es dejar sin una generación que está en proceso de ser la que
desarrolla el país. Deja un hueco, una marca que no puedes tapar con
nada, es un vacío en la sociedad. Los 43 normalistas son 43 maestros que
desaparecen y que dejan un vacío en la sociedad, expresó.
“Los 27 mil desaparecidos en México son un hueco que queda en la
sociedad y que no puede ser que no lo veamos. Eso sin hablar de la
cantidad de desplazados y muertos que hay. Y que ni siquiera son cifras
que podamos saber cuántos son en realidad. Ese es el problema, que no
está claro hacia quién está dirigida la violencia, es a cualquiera y
afecta a todos”.
Natalia Brushtein estudió cine y se ha dedicado a la edición de
documentales. Como antecedente hizo el cortometraje “Encontrando a
Víctor”, sobre la desaparición de su padre, pero decidió profundizar y
ampliar hasta concretar la realización de “Tiempo suspendido”, su primer
largometraje.
Natalia Brushtein | Foto: Silvia Núñez Esquer, corresponsal
Por: Silvia Núñez Esquer, corresponsal
Cimacnoticias | Hermosillo, Son.-
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