Mujeres y Salud Mental
Por: Alejandra Buggs Lomelí*
Ha
llegado el momento de empezar nuestros recuentos del año, de este 2017
en el que tantas y tantas cosas sucedieron y siguen sucediendo, en
nuestro querido y lastimado México…
Empiezo a recordar las noticias con dificultad, por las emociones que
me generan estos recuerdos, las noticias con las que iniciamos este
2017.
Noticias que nos afectaron tanto, como fueron entre otras: el
“gasolinazo” que sembró un clima de desconcierto, miedo y enojo, sumado a
la extraña sensación de saber que el país más poderoso del mundo
empezaba a ser gobernado por un personaje tan terriblemente destructivo y
amenazante para nuestra integridad, como Trump.
Por otro lado, el excesivo incremento de la violencia en todo el
país, especialmente la violencia de género, que ha cobrado tantas vidas
de mujeres en el Estado de México, Puebla, Ciudad de México y en general
en todo el territorio.
Preguntas que siguen sin respuestas, como ¿dónde están los 43?
¿quiénes asesinan a las y los periodistas? ¿qué pasa con los asesinos de
mujeres a quienes los detienen y posteriormente los liberan? ¿cuándo se
hará justicia ante los delitos de tantos gobernadores corruptos? ¿de
qué manera nos afecta el manejo de las sucias estrategias electorales de
todos los partidos contendientes? y ¿cómo nos ha trastocado la Ley de
Seguridad Interior?
Ley, que lo que menos nos brindará será seguridad, y la cual violenta
nuestros Derechos Humanos, una ignominia que a quienes estamos más
conscientes de lo que esto significa, nos lacera y nos asusta generando
gran incertidumbre y desconcierto.
2017 ¡no ha sido un año más! ha sido y sigue siendo un año en el que
seguramente nos sucedieron cosas maravillosas en todos sentidos, sin
embargo, no podemos hacer de lado, que socialmente es un año que nos ha
impactado emocionalmente a nivel muy profundo, no sólo en lo individual
sino en el imaginario colectivo.
Un año en el que fuimos víctimas en Puebla, Chiapas Oaxaca, Chiapas y
la Ciudad de México de dos fuertes sismos, de los que aún no nos
reponemos porque por un lado, los gobiernos no han respondido como
tendrían que hacerlo a las personas damnificadas que perdieron sus
hogares y medios de trabajo.
No terminamos de reponernos aún, porque al recorrer por muchas calles
observamos edificios afectados y espacios vacíos donde antes había una
casa o un edificio, y aunque no digamos nada abiertamente, a veces, lo
detectamos porque nos toca el corazón y las memorias del miedo vivido y
de recordar que murieron muchas personas consecuencia de los sismos nos
invaden nuestras mentes, ante la negligencia por parte de las
autoridades.
Son muchos los efectos emocionales por los que hemos pasado: estrés,
pánico, crisis nerviosas, agotamiento, angustia, pesadillas, ansiedad,
insomnio, depresión, irritabilidad, dolores musculares y contracturas,
así como recuerdos de escenas traumáticas.
Son estas circunstancias o acontecimientos inesperados que ponen en
peligro nuestra vida o la integridad de algún familiar o persona
conocida, como: catástrofes naturales, guerras, accidentes de avión, de
tren o de carretera, secuestros o agresiones con violencia… de los que,
con suerte, se sale con fracturas, heridas o simplemente magulladuras,
pero con el tiempo también se manifiestan en una serie de secuelas
psicológicas originadas por todo este tipo de violencia.
Ante un año cargado de tantas y fuertes emociones vividas, creo
importante integrar el autocuidado a nuestras vidas tanto personal como
colectivo, y para ello comparto aquí las siguientes sugerencias:
Solicitemos ayuda, apoyo y acompañamiento psicológico, además de
rodearnos de familiares y amistades de quienes sepamos que nos quieren
para alimentarnos de ese cuidado y cariño, para sobrellevar las
situaciones a las que nos enfrentamos en el día a día.
Es importante que podamos expresar lo que nos sucede y encontrar contención emocional.
Tratemos de aprender técnicas de relajación y respiración, esto
ayudará a que calmemos la ansiedad y disminuya el intenso estado de
alerta.
Intentemos evitar situaciones estresantes en la medida de lo posible,
mantener la mayor tranquilidad y realizar toda actividad con moderación,
incluso o especialmente el trabajo.
Es importante tomarse un descanso cuando experimentemos que hemos alcanzando un álgido punto de estrés.
También ayudará implementar hábitos que contribuyan a mejorar nuestra
calidad de vida, realizar actividades creativas que ayuden a
alimentarnos de situaciones sanas, para contrarrestar los efectos tan
impactantes de la violencia.
Estamos cerrando un año que ha sido en todos sentidos difícil, un
año, que nos obliga a hacer profundas reflexiones, que nos lleven a
actuar de manera congruente no solo para cuidarnos, sino para cuidar a
México, nuestro querido y lastimado país, que tanto necesita como
nosotras y nosotros de ser cuidado.
Que el año venidero nos permita ser parte de un cambio, en el que
verdaderamente retiemble en sus centros la tierra, sin quedarnos
cruzadas y cruzados de brazos, para parar la violencia e impunidad,
hacia cualquier persona.
Un próximo año en el que la fuerza del amor propio, el amor hacia las
y los demás, y la compasión, sean nuestras más importantes
herramientas de cambio.
Que todas y todos tengamos un buen cierre de año y un mejor 2018 en todos sentidos.
Con amor siempre…
*Psicoterapeuta humanista existencial, especialista en Estudios de Género, y directora del Centro de Salud Mental y Género.
Whatsapp 55.80.97.91.02
CIMACFoto: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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