El trayecto migratorio de las mujeres y niñas está profundamente atravesado por la violencia física y sexual
Madrid, 21 diciembre. 17. Amecopress. Las
personas migran por muchos motivos. La mayoría de las veces, por
necesidad. Necesidad económica, necesidad de huir de la violencia,
necesidad de escapar de la guerra. El hecho de migrar no te hace mejor
ni peor persona, pero no acoger, no proteger y no dar refugio a seres
humanos –mujeres, hombres, niños y niñas- que lo necesitan, sí muestra
el grado de deshumanización e hipocresía alcanzado por una sociedad. Los
países con mas recursos cierran sus fronteras a personas que vienen de
tierras de las que se lucran y empobrecen. Los países más pobres son los
que más personas refugiadas han acogido. Con esas contradicciones
celebramos el Día Internacional de las Personas Migrantes.
“La migración es un fenómeno que ha existido siempre. El cambio
climático, la demografía, la inestabilidad, las desigualdades cada vez
mayores y las aspiraciones a una vida mejor, así como las necesidades no
satisfechas en los mercados laborales, nos indican que la migración
seguirá existiendo. Necesitamos que la cooperación internacional sea
eficaz en la gestión de la migración para asegurarnos de que sus
beneficios se distribuyan de la manera más amplia y de que los derechos
humanos de todos los interesados estén debidamente protegidos.”, ha
dicho António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, con
motivo de la celebración.
La postura europea frente a las personas refugiadas y migrantes es
vergonzosa, tal y como reclaman diversas organizaciones y defensoras de
los derechos humanos. ¿Cómo podemos permitir que existan campos de
personas refugiadas que con capacidad para poco más de 1500 personas,
acogen a 7.000 personas, incluidos muchas niñas y niños, viviendo en
unas condiciones lamentables y con muchísimo frío? ¿Cómo convivir
sabiendo que miles de mujeres, niñas, niños y hombres, que buscaron
protección en Europa, han quedado atrapados en las islas griegas, en
centros subvencionados por la Unión Europea, convertidos en campamentos
insalubres y hacinados? ¿Cómo seguir ignorando que en esos campamentos
se ha popularizado el uso de pañales por parte de las mujeres porque
prefieren usarlos antes que arriesgarse a ir al baño en las noches para
evitar ser víctimas de abuso sexual?
Para mujeres y niñas, la trata es, en muchos casos, la única manera de alcanzar Europa
El continuo y creciente endurecimiento de las leyes y políticas
europeas de migración y asilo afecta de manera especial a las mujeres.
Son contextos que contribuyen a acrecentar las desigualdades de género y
favorecen la consolidación de las redes de trata. Las mujeres y niñas
se ven expuestas a las relaciones de poder, dominación y abuso sexual
por parte de otras personas en tránsito, por las fuerzas de seguridad y
control fronterizo, y por las redes de trata de personas. Como señala la
activista Helena Maleno, que otros usen el cuerpo de las mujeres, niñas
y adolescentes, se ha convertido en un “sacrificio necesario” para el
triunfo del proyecto migratorio, y para el desarrollo posterior de un
proyecto colectivo, que incluye a la familia, a la comunidad y a las
generaciones venideras. El trayecto migratorio de las mujeres y niñas
está profundamente atravesado por la violencia física y sexual. La trata
es, en muchos casos, la única manera de alcanzar Europa.
Maleno recibe continuamente amenazas –otra vergüenza más- por defender
los derechos humanos de las personas migrantes en nuestras fronteras:
“Feliz Día del Migrante a todas aquellas personas que persiguen una vida
que merezca la pena ser vivida. Por el derecho al movimiento de los
pueblos”, deseaba, para recordar que “hay treinta personas desaparecidas
desde hace más de un día en nuestra Frontera Sur. Proteger su vida es
un deber democrático”.
Las devoluciones en caliente de inmigrantes que llegan a nuestras
fronteras continúan, a pesar de los tirones de orejas que ha recibido el
Estado español por ello. Las paredes de los CIEs siguen encerrando a
personas que no han cometido delito alguno, incluso a víctimas de trata,
sin que se respeten sus derechos. Los medios de comunicación insisten
en difundir imágenes estereotipadas de la población inmigrante.
Estamos ante una gran crisis, política, social, humana. Un grupo de
Estados –y, hay que decirlo, las personas que sostienen, que votan a
quienes desarrollan esas políticas o que miran para otro lado por
egoísmo, ignorancia o crueldad - quiere contener a toda costa la llegada
de seres humanos a su territorio, los discrimina, los violenta y
pretende disuadir a todas aquellas personas que buscan refugio en
nuestro continente.
Es posible otra forma de hacer las cosas
Existen recursos para que esas personas sean acogidas. Y, también, es
posible encontrar soluciones para que nadie tenga que abandonar su
tierra, sus relaciones familiares y de amistad, por la presión del
hambre, la enfermedad, la pobreza, la guerra. Las mujeres no quieren
exponerse a rutas llenas de violencia. Las niñas no quieren ser vendidas
ni contraer matrimonio con señores mayores. Ninguna mujer quiere ser
violada ni explotada. Nadie quiere morir ahogada en el mar, ni
achicharrarse en la rueda de un camión, ni congelarse en un campamento.
Todo esto puede evitarse, hay que decirlo y repetirlo: puede evitarse.
Pero no interesa.
El Día de las Personas Migrantes también hay que visibilizar la labor
de cientos de personas y organizaciones comprometidas con ayudar a
estos seres humanos que sobrepasan fronteras. Vigilan el cumplimiento de
las leyes, por imperfectas que sean, para tratar de velar por los
derechos humanos. Acompañan a las familias, menores, mujeres y hombres,
en su paso por centros y por el caos de un sistema legal que muchas
veces separa madres de hijas, encierra, y no tiene en cuenta los signos
de lo evidente.
En la medida de lo posible, en un contexto social y unos medios de
comunicación que no muestran demasiado interés por esta temática, estas
organizaciones tratan de exigir cambios políticos que reconozcan los
derechos de las personas que siguen y seguirán llegando en busca de un
futuro mejor.
Fotos archivo AmecoPress
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