12/23/2017

Entre el derecho al movimiento de los pueblos y las crueles políticas de los Estados

18 de diciembre, Día Internacional de las Personas Migrantes

El trayecto migratorio de las mujeres y niñas está profundamente atravesado por la violencia física y sexual

 

Madrid, 21 diciembre. 17. Amecopress. Las personas migran por muchos motivos. La mayoría de las veces, por necesidad. Necesidad económica, necesidad de huir de la violencia, necesidad de escapar de la guerra. El hecho de migrar no te hace mejor ni peor persona, pero no acoger, no proteger y no dar refugio a seres humanos –mujeres, hombres, niños y niñas- que lo necesitan, sí muestra el grado de deshumanización e hipocresía alcanzado por una sociedad. Los países con mas recursos cierran sus fronteras a personas que vienen de tierras de las que se lucran y empobrecen. Los países más pobres son los que más personas refugiadas han acogido. Con esas contradicciones celebramos el Día Internacional de las Personas Migrantes.

“La migración es un fenómeno que ha existido siempre. El cambio climático, la demografía, la inestabilidad, las desigualdades cada vez mayores y las aspiraciones a una vida mejor, así como las necesidades no satisfechas en los mercados laborales, nos indican que la migración seguirá existiendo. Necesitamos que la cooperación internacional sea eficaz en la gestión de la migración para asegurarnos de que sus beneficios se distribuyan de la manera más amplia y de que los derechos humanos de todos los interesados estén debidamente protegidos.”, ha dicho António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, con motivo de la celebración.


La postura europea frente a las personas refugiadas y migrantes es vergonzosa, tal y como reclaman diversas organizaciones y defensoras de los derechos humanos. ¿Cómo podemos permitir que existan campos de personas refugiadas que con capacidad para poco más de 1500 personas, acogen a 7.000 personas, incluidos muchas niñas y niños, viviendo en unas condiciones lamentables y con muchísimo frío? ¿Cómo convivir sabiendo que miles de mujeres, niñas, niños y hombres, que buscaron protección en Europa, han quedado atrapados en las islas griegas, en centros subvencionados por la Unión Europea, convertidos en campamentos insalubres y hacinados? ¿Cómo seguir ignorando que en esos campamentos se ha popularizado el uso de pañales por parte de las mujeres porque prefieren usarlos antes que arriesgarse a ir al baño en las noches para evitar ser víctimas de abuso sexual?

Para mujeres y niñas, la trata es, en muchos casos, la única manera de alcanzar Europa


El continuo y creciente endurecimiento de las leyes y políticas europeas de migración y asilo afecta de manera especial a las mujeres. Son contextos que contribuyen a acrecentar las desigualdades de género y favorecen la consolidación de las redes de trata. Las mujeres y niñas se ven expuestas a las relaciones de poder, dominación y abuso sexual por parte de otras personas en tránsito, por las fuerzas de seguridad y control fronterizo, y por las redes de trata de personas. Como señala la activista Helena Maleno, que otros usen el cuerpo de las mujeres, niñas y adolescentes, se ha convertido en un “sacrificio necesario” para el triunfo del proyecto migratorio, y para el desarrollo posterior de un proyecto colectivo, que incluye a la familia, a la comunidad y a las generaciones venideras. El trayecto migratorio de las mujeres y niñas está profundamente atravesado por la violencia física y sexual. La trata es, en muchos casos, la única manera de alcanzar Europa.

Maleno recibe continuamente amenazas –otra vergüenza más- por defender los derechos humanos de las personas migrantes en nuestras fronteras: “Feliz Día del Migrante a todas aquellas personas que persiguen una vida que merezca la pena ser vivida. Por el derecho al movimiento de los pueblos”, deseaba, para recordar que “hay treinta personas desaparecidas desde hace más de un día en nuestra Frontera Sur. Proteger su vida es un deber democrático”.

Las devoluciones en caliente de inmigrantes que llegan a nuestras fronteras continúan, a pesar de los tirones de orejas que ha recibido el Estado español por ello. Las paredes de los CIEs siguen encerrando a personas que no han cometido delito alguno, incluso a víctimas de trata, sin que se respeten sus derechos. Los medios de comunicación insisten en difundir imágenes estereotipadas de la población inmigrante.

Estamos ante una gran crisis, política, social, humana. Un grupo de Estados –y, hay que decirlo, las personas que sostienen, que votan a quienes desarrollan esas políticas o que miran para otro lado por egoísmo, ignorancia o crueldad - quiere contener a toda costa la llegada de seres humanos a su territorio, los discrimina, los violenta y pretende disuadir a todas aquellas personas que buscan refugio en nuestro continente.

Es posible otra forma de hacer las cosas

Existen recursos para que esas personas sean acogidas. Y, también, es posible encontrar soluciones para que nadie tenga que abandonar su tierra, sus relaciones familiares y de amistad, por la presión del hambre, la enfermedad, la pobreza, la guerra. Las mujeres no quieren exponerse a rutas llenas de violencia. Las niñas no quieren ser vendidas ni contraer matrimonio con señores mayores. Ninguna mujer quiere ser violada ni explotada. Nadie quiere morir ahogada en el mar, ni achicharrarse en la rueda de un camión, ni congelarse en un campamento. Todo esto puede evitarse, hay que decirlo y repetirlo: puede evitarse. Pero no interesa.
El Día de las Personas Migrantes también hay que visibilizar la labor de cientos de personas y organizaciones comprometidas con ayudar a estos seres humanos que sobrepasan fronteras. Vigilan el cumplimiento de las leyes, por imperfectas que sean, para tratar de velar por los derechos humanos. Acompañan a las familias, menores, mujeres y hombres, en su paso por centros y por el caos de un sistema legal que muchas veces separa madres de hijas, encierra, y no tiene en cuenta los signos de lo evidente.
En la medida de lo posible, en un contexto social y unos medios de comunicación que no muestran demasiado interés por esta temática, estas organizaciones tratan de exigir cambios políticos que reconozcan los derechos de las personas que siguen y seguirán llegando en busca de un futuro mejor.
Fotos archivo AmecoPress

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