7/12/2020

Su majestad escoja



Escuchando y luego leyendo los discursos del presidente López Obrador y del patán de la Casa Blanca, no pude evitar recurrir al famoso calambur de Francisco de Quevedo, quien apostó con sus amigos que diría de frente a la reina Isabel de Borbón que estaba lisiada. Como sabemos, el juego de palabras fue: entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja.
Así, cuando Trump comenzó a decir que “en este país viven 36 millones de mexicanos que elevan el nivel de nuestras comunidades, iglesias y enriquecen nuestra diversidad cultural… También hay grandes empresarios y empresarias que representan un gran porcentaje de nuestros pequeños empresarios, exitosos, y como usted, Presidente, gente trabajadora y dura a la hora de negociar”, a nadie sorprendió su cinismo, que no tiene límites, sino el sapo que se estaba tragando.
Y cuando López Obrador subrayó con agudeza: También, como es sabido, la historia, la geopolítica, la vecindad y las circunstancias económicas de ambas naciones han impulsado de manera natural un proceso de migración de mexicanas y mexicanos hacia Estados Unidos y se ha conformado, aquí, una comunidad de cerca de 38 millones de personas, incluyendo a los hijos de padres mexicanos. Se trata de una comunidad de gente buena y trabajadora que vino a ganarse la vida de manera honrada y que mucho ha aportado al desarrollo de esta gran nación, remachó el sapote que se le atragantaba al Racista Mayor.
Pero el mejor momento del discurso fue cuando AMLO usó la paradoja irónica para desnudar al mentiroso patológico:
“Durante mi mandato como Presidente de México, en vez de agravios hacia mi persona y, lo que estimo más importante, hacia mi país, hemos recibido de usted comprensión y respeto… Usted no ha pretendido tratarnos como colonia, sino que, por el contrario, ha honrado nuestra condición de nación independiente. Por eso estoy aquí, para expresar al pueblo de Estados Unidos que su presidente se ha comportado hacia nosotros con gentileza y respeto. Nos ha tratado como lo que somos: un país y un pueblo digno, libre, democrático y soberano”.
Sólo faltó decirle que estaba cojo. Pero es probable que el ególatra en jefe haya pensado que su gran personalidad generaba esas simpatías.
Damas de la caridad. Ninguno esperaba salir con las manos vacías del peculiar encuentro. Desde luego, era evidente lo que buscaba Trump: llevarse una rebanada del voto latino, que es religioso y conservador y puede ayudarle en los estados de Arizona y Texas, sobre todo. Pero Andrés Manuel López Obrador también ganará mucho. En ganancias electorales para 2021, las que ya obtiene con pruebas fehacientes de corrupción y manejos inadecuados con Estados Unidos que realizaron personeros de los dos partidos principales, PRI y PAN, cuando gobernaban.
T-MEC. Pero lo que se vislumbra en construcción es una fuerte alianza con los grandes empresarios mexicanos y estadunidenses en México para rellenar en parte el espacio de las intervenciones europeas y chinas.
Reconstruir el Estado. Con estos elementos ya acumulados, AMLO se encamina a la tarea más importante y decisiva de su sexenio: la reconstrucción del Estado mexicano. En artículo anterior usé el símil de un ferrocarril para ilustrar los problemas institucionales del Estado. En el primer vagón van las instituciones que surgen en el largo proceso de transición, desde el Banco de México pasando por el INE, la CNDH y otras. En el segundo viajan los resabios institucionales: las formas de acuerdos informales que eran sólido sostén en las relaciones del gobierno con el gran empresariado, plagadas de contubernios y ventajas fiscales, y de acceso privilegiado a la información. En el tercero viajan las instituciones orientadas a administrar la pobreza y el conflicto social con las clases subalternas.
El punto clave es cómo desenganchar el segundo vagón para realmente jalar al tercero sin destruir la locomotora.

Twitter: gusto47

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