4/01/2010

La columna de S. Schmidt...


Es la economía...

Mientras todos nos regodeábamos con la estupidez de Vicente Fox este se regodeaba con el uso personal del poder.

Nosotros nos burlábamos de su ignorancia supina cuando dijo haber tenido un lapsus lingus al decir mal el nombre de Jorge Luis Borges y el inclinaba la balanza del poder a favor de la ultraderecha furiosamente anti-comunista y enemiga jurada de la libertad y la tolerancia; mientras nosotros nos reíamos de la taradez de Martita Sahagún que confundió al premio nobel Rabindranath Tagore convirtiéndolo en la poeta Rabina Gran Tagora, ella maniobraba para enriquecerse de una manera brutal utilizando a sus hijos como prestanombres.


La culpa no es del que mata a la vaca sino del que le agarra la pata. Vicente Fox fue una patraña que engatusó a muchos nuevos y viejos votantes; será el hastío, la corrupción del PRI o el sereno, pero el caso es que legítimamente llegó al poder un miembro de la derecha más reaccionaria a cumplir con su deber.

Después llegó Calderón, para ese entonces ya muchos no se fiaban de los trucos de la mercadotecnia política, pero no contaban con que los viejos estilos que permitían ganar contra viento y marea no habían desaparecido, y muchos no contaban con que la tecnología apoyada por el manejo autoritario del poder podía hacer de las suyas.

Calderón puso cara de moderado mientras continuaba reforzando a la ultra derecha y sostenía las condiciones para la consolidación de una corrupción depredadora, piensen que por alguna razón no se cuestiona públicamente que hacen los despachos legales de Gómez Mont (secretario de Gobernación) y del ex senador Fernández de Ceballos que han medrado demandando al estado y ganando los casos manejando los hilos del poder.

O sea, la justicia al servicio de los nuevos arribistas.

Algún día nos enteraremos de los negocios de la familia presidencial, por ejemplo, por medio del cuñado presidencial, que entre otras cosas manejaba los datos del Instituto Federal Electoral y que ayudó para el triunfo en el 2006.

La debilidad de llegada de Calderón, su falta de legitimidad lo llevó a los brazos abiertos de las fuerzas armadas y con esto, al establecimiento de políticas represivas que tienen a una buena parte del país en estado de sitio.

Hay una cantidad impresionante de quejas contra el ejército, pero este sigue escudándose tras de si mismo y aprovechando la debilidad e inocencia presidencial.
Los errores (que ya son muchos) han vulnerado al país al grado que Estados Unidos hoy se vuelca con una queja sostenida, reclamando que México no cumpla, aunque parte del problema venga de Estados Unidos y su corrupción, pero el presidente ilegítimo perdió la voz –y la dignidad dirían muchos-.

La falla en el manejo del ejército hoy ha resultado en una derrota indudable y un reclamo de los militares que aducen que su falla no se debe a su incompetencia, abuso y corrupción, sino a la estrategia presidencial, la que posiblemente ellos diseñaron. Como no reconocerán la responsabilidad buscarán culpar a alguien más, lo que implica que siguiendo la doctrina militar de Estados Unidos a la que están muy cercanos, tratarán de descargar la culpa sobre los civiles, así que la torpeza de Calderón nos pone peligrosamente al borde del golpe de estado.

El problema sustancial mexicano no es la seguridad, aunque así nos traten de hacer creer porque eso infla los presupuestos de policías y militares, el problema es la economía. El equipo económico de Calderón esta formado por políticos obnubilados, tercos, sometidos a doctrinas ideológicas y hasta algún funcionario cuyo electroencefalograma se registra plano.

Así la falla de la seguridad impacta a la economía y el fracaso económico refuerza a la represión, como si todo se arreglara cortando cabezas.
Ciudad Juárez se ha convertido hoy en el paradigma que conecta ambos terrenos. Alrededor de 100,000 juarenses se han cruzado a El Paso impactando negativamente la economía, inversionistas extranjeros han manifestado que no llegarán mientras se mantengan las condiciones de inseguridad, y los señores de la guerra subterránea cada día tienen menor empacho de salir a la superficie porque saben que hoy dominan, el espacio es de ellos y el Estado fallido mexicano se manifiesta ahí con mayor evidencia y claridad.

Mientras más se hunda la economía más se refuerza el crimen, porque se ha deflacionado, hoy se contrata a un sicario por 2,000 a la semana y mientras su escala sea mayor, asegura mas el trabajo.
Calderón ha perdido el rumbo y su brújula esta descompuesta, el rumbo lo están fijando las armas y ese camino nunca es venturoso.

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