1/03/2011

Por la calle de la amargura



Lydia Cacho

Imagine que alguien le diera estas instrucciones para llegar a casa de sus amistades: subes por avenida El Chapo Guzmán, y seis calles a la derecha, entras a Miguel de la Madrid; te sigues por el parque de los niños perdidos hasta el callejón de García Luna; hay una bifurcación con dos calles: Manlio Fabio Beltrones y Jorge Hank Rohn, te vas por el segundo, que te llevará hacia la calle Beltrán Leyva; es la tercera casa azul a la derecha. Trae cervezas.

¿Una locura? No lo crea. Nos recuerda que México es un país que ignora a su héroes y heroínas reales mientras potencia, reconoce y celebra a sus tiranos y delincuentes: son las calles por que transitamos diario. Cada municipio tiene sus reglas y normas para nombrar calles, pero en muchos, los listados no son revisados por el cabildo y los consejos de Cultura, ni por el Congreso; sólo aprueban sin mayor análisis.

Hace unos meses me mudé; las y los vecinos nos tuvimos que hacer una colecta de 500 pesos para reparar una larga “avenida” de terracería que parecía afectada por un bombardeo desde hace dos años. A pesar de pagar el predial en tiempo y forma, nunca la han arreglado. Entonces descubrimos que el dañado camino lleva el nombre de Mario Villanueva Madrid, ex gobernador de Quintana Roo, hoy encarcelado por vínculos con el narco. El nombre fue asignado tras recibir sentencia de 36 años de prisión.

Para llegar a mi oficina debo circular por la avenida José López Portillo y recordar la devaluación que dejó a mi familia en serios problemas económicos, y en un día cualquiera, para hacer los mandados circulo entre Jesús Reyes Heroles, J. Martínez Ross y Fidel Velázquez. Por si fuera poco, en Tabasco visité la colonia Roberto Madrazo, y recientemente conduje por la avenida Carlos Salinas; era de noche y recordé el poder de las mafias fortalecidas por el ex presidente; no pude sino preguntarme ¿por qué no nos hemos revelado ante esto?, ¿es acaso un símbolo de la fatalidad que recae sobre nuestro país? No sólo nos gobiernan dejándonos en la ruina, avalando al narco, destruyendo el sindicalismo honesto y los derechos laborales, corrompiendo a las instituciones, fomentando la injusticia; además, y por si fuera poco, sus nombres quedan grabados en nuestras vidas cotidianas como si tal cosa.

Nadie creería que las calles de todo México no llevan mejores nombres por falta de imaginación, o de personajes ejemplares. Hay más de mil calles y avenidas Benito Juárez y llegué a encontrar 36 municipios con el mismo nombre. Miguel Hidalgo es el segundo más repetido; los más son de políticos que han llevado al país a donde se encuentra, y los menos socorridos son los nombres de mujeres. Luego están las creativas: calle del Taxi, del Frijol, Plan de muerto, Salsipuedes, del Manco, del Beso, de los Remedios, la Dolorosa, la Llorona, la Guadalupana, el Galán y el Talismán. En el colmo, en diversas ciudades les ha dado por nombrar calles como ex gobernadores y ex alcaldes recientes con el prefijo “licenciado”, por ejemplo, calle Licenciado Pedro Joaquín Coldwell. En Nuevo León, para llegar a la avenida Emilio Gamboa, se puede subir por calle Camote o calle Tuna. Y sin albures.

No soy ni la primera ni la única incómoda por vivir en un país que celebra a sus personajes más ignominiosos y corruptos, bautizando calles con sus apelativos. Durante la LIX Legislatura, un diputado propuso que fueran cambiados los nombres de todas las calles y avenidas que llevan el nombre Luis Echeverría Álvarez, ya que se encontraba bajo juicio por la masacre y desaparición de estudiantes de 1968; la mayoría priísta descalificó la propuesta como “descabellada”.

Lo cierto es que los nombres se conviertien en símbolos, y a mí no me gusta, en absoluto, verme rodeada de los símbolos de corrupción e impunidad todos los días. Yo crecí entre avenida Revolución y Patriotismo y, a decir verdad, preferiría vivir en la calle que evoque el nombre de alguna poetisa, escritora o un pintor acaso, que circular diariamente entre Mario Villanueva y Joaquín Hendriks. Resulta que algunos reglamentos locales permiten que la ciudadanía haga propuestas de nombres de las calles, aunque casi nunca se ejerce ese derecho. Sería bueno que la ciudadanía tenga derecho a opinar sobre este tema; yo haré el intento. Si usted pudiera elegir, ¿qué nombres de calles cambiaría?

www.lydiacacho.net / Twitter: @lydiacachosi
Periodista

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