Pedro Echeverría V.
1. El gobierno federal ha dedicado recursos sin precedentes en el combate al narcotráfico y la delincuencia.
Esta es una verdad indiscutible -no un mito- que puede demostrarse con sólo contabilizar las salarios pagados a las fuerzas armadas –quizá más de 150 mil soldados, marinos, policías uniformados de “inteligencia” y sus altos jefes- durante cinco años, así como las armas compradas a los EEUU, el “parque” usado para que mueran 40 mil “por fuego cruzado o víctimas colaterales”, el pago de asesores yanquis, los aviones. Con esa enorme cantidad de recursos pudieron crearse más de un millón de empleos que aminorarían realmente la delincuencia en la que intervienen decenas de miles de desempleados. ¿Quién puede obligar al gobierno a no dilapidar el presupuesto si el Legislativo y el Judicial andan en el mismo despilfarro? Así ningún presupuesto alcanza.
2. Ese dinero no sólo se usa para combatir la delincuencia, sino también para fortalecer las instituciones.
¿Quiere convencernos Calderón de que al combatir al narcotráfico y la delincuencia se fortalecen automáticamente las instituciones? O decirnos que un porcentaje de esas enormes cantidades se usó contra la delincuencia y otro para fortalecer las instituciones. La realidad es que la delincuencia es cada día mayor y las instituciones son cada vez más débiles, así se reconoce a nivel nacional. ¿O es que su estrategia busca exactamente eso: debilitar a las instituciones públicas para fortalecer al sector privado? La realidad es que no sé qué institución se ha fortalecido – ni la Presidencia- cuando no existe una política clara, coherente, que cree confianza en que vamos bien. Por eso al pobre de Poiré se le deben trabar las palabras como vocero al verse obligado a repetir “verdades” evidentemente falsas.
3. Se está pavimentado el camino para la seguridad.
El camino está lleno de hoyos y la pavimentación no es real. Preguntamos: ¿Para la seguridad de quién? ¿De los empresarios, del gobierno, de la clase política, de la población que trabaja todo el día para lograr su sustento? En un principio, hace algunos años, los secuestrados sólo eran los millonarios y sus familiares; luego se dijo que se secuestró al político más corrupto del país: al tal Diego; ahora no se habla tanto de secuestros sino de asesinatos y daños colaterales. No se vislumbra por ningún lado el “camino de la seguridad”, sobre todo que Calderón nada pudo hacer en cuatro años y medio al respecto. El futuro gobernante tendrá que cambiar radicalmente la estrategia y la política de despilfarro de combate de FCH contra el narcotráfico tendrá que irse a la basura.
4. Los retos de la seguridad se han abordado con transparencia.
La transparencia es una de las palabras más engañosas o demagógicas que se han usado en los últimos 20 años. Es tan transparente que no la vemos en ningún lado. Los fraudes y los asesinatos en la nación no sólo siguen registrándose sino que siguen tan escondidos como antes por “seguridad nacional”. Todo lo visible, lo que no puede esconderse, lo que se hace público, es “transparente”; pero lo importante, los asuntos gruesos, lo que tienen que ocultarse “para no provocar problemas” permanece en la oscuridad porque así le conviene a la clase política y empresarial. Por ese motivo todos los funcionarios nombrados por presidentes para esos cargos son gentes de “la mayor confianza”, los que siempre están dispuestos a callar.
5. La estrategia nacional no se limita al uso de la fuerza.
Si el gobierno de Calderón no se ha limitado a la fuerza, ¿habrá tratado primero de convencer, persuadir, prevenir, a los 40 mil muertos para que no de crucen en el camino de las balas? ¿No han leído o escuchado los gobiernos que la estrategia de “policías y ladrones” nunca ha funcionado si no se va a las causas que son el desempleo y la miseria? Calderón prometió en su campaña la “mano dura” y al iniciar su gobierno puso al ejército en las calles de todo el país sin que lo discuta o apruebe la Legislatura. ¿Quién le aconsejó y autorizó poner a decenas de miles de soldados y policías en las calles? Que Calderón ha puesto para cubrirse a las fuerzas armadas adelante, lo demostró desde el primer día de su gobierno en 2006 cercado por las masas que seguían a López Obrador.
6. Las fuerzas armadas violan sistemáticamente los derechos humanos.
No son solo las fuerzas armadas quienes violan sistemáticamente los derechos humanos, sino en todas las instituciones se violan los derechos de los indígenas, campesinos, los más miserables cuyas quejas son tiradas a cesto de la basura. Ahora que Sicilia encabezó la caravana y estuvo luego frente a Calderón, muchas madres y parientes de asesinados denunciaron que no fueron recibidos hace un mes, dos meses por las autoridades o, de plano que las trataron con la “punta del pie”. Basta con preguntar a Amnistía Internacional, a la Human Rights Watch y demás organizaciones defensoras de los derechos humanos para que nos informen cómo México está en primer lugar, o en los primeros lugares del mundo, en violación de todos los derechos.
7. La presencia de la autoridad detona la violencia.
Diría Calderón que es falso, pero si se reflexiona bien cada vez que se hace presenta el ejército, la marina o la policía federal se incrementan las muertes o matanzas por “fuego cruzado”. A mí me platicaban algunas personas de Torreón cuando se hacía el mitin de la caravana en el grande y bello parque recreativo: “durante cinco días que no llegaron soldados y policías, tampoco se aparecieron los narcos, creímos que ya no habrían más enfrentamientos”. Parecería que la presencia de la autoridad es como una provocación premeditada, se convierte en un reto. No basta que el gobierno haga declaraciones o trate de enterrar mitos; la realidad es muy distinta y ellos con tantas “orejas” o policías secretos, más que nadie, deben saberlo.
8. Error pactar con los criminales para disminuir la violencia.
En política y en la guerra, casi ninguna fuerza superior pacta nada con una inferior. El gobierno nunca pacta por buenas razones o porque se le ablande el corazón, sino sólo por la fuerza. En este caso supongo que también los narcos pactarían cuando el gobierno quiera. Parece que los pactos se hacen entre fuerzas iguales o que parecen niveladas y cuando una no puede liquidar a la otra. El narcotráfico en México se han fortalecido, incluso a traspasado fronteras, y las fuerzas del gobierno, obligadas a mantener la paz y la seguridad en el país, parecen debilitadas y muy cuestionadas al exigírseles que regresen a sus cuarteles. Negociar no es entregar sino muchas veces es dar un paso atrás para luego dar dos adelante. Pero Calderón no oye ni ve, aunque estén en peligro de morir otros 40 mil mexicanos.
http://pedroecheverriav.wordpress.com
pedroe@cablered.net.mx
1. El gobierno federal ha dedicado recursos sin precedentes en el combate al narcotráfico y la delincuencia.
Esta es una verdad indiscutible -no un mito- que puede demostrarse con sólo contabilizar las salarios pagados a las fuerzas armadas –quizá más de 150 mil soldados, marinos, policías uniformados de “inteligencia” y sus altos jefes- durante cinco años, así como las armas compradas a los EEUU, el “parque” usado para que mueran 40 mil “por fuego cruzado o víctimas colaterales”, el pago de asesores yanquis, los aviones. Con esa enorme cantidad de recursos pudieron crearse más de un millón de empleos que aminorarían realmente la delincuencia en la que intervienen decenas de miles de desempleados. ¿Quién puede obligar al gobierno a no dilapidar el presupuesto si el Legislativo y el Judicial andan en el mismo despilfarro? Así ningún presupuesto alcanza.
2. Ese dinero no sólo se usa para combatir la delincuencia, sino también para fortalecer las instituciones.
¿Quiere convencernos Calderón de que al combatir al narcotráfico y la delincuencia se fortalecen automáticamente las instituciones? O decirnos que un porcentaje de esas enormes cantidades se usó contra la delincuencia y otro para fortalecer las instituciones. La realidad es que la delincuencia es cada día mayor y las instituciones son cada vez más débiles, así se reconoce a nivel nacional. ¿O es que su estrategia busca exactamente eso: debilitar a las instituciones públicas para fortalecer al sector privado? La realidad es que no sé qué institución se ha fortalecido – ni la Presidencia- cuando no existe una política clara, coherente, que cree confianza en que vamos bien. Por eso al pobre de Poiré se le deben trabar las palabras como vocero al verse obligado a repetir “verdades” evidentemente falsas.
3. Se está pavimentado el camino para la seguridad.
El camino está lleno de hoyos y la pavimentación no es real. Preguntamos: ¿Para la seguridad de quién? ¿De los empresarios, del gobierno, de la clase política, de la población que trabaja todo el día para lograr su sustento? En un principio, hace algunos años, los secuestrados sólo eran los millonarios y sus familiares; luego se dijo que se secuestró al político más corrupto del país: al tal Diego; ahora no se habla tanto de secuestros sino de asesinatos y daños colaterales. No se vislumbra por ningún lado el “camino de la seguridad”, sobre todo que Calderón nada pudo hacer en cuatro años y medio al respecto. El futuro gobernante tendrá que cambiar radicalmente la estrategia y la política de despilfarro de combate de FCH contra el narcotráfico tendrá que irse a la basura.
4. Los retos de la seguridad se han abordado con transparencia.
La transparencia es una de las palabras más engañosas o demagógicas que se han usado en los últimos 20 años. Es tan transparente que no la vemos en ningún lado. Los fraudes y los asesinatos en la nación no sólo siguen registrándose sino que siguen tan escondidos como antes por “seguridad nacional”. Todo lo visible, lo que no puede esconderse, lo que se hace público, es “transparente”; pero lo importante, los asuntos gruesos, lo que tienen que ocultarse “para no provocar problemas” permanece en la oscuridad porque así le conviene a la clase política y empresarial. Por ese motivo todos los funcionarios nombrados por presidentes para esos cargos son gentes de “la mayor confianza”, los que siempre están dispuestos a callar.
5. La estrategia nacional no se limita al uso de la fuerza.
Si el gobierno de Calderón no se ha limitado a la fuerza, ¿habrá tratado primero de convencer, persuadir, prevenir, a los 40 mil muertos para que no de crucen en el camino de las balas? ¿No han leído o escuchado los gobiernos que la estrategia de “policías y ladrones” nunca ha funcionado si no se va a las causas que son el desempleo y la miseria? Calderón prometió en su campaña la “mano dura” y al iniciar su gobierno puso al ejército en las calles de todo el país sin que lo discuta o apruebe la Legislatura. ¿Quién le aconsejó y autorizó poner a decenas de miles de soldados y policías en las calles? Que Calderón ha puesto para cubrirse a las fuerzas armadas adelante, lo demostró desde el primer día de su gobierno en 2006 cercado por las masas que seguían a López Obrador.
6. Las fuerzas armadas violan sistemáticamente los derechos humanos.
No son solo las fuerzas armadas quienes violan sistemáticamente los derechos humanos, sino en todas las instituciones se violan los derechos de los indígenas, campesinos, los más miserables cuyas quejas son tiradas a cesto de la basura. Ahora que Sicilia encabezó la caravana y estuvo luego frente a Calderón, muchas madres y parientes de asesinados denunciaron que no fueron recibidos hace un mes, dos meses por las autoridades o, de plano que las trataron con la “punta del pie”. Basta con preguntar a Amnistía Internacional, a la Human Rights Watch y demás organizaciones defensoras de los derechos humanos para que nos informen cómo México está en primer lugar, o en los primeros lugares del mundo, en violación de todos los derechos.
7. La presencia de la autoridad detona la violencia.
Diría Calderón que es falso, pero si se reflexiona bien cada vez que se hace presenta el ejército, la marina o la policía federal se incrementan las muertes o matanzas por “fuego cruzado”. A mí me platicaban algunas personas de Torreón cuando se hacía el mitin de la caravana en el grande y bello parque recreativo: “durante cinco días que no llegaron soldados y policías, tampoco se aparecieron los narcos, creímos que ya no habrían más enfrentamientos”. Parecería que la presencia de la autoridad es como una provocación premeditada, se convierte en un reto. No basta que el gobierno haga declaraciones o trate de enterrar mitos; la realidad es muy distinta y ellos con tantas “orejas” o policías secretos, más que nadie, deben saberlo.
8. Error pactar con los criminales para disminuir la violencia.
En política y en la guerra, casi ninguna fuerza superior pacta nada con una inferior. El gobierno nunca pacta por buenas razones o porque se le ablande el corazón, sino sólo por la fuerza. En este caso supongo que también los narcos pactarían cuando el gobierno quiera. Parece que los pactos se hacen entre fuerzas iguales o que parecen niveladas y cuando una no puede liquidar a la otra. El narcotráfico en México se han fortalecido, incluso a traspasado fronteras, y las fuerzas del gobierno, obligadas a mantener la paz y la seguridad en el país, parecen debilitadas y muy cuestionadas al exigírseles que regresen a sus cuarteles. Negociar no es entregar sino muchas veces es dar un paso atrás para luego dar dos adelante. Pero Calderón no oye ni ve, aunque estén en peligro de morir otros 40 mil mexicanos.
http://pedroecheverriav.wordpress.com
pedroe@cablered.net.mx
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