Leonardo Curzio
La estructura territorial
Nuestra inercia centralista tiende a
opacar lo que ocurre en la estructura territorial, como si fuese un
prescindible segundo piso de la política. Y, sin embargo, los cambios en
la estructura territorial nos dicen cómo se mueven las lealtades
políticas y se van edificando o destruyendo liderazgos. Un análisis de
las votaciones por senadores que recomiendo ampliamente y es muy fácil
de consultar en el Programa de Resultados Electorales Preliminares, PREP
puede ofrecernos una lectura muy precisa de como se está moviendo la
política en las estructuras básicas de nuestro sistema.
Además de la votación por
senadores, en 6 entidades y la capital del país se eligieron autoridades
locales y éstas nos permiten comprobar algunas tendencias nacionales y
refutar otras. Empecemos con el PRI que hoy concentra ya 21 gobiernos
locales. De estos, una decena nunca han sido gobernados por otros
partidos. Pero con los triunfos en Jalisco y Chiapas del domingo, el
tricolor tiene ya, OJO, 11 estados que han tenido gobiernos de otros
partidos y han sido recuperados por el Revolucionario Institucional en
competencia abierta. Son gobernadores, pues, que tal vez con viejas
artes reducen la competencia, pero fueron electos con las nuevas reglas.
Creo que este patrón de reestructuración del PRI en los ámbitos locales
merece un análisis más profundo y solamente el Distrito Federal y
Guanajuato parecen escapar a esta lógica. A cambio de eso, pierde uno de
los estados más resistentes a la democratización: Tabasco.
El triunfo de Arturo Nuñez por la
izquierda es histórico por la cerrazón del PRI local. La alternancia en
esa entidad ayudará a depurar estructuras rancias que se negaban a
modernizarse. Es, además, un triunfo político y simbólico para AMLO que
seguramente lo confortará en estas horas amargas. En Morelos la
izquierda conquista otro triunfo importante, pero a diferencia de
Tabasco, allí se habían dado dos gobiernos panistas y por tanto entra
junto con Tlaxcala al selecto grupo de entidades que han sido gobernadas
por las tres fuerzas políticas. La severa derrota en Chiapas le impide
al PRD consolidarse como el partido meridional por excelencia, pero de
lejos el principal triunfo de la izquierda es la capital, en donde se
consolida como fuerza hegemónica.
Para el PAN finalmente los resultados
adversos en Jalisco y Morelos reflejan la grave crisis y descomposición
de los gobiernos panistas. El ganar Guanajuato que es la Iztapalapa de
la derecha hace todavía más patético el resultado. En los últimos años
los blanquiazules han perdido 8 gobiernos locales sin poder demostrar
avances en otras entidades como el DF en donde además por pésimas
gestiones han perdido dos gobiernos delegacionales.
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