7/06/2012

Los periodistas pal café....




La alianza entre Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto quedó políticamente confirmada ayer mientras el Instituto Federal Electoral (IFE) ratificaba que, por encima de las evidencias reales de fraude, sobre todo con el escándalo de las tarjetas de compra de votos, la numerología arreglada habrá de sostenerse para imponer a Peña Nieto como nuevo ocupante (otro precarista) de Los Pinos.
El producto utilitario conocido como Josefina Vázquez Mota fue lanzado al ruedo mediático para proponer al hombre de los supuestos triunfos por prepago que las dos fuerzas hermanadas, PAN y PRI, lleven adelante las reformas laboral y política en esta misma legislatura federal, diezmada y saliente, en un periodo extraordinario que sería la consumación de las adelantadas bodas del sexenio en puerta, cargando a la abnegada administración felipista el costo de las modificaciones estratégicas para que el flamante novio, que ha dado el sí, no manche su traje de estreno con tareas de plomería adjudicables todavía a este régimen finalmente desposado.
Calderón (aspirante a nuevo jefe Diego, que legitima de facto a cambio de negocios, impunidad y rebanadas del pastel político), por voz de la vaciada Josefina (desprovista, carente ya de contenido), hace de esa manera un reconocimiento político inequívoco de Peña Nieto como sucesor, alinea los intereses cupulares panistas con el neosalinismo reformista en segunda edición e intenta consolidarse como factor transexenal de gobernabilidad que podrá negociar los votos legislativos de blanco y azul para hacer mayoría en proyectos trascendentes (Pemex, mantenimiento de privilegios fiscales a grandes empresarios, regresión en materia laboral y remozamiento en materia política para aparentar cambios que no habrá más que en términos cosméticos).
Además, el contentísimo Calderón  busca colocar en fuera de lugar político a AMLO que, mientras PAN y PRI celebran tales nupcias neoliberales en San Lázaro, habrá de mantenerse estacionado en el carril acotado de la impugnación jurídica ante el tribunal electoral de los resultados convalidados anoche por el IFE luego de un recuento de votos que no encontró huella del fraude electoral en la papelería y la aritmética porque esta vez no se realizó allí, sino antes y fuera, ruidosamente mediante la compra de votos a través de tarjetas plásticas con dinero depositado, pero no sólo de esa manera.
En el IFE se escenificaba anoche la mala comedia del apego ciego y sordo a ciertas letras de la ley para hacer como que no existe la realidad del fraude tarjetero. Ofertones de temporada: los solemnes consejeros electorales del departamento de carnisalchichonería garantizan precios fijos en el supermercado de los votos. Julio Regalado en Soriana: la pobreza y la ignorancia convertidas en sustento vergonzoso (del que dan cuenta varios medios internacionales) de un caminar hacia las urnas para depositar el voto comprado que a la hora del conteo y el recuento es el mismo, real, contante y sonante: véasele por un lado y, por el otro, revísese su autenticidad formal, el tipo de papel, los sellos de seguridad, la firma del representante de partido, y háganse todos los experimentos aritméticos que se quieran: siempre saldrán bien las cuentas.
Por ello salta al foro, retador, Pedro Joaquín Coldwell para anunciar que el PRI está de acuerdo en que se cuente y recuente el 100 por ciento de los sufragios. Un poco más y corea el clásico ¡Voto por voto, casilla por casilla! Los priístas estrenan audacias pero también insisten en fórmulas clásicas. Por ejemplo, a Eruviel Ávila ni siquiera le asoman pudorosas chapitas en las mejillas a la hora de intentar un control de daños al decir que las famosas tarjetas Soriana de compra de voluntades cívicas forman parte de un proyecto educativo (¿el Manual del Fraude Electoral: teoría y práctica?). De esa manera, el gobernador del estado de México trata de justificar el depósito de dinero público en las tarjetas de Soriana que en realidad fueron entregadas a la tropa de la defraudación electoral, cuyo único referente educativo estriba en que varios coordinadores son profesores gordillistas. La misma cúpula de tres colores se inspira en las frases famosas de Pedro Aspe, quien declaró décadas atrás que la pobreza de los mexicanos era un mito genial, o en los arreglos más recientes de Ernesto Cordero y sus seis mil pesos al mes para llevar vida acomodada: montaje mediático, representación teatral, dice la dirigencia del PRI respecto a las tarjetas mapachonas. Enojados por esa política ficción, los peñanietistas amenazan con acciones penales contra quienes tan feamente los calumnian. No hay derecho.
Los rectángulos plásticos del mercadeo de votos sirvieron de escenografía a la conferencia de prensa que López Obrador ofreció ayer en la tarde. A sabiendas de que el IFE estaba por dar a conocer sus cuentas consolidadas, en las que Peña Nieto aparecía ahora con casi 148 mil votos más que en el reporte de resultados preliminares del pasado domingo, se anunció que el Movimiento Progresista recurrirá al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para presentar una impugnación general, en busca de la anulación de los comicios. Camino largo y difícil, con hervores sociales sin tanta paciencia.
AMLO continúa solo, con la presencia protocolaria de los presidentes de los tres partidos que lo postularon, sin que aparezcan a su lado o hagan declaraciones de apoyo quienes fueron postulados para incorporarse a un hipotético gabinete presidencial. No he oído cantar tres veces al gallo, dijo irónico cuando le preguntaron por Grallo, perdón, Graco Ramírez, quien junto con los Chuchos busca afanosamente la manera de alinearse con Peña Nieto, lo que harán cuando se abra el periodo extraordinario de sesiones legislativas para aprobar las dos primeras reformas estratégicas de la nueva pareja presidencial, el jefe Lipe y EP(A)N.
Y, mientras Sanjuana Martínez recibe la solidaridad y afecto de quienes aprecian su trabajo periodístico y su calidad humana (entre ellos, el autor de estos teclazos), ¡hasta el próximo lunes!
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Televisa no ha llegado a este capítulo de la telenovela para dejarse enmendar el argumento. Lo que sigue es que Enrique Peña Nieto se haga cargo de la Presidencia de la República. El Tigre Azcárraga decía que era un soldado del PRI, pero los papeles han cambiado. Televisa probablemente asume que Peña Nieto es su soldado. Hay recuento de votos de un número importante de casillas con el que podrían comprobarse un sinnúmero de irregularidades. Sobran evidencias –Monex, Soriana, Moreira– de que corrieron raudales de dinero en la compra de votos; incluso es probable que se acredite el origen oscuro de una parte. Sin embargo, recordemos lo que sucedió hace 12 años con el Pemexgate. Se comprobó que salió dinero de Pemex vía el sindicato petrolero para financiar la campaña de Francisco Labastida Ochoa. ¿Cómo se solventó el problema? El IFE le impuso una sanción al PRI, en marzo de 2003, por mil millones de pesos, pagadera, eso sí, en abonos. Quizá uno de los capítulos siguientes del reality show presentará como heroicos defensores de la democracia a los consejeros del IFE y a los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y hasta apliquen otra multa millonaria a los priístas. Sin embargo, el final de la telenovela seguirá siendo el mismo. Asumir estas realidades puede resultar frustrante y doloroso, pero conlleva el beneficio de despejar la mente de ilusiones. La era TelePRIsa está aquí, con sus tres ingredientes: la televisora, el PRI y las siglas SA, que enfatizan la naturaleza de su alianza: una sociedad para manejar a México como un negocio... y por mucho tiempo. Lo que no es permisible es hacer el patético papel de ingenuos, esperanzados y, más adelante, burlados ciudadanos.
Las reformas
El panismo dejará quebrado al país, con una deuda pública a escala histórica. Uno de los caminos que tiene TelePRIsa para hacerse de dinero es vender las dos empresas estatales que se libraron del desmantelamiento del salinismo –Petróleos Mexicanos y Comisión Federal de Electricidad– y aumentar los impuestos. Se habla cada vez con más frecuencia de las reformas energética y fiscal, entre otras. Circulan por ahí los comentarios en el sentido de que Enrique Peña Nieto no contará con mayoría en el Congreso y para sacarlas adelante tendrá que negociar con los legisladores de otros partidos políticos. ¿Para qué quiere mayoría si tiene a Televisa? ¿Cuál legislador desafiaría su poder a sabiendas de que puede ser borrado de cuadro, como sucedió a Santiago Creel? Eso sin contar que el Congreso se ha convertido en un tianguis caro, donde los votos se venden a quien puede pagarlos. Personajes que han jugado un papel lamentable en la historia del país, como Luis Téllez y José Ángel Gurría, promueven en diferentes foros los supuestos beneficios de tales reformas. Sin embargo, la gente no coincide con sus puntos de vista. La reforma energética del calderonismo dejó como resultado los gasolinazos mensuales, y la fiscal la creación de nuevos impuestos, como el IETU, IDE, el de telecomunicaciones, y el aumento de los que ya existían. Se divisa un nuevo intento de cobrar IVA en alimentos y medicinas, pero no se toca el tema de gravar las transacciones financieras, a fin de que puedan seguirse vendiendo empresas como Grupo Modelo en 20 mil millones de dólares sin pagar impuestos.
Reformón a la francesa
El presidente Hollande, de Francia, tendrá que hacer ajustes para cuadrar el déficit presupuestal en 2013. Primera medida del gobierno socialista: 30 por ciento menos de sueldo a los altos mandos. Por otro lado, las grandes fortunas serán gravadas con una contribución de 3 por ciento sobre el patrimonio, que permitirá recuperar lo perdido con las exenciones fiscales. El de Hollande sí es un reformón. Incluye un impuesto sobre las transacciones financieras, que afectará a los bancos, las petroleras y los dividendos empresariales. Y mucho más: los dividendos abonados a los accionistas tributarán 3 por ciento; las stock options y las acciones gratuitas tendrán una contribución social de 40 por ciento; las grandes empresas deberán abonar de forma anticipada 5 por ciento sobre los beneficios; la tasa sobre la venta de acciones pasará de 0.2 a 0.4 por ciento, y las petroleras pagarán de forma única 4 por ciento del valor de sus stocks

El presidente del IFE sostiene que el fraude es imposible; él, Calderón y Vázquez Mota (JVM) se apresuran a declarar ganador a Peña Nieto (EPN); la elección fue limpia y transparente, señalan prestos los comentaristas al servicio de los poderes dominantes (la comentocracia); ganaron México y la democracia, declaran triunfalistas EPN y el PRI; el príncipe azul ungido rey por el establishment, anuncia que enviará iniciativas para, ahora sí, llevar a cabo las reformas estructurales (de derecha habría que añadir). Pero pronto se les cayó el teatrito. Los jóvenes del #YoSoy132 marcharon el mismo lunes 2 de julio en el DF al grito de ¡fuera Peña! (hubo marchas también en otras ciudades), y leyeron un comunicado en rechazo a la imposición de EPN. Ese mismo día AMLO anunció que impugnará la elección, ejerciendo el derecho establecido en la legislación nacional al respecto, provocando la ira de la comentocracia: López Obrador no acepta su derrota, tituló el Milenio el martes 3. Como dijo Julio Hernández (05/07/12) en una muy lúcida entrega de Astillero: Muy poco duró el barniz de limpieza y legalidad sobre el rostro del dinosaurio mapache. Y remató: una candidatura de telenovela que acaba en escándalos de supermercado bajo compras de pánico. Las fotografías de los tumultos en Soriana publicadas por La Jornada y Reforma esta semana, más los testimonios de muchas personas, son prueba irrefutable que hubo compra masiva de votos. La nota del Reforma (p.3) dice: Cientos de personas que vendieron su sufragio a cambio de uno o más monederos electrónicos cargados con 100 pesos cada uno canjearon ayer por mercancías y alimentos sus tarjetas del Aprecio. Nos las dieron a los que votamos por Peña Nieto, dice el reportero que “explicó una vecina de la colonia Lago Azul de Nezahualcóyotl. Se desató el pánico por el temor a que se descubriera el fraude, lo que abarrotó las tiendas de la cadena Soriana. En toda una paradoja ética, un vendevoto expresó, ante el rumor de que iban a cancelar los monederos electrónicos: Son fregaderas porque nosotros ya votamos. (La Jornada, 3/7/12, p.33).



Allá por marzo de 2006, el entonces candidato panista al hueso mayor anunció la nueva etapa de mi campaña electoral, con el alegre lema para que vivamos mejor, Felipe Calderón, presidente del empleo, y por si alguien no entendió el trascendental mensaje, el susodicho precisó: para que vivamos mejor los mexicanos necesitamos empleo y no deudas, necesitamos empleo y no crisis económicas, necesitamos un presidente que sepa conducir a México al futuro, y yo voy a conducir a México al futuro. Finalmente, haiga sido como haiga sido, llegó a Los Pinos, y tras 67 meses de estancia en la residencia oficial la frase y el añadido nunca trascendieron el discurso, pues los mexicanos viven peor que seis años atrás, y aquello del presidente del empleo se convirtió en una de las tantas asignaturas pendientes del que, felizmente, ya se va.
Ya es choteo del régimen convocar a conferencia mensual para informar lo bien que van las cosas en el mercado laboral y presumir las plazas laborales generadas en tal o cual periodo, por mucho que los participantes se contradigan en el manejo de cifras. Por ejemplo, en la más reciente de ellas, realizada el pasado miércoles, los secretarios de Hacienda y de Trabajo festejaron que del primero de diciembre de 2006 al 30 de junio de 2012, se han creado un millón 809 mil 211 empleos con seguridad social; en el mismo acto participó el director general del IMSS, institución que paralelamente difundió un comunicado en el que celebra la generación, en igual lapso, de 2 millones 131 mil 100 plazas formales.
Autoelogios aparte, las propias cifras oficiales invitan a que los tres funcionarios que mensualmente ofrecen la referida conferencia se abstengan de celebrar lo inexistente, comenzando por aquello del presidente del empleo. La Jornada (Roberto González Amador) nos ilustra al respecto: “en el transcurso de la administración de Felipe Calderón sólo fueron generadas una de cada tres plazas demandadas por la dinámica de crecimiento de la población económicamente activa… Del primero de diciembre de 2006 al 30 de junio de 2012 se han creado un millón 809 mil 211 empleos con seguridad social… Entre el último trimestre de 2006 y el primer trimestre de este año, la PEA aumentó en 5 millones 143 mil 637 jóvenes, hasta alcanzar la cifra de 49 millones 590 mil 669 personas, de acuerdo con el Inegi. Así, en la administración de Calderón se ha creado una cantidad de empleos formales que cubrió sólo una tercera parte de las plazas demandadas por los jóvenes que se incorporan a la población económicamente activa, sin considerar el rezago histórico en materia de empleo formal, según los datos oficiales”.
He allí los grandes logros que, según el gobierno, ameritan la conferencia mensual de los tres involucrados (Hacienda, Trabajo e IMSS) en esto de la generación de empleos en el sector formal de la economía. Y como bien recuerda González Amador, “el 3 de mayo de 2006 el entonces candidato presidencial panista Felipe Calderón ofreció la creación de un millón de empleos al año, en caso de ocupar la titularidad del Ejecutivo. ‘Mi gobierno buscará por todos los medios generar los empleos que van a demandar un millón de jóvenes cada año al ingresar al mercado laboral. La única manera en que podemos enfrentar el reto de la migración, la única manera será mediante la generación de oportunidades de empleo en todas las regiones del país’, dijo entonces en un acto sobre migración”.
Más allá de la creciente precariedad laboral en el país, en el balance de los tres últimos sexenios, en 67 meses de estancia en Los Pinos, Ernesto Zedillo oficialmente reportó la generación de 2.36 millones de plazas (eventuales el 6.4 por ciento de ellas); en igual periodo Vicente Fox se auto aplaudió por el registro de 755 mil puestos laborales en el sector formal de la economía (de ellos, 33.4 por ciento eventuales), y Felipe Calderón, en idéntico periodo, se declara triunfal por 1.8 millones de puestos de trabajo (30 por ciento eventuales). De diciembre de 1994 a junio de 2012 la población económicamente activa se incrementó entre 18 y 22 millones de mexicanos, aproximadamente; en ese rango de tiempo (que involucra a los tres inquilinos citados) la creación de plazas formales registradas en el IMSS a duras penas se acerca a 5 millones en 18 años, de tal suerte que el déficit en este renglón va de 13 a 17 millones. Dentro de este raquitismo laboral, la única diferencia es que el empleo que antes se generaba en un sexenio (el de Zedillo), ahora se genera en dos (los de Fox y Calderón) y crecientemente eventual, en vías de empeorar.
Entonces, mientras los tres tristes funcionarios del calderonato (Hacienda, Trabajo e IMSS) preparan su conferencia de agosto para difundir nuevas cifras históricas, defender lo indefendible y dar más lástimas, va una bella pieza oratoria, pronunciada el 25 abril de 2006 por una joven promesa de la polaca nacional: esta noche te voy a decir por qué voy a ser el presidente del empleo, cómo con propuestas claras podemos tener verdaderamente un México mejor. Lo que vamos a decidir el 2 de julio va a ser entre el empleo o la deuda, entre la estabilidad o las crisis económicas, entre la transparencia y las manos limpias o la corrupción, entre la unidad de los mexicanos o la división. Yo voy a ser el presidente del empleo, de la estabilidad económica, de la transparencia y de la unidad entre los mexicanos. Sé que falta mucho, pero por eso estoy aquí, porque vamos por más para que sigamos adelante, para que podamos construir el México que merecen nuestros hijos, un México donde vivamos mejor. Mi política tiene un solo objetivo: crear empleos bien pagados para que tú y tu familia vivan mejor. Qué tal (adivinen quién es el brillante personaje que lo dijo, y compárenlo con los resultados concretos por él ofrecidos; se recomienda tener a la mano una buena dosis de bicarbonato).
Las rebanadas del pastel
Dice el encopetado candidato tricolor que no, que de ninguna manera compró votos y que lo de Soriana es puro cuento de los malosos de la oposición, quienes sólo le tienen envidia. Pues bien, valdría la pena que Peña Nieto se diera una vueltecita por la siguiente dirección electrónica (twitter.com/elyz_elyz/status/2209033 95484114944/photo/1) para ver qué marcan y cómo se imprimen los recibos de la susodicha cadena de supermercados (la cual también niega el operativo compro tu miseria a cambio de tu sufragio). Igual el mexiquense incrementa su de por sí vasto acervo cultural y se entera cuánto cuesta el kilogramo de aguacate criollo, el paquete de tortillas de harina o de perdis el melón chino.



Cuando el narcotraficante Pablo Escobar fue muerto por la policía colombiana, en diciembre de 1993, los colombianos recibieron el mejor regalo de Navidad. Fue el fin del influyente y sanguinario personaje. Sin embargo, sigue presente. Además de los libros escritos para detallar la vida íntima de El Patrón o mostrar hasta qué punto su organización logró unirse a la clase política y empresarial, se agregó hace dos años un documental, Pecados de mi padre, dirigido y producido por el cineasta argentino Nicolás Entel. En él se describe la vida de Escobar a través de su hijo Juan Pablo, quien cambió su nombre a Sebastián Marroquín y huyó de Colombia tras el asesinato de su padre.




“Todos somos víctimas de un Estado confiscado/ con un gobierno involucrado en las ganancias del narco;/ es una nación podrida con la población herida./ Son los Zetas o es el Chapo/ tus hijos ya son sicarios/ muérdete la lengua que hay 30 muertos en Veracruz;/ es todo un placer y orgullo/ que quizás el turno es tuyo, que quizás mañana ya no llegues vivo a tu casa… Es México… ¡ra ra rá!” Así canta/rapea el capitalino Camilo Lara, del Instituto Mexicano del Sonido (IMS), en la canción México, contenida en su quinto disco, Político (Nacional Records, 2012), el cual sigue la línea musical de sus trabajos anteriores, pero se distingue por contener, a diferencia de lo previo, letras de humor negro que retratan de forma simple, sincera, agrias estampas de la actualidad nacional.



Durante los meses que duraron las precampañas y campañas presidenciales, diversas empresas encuestadoras, en sociedad con medios impresos y electrónicos, dieron seguimiento periódico –incluso cotidiano, en algunos casos– a la evolución de las preferencias electorales en el país mediante estudios que fueron presentados como científicos, representativos de la realidad y susceptibles de un margen de error hasta de 3 por ciento. En general, esos sondeos atribuyeron durante prácticamente todo el periodo una ventaja hasta de 18 puntos porcentuales al aspirante presidencial de PRI, Enrique Peña Nieto, respecto de sus competidores, la cual persistió a pesar de los dislates verbales cometidos por el mexiquense en diciembre de 2011, de su accidentada comparecencia en la Universidad Iberoamericana y de las sucesivas movilizaciones en su contra que dieron origen al movimiento #YoSoy132, y sembró la percepción de una tendencia irreversible en las preferencias electorales a favor del mexiquense.

Que dejen en paz a Sanjuana Martínez
Ante el abuso de fuerza de las autoridades de Monterrey exigimos respeto a los derechos y la integridad de Sanjuana Martínez y su liberación inmediata. Condenamos el abuso contra las mujeres divorciadas o en proceso de divorcio a quienes se acusa de secuestro de los hijos, incluso cuando hay problemas de violencia familiar.

La democracia podrá no tener objetivos, pero siempre está situada. No es lo mismo votar en Suecia o en Francia que en India o en Brasil. La emisión final del sufragio es el resultado de un proceso donde cuentan mucho las condiciones sociales de cada país. En el nuestro, en el proceso electoral que culminó el domingo pasado, cuando menos cuatro factores pesaron fuerte en el resultado preliminar que se ha dado a conocer hasta ahora: la pobreza y la desigualdad que privan en el país, la administración electoral de las mismas, la impunidad general de todos los delitos, específicamente de los electorales, y la operación de alianzas de grupos de interés.

La derrota de Josefina el domingo pasado fue también la derrota de Felipe Calderón, el gran perdedor de la contienda. Fue, como reconoció Gustavo Madero al día siguiente, una derrota mayúscula. Calderón jamás se perdonará haberle regresado el poder al PRI, un partido al que ha odiado desde niño. Pero el triste fracaso de su gobierno no dejaba lugar a muchas opciones. Sabía cuál sería el resultado, por eso se cuidó de no dar la impresión de estar demasiado involucrado en el proceso, como hizo Vicente Fox. Prefirió dejar en los electores la impresión de ser un presidente como Ernesto Zedillo. Él sería el presidente de la segunda alternancia. Y así marcó nuestro destino político: ir de alternancia en alternancia, sin arribar jamás al puerto de la plena democracia y sin acabar de salir de una transición interminable.

Enrique Peña Nieto ha sido impuesto como nuevo titular del Ejecutivo federal por los poderes fácticos que requieren la continuidad de las políticas neoliberales, las reformas estructurales, la privatización de Pemex, los turbios negocios al amparo del poder público, incluyendo el narcotráfico, y que buscan un compromiso de impunidad para los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el gobierno de Felipe Calderón. El fraude estructural del sistema político mexicano conlleva el escandaloso sobregiro en los topes económicos de campaña, la coacción de la ciudadanía por sindicatos oficialistas, patrones y sicarios, la compra de sufragios con dinero en efectivo, despensas, cemento o tarjetas de prepago, las encuestas que no miden sino norman intenciones de voto, la dictadura mediática que construye y destruye candidatos y que, de paso, se embolsa exorbitantes sumas de dinero, además de las autoridades y tribunales electorales omisos a sus obligaciones y cómplices de esas prácticas de corrupción extendida y masiva.

La pequeña comunidad mixe de Santiago Tutla, municipio de San Juan Mazatlán, Oaxaca, brincó a la fama nacional hace unos pocos meses cuando los policías comunitarios –o topiles– de ese poblado retuvieron por algunas horas al sacerdote Alejandro Solalinde, quien denuncio como responsable de los atropellos que sufrió al violento cacique José Raymundo.

Andrés Manuel López Obrador, candidato de las izquierdas a la Presidencia de la República, simboliza con los marginados (50 millones), la espera y la desconfianza. Esa espera que no tiene origen ni fin como olas del mar que se ondulan y ondulan y siguen a merced del azar caprichoso. La magia, la idealización, el enamoramiento cotidiano y la religión le permiten encubrir la espera con resignación y silencio.


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