La alianza entre Felipe
Calderón y Enrique Peña Nieto quedó políticamente confirmada ayer
mientras el Instituto Federal Electoral (IFE) ratificaba que, por encima
de las evidencias reales de fraude, sobre todo con el escándalo de las
tarjetas de compra de votos, la numerología arreglada habrá de
sostenerse para imponer a Peña Nieto como nuevo ocupante (otro
precarista) de Los Pinos.
El producto utilitario conocido como Josefina Vázquez Mota fue
lanzado al ruedo mediático para proponer al hombre de los supuestos
triunfos por prepago que las dos fuerzas hermanadas, PAN y PRI, lleven
adelante las reformas laboral y política en esta misma legislatura
federal, diezmada y saliente, en un periodo extraordinario que sería la
consumación de las adelantadas bodas del sexenio en puerta, cargando a
la abnegada administración felipista el costo de las modificaciones
estratégicaspara que el flamante novio, que ha dado el sí, no manche su traje de estreno con tareas de plomería adjudicables todavía a este régimen finalmente desposado.
Calderón (aspirante a nuevo jefe Diego, que legitima de facto
a cambio de negocios, impunidad y rebanadas del pastel político), por
voz de la vaciada Josefina (desprovista, carente ya de contenido), hace
de esa manera un reconocimiento político inequívoco de Peña Nieto como
sucesor, alinea los intereses cupulares panistas con el neosalinismo
reformista en segunda edición e intenta consolidarse como factor
transexenal de gobernabilidad que podrá negociar los votos legislativos
de blanco y azul para hacer mayoría en proyectos trascendentes (Pemex,
mantenimiento de privilegios fiscales a grandes empresarios, regresión
en materia laboral y remozamiento en materia política para aparentar
cambios que no habrá más que en términos cosméticos).
Además, el contentísimo Calderón busca colocar en fuera de lugar
político a AMLO que, mientras PAN y PRI celebran tales nupcias
neoliberales en San Lázaro, habrá de mantenerse estacionado en el carril
acotado de la impugnación jurídica ante el tribunal electoral de los
resultados convalidados anoche por el IFE luego de un recuento de votos
que no encontró huella del fraude electoral en la papelería y la
aritmética porque esta vez no se realizó allí, sino antes y fuera,
ruidosamente mediante la compra de votos a través de tarjetas plásticas
con dinero depositado, pero no sólo de esa manera.
En el IFE se escenificaba anoche la mala comedia del apego ciego y
sordo a ciertas letras de la ley para hacer como que no existe la
realidad del fraude tarjetero. Ofertones de temporada: los solemnes
consejeros electorales del departamento de carnisalchichonería
garantizan precios fijos en el supermercado de los votos. Julio Regalado
en Soriana: la pobreza y la ignorancia convertidas en sustento
vergonzoso (del que dan cuenta varios medios internacionales) de un
caminar hacia las urnas para depositar el voto comprado que a la hora
del conteo y el recuento es el mismo, real, contante y sonante: véasele
por un lado y, por el otro, revísese su autenticidad formal, el tipo de
papel, los sellos de seguridad, la firma del representante de partido, y
háganse todos los experimentos aritméticos que se quieran: siempre
saldrán bien las cuentas.
Por ello salta al foro, retador, Pedro Joaquín Coldwell para
anunciar que el PRI está de acuerdo en que se cuente y recuente el 100
por ciento de los sufragios. Un poco más y corea el clásico ¡Voto por
voto, casilla por casilla! Los priístas estrenan audacias pero también
insisten en fórmulas clásicas. Por ejemplo, a Eruviel Ávila ni siquiera
le asoman pudorosas chapitas en las mejillas a la hora de intentar un
control de daños al decir que las famosas tarjetas Soriana de compra de
voluntades cívicas forman parte de un proyecto educativo (¿el Manual del
Fraude Electoral: teoría y práctica?). De esa manera, el gobernador del
estado de México trata de justificar el depósito de dinero público en
las tarjetas de Soriana que en realidad fueron entregadas a la tropa de
la defraudación electoral, cuyo único referente educativo estriba en que
varios coordinadores son profesores gordillistas. La misma cúpula de
tres colores se inspira en las frases famosas de Pedro Aspe, quien
declaró décadas atrás que la pobreza de los mexicanos era un mito
genial, o en los arreglos más recientes de Ernesto Cordero y sus seis
mil pesos al mes para llevar vida acomodada:
montaje mediático,
representación teatral, dice la dirigencia del PRI respecto a las tarjetas mapachonas. Enojados por esa
política ficción, los peñanietistas amenazan con acciones penales contra quienes tan feamente los calumnian. No hay derecho.
Los rectángulos plásticos del mercadeo de votos sirvieron de
escenografía a la conferencia de prensa que López Obrador ofreció ayer
en la tarde. A sabiendas de que el IFE estaba por dar a conocer sus
cuentas consolidadas, en las que Peña Nieto aparecía ahora con casi 148
mil votos más que en el reporte de resultados preliminares del pasado
domingo, se anunció que el Movimiento Progresista recurrirá al Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación para presentar una
impugnación general, en busca de la anulación de los comicios. Camino
largo y difícil, con hervores sociales sin tanta paciencia.
AMLO continúa solo, con la presencia protocolaria de los presidentes
de los tres partidos que lo postularon, sin que aparezcan a su lado o
hagan declaraciones de apoyo quienes fueron postulados para incorporarse
a un hipotético gabinete presidencial.
No he oído cantar tres veces al gallo, dijo irónico cuando le preguntaron por Grallo, perdón, Graco Ramírez, quien junto con los Chuchos busca afanosamente la manera de alinearse con Peña Nieto, lo que harán cuando se abra el periodo extraordinario de sesiones legislativas para aprobar las dos primeras reformas
estratégicasde la nueva pareja presidencial, el jefe Lipe y EP(A)N.
Y, mientras Sanjuana Martínez recibe la solidaridad y afecto de
quienes aprecian su trabajo periodístico y su calidad humana (entre
ellos, el autor de estos teclazos), ¡hasta el próximo lunes!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Televisa no ha llegado a
este capítulo de la telenovela para dejarse enmendar el argumento. Lo
que sigue es que Enrique Peña Nieto se haga cargo de la Presidencia de
la República. El Tigre Azcárraga decía que era un soldado del
PRI, pero los papeles han cambiado. Televisa probablemente asume que
Peña Nieto es su soldado. Hay recuento de votos de un número importante
de casillas con el que podrían comprobarse un sinnúmero de
irregularidades. Sobran evidencias –Monex, Soriana, Moreira– de que
corrieron raudales de dinero en la compra de votos; incluso es probable
que se acredite el origen oscuro de una parte. Sin embargo, recordemos
lo que sucedió hace 12 años con el Pemexgate. Se comprobó que
salió dinero de Pemex vía el sindicato petrolero para financiar la
campaña de Francisco Labastida Ochoa. ¿Cómo se solventó el problema? El
IFE le impuso una sanción al PRI, en marzo de 2003, por mil millones de
pesos, pagadera, eso sí, en abonos. Quizá uno de los capítulos
siguientes del reality show presentará como heroicos defensores
de la democracia a los consejeros del IFE y a los magistrados del
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y hasta apliquen
otra multa millonaria a los priístas. Sin embargo, el final de la
telenovela seguirá siendo el mismo. Asumir estas realidades puede
resultar frustrante y doloroso, pero conlleva el beneficio de despejar
la mente de ilusiones. La era TelePRIsa está aquí, con sus tres
ingredientes: la televisora, el PRI y las siglas SA, que enfatizan la
naturaleza de su alianza: una sociedad para manejar a México como un
negocio... y por mucho tiempo. Lo que no es permisible es hacer el
patético papel de ingenuos, esperanzados y, más adelante, burlados
ciudadanos.
Las reformas
El panismo dejará quebrado al país, con una deuda pública a escala histórica. Uno de los caminos que tiene TelePRIsa
para hacerse de dinero es vender las dos empresas estatales que se
libraron del desmantelamiento del salinismo –Petróleos Mexicanos y
Comisión Federal de Electricidad– y aumentar los impuestos. Se habla
cada vez con más frecuencia de las reformas energética y fiscal, entre
otras. Circulan por ahí los comentarios en el sentido de que Enrique
Peña Nieto no contará con mayoría en el Congreso y para sacarlas
adelante tendrá que negociar con los legisladores de otros partidos
políticos. ¿Para qué quiere mayoría si tiene a Televisa? ¿Cuál
legislador desafiaría su poder a sabiendas de que puede ser borrado
de cuadro, como sucedió a Santiago Creel? Eso sin contar que el
Congreso se ha convertido en un tianguis caro, donde los votos se venden
a quien puede pagarlos. Personajes que han jugado un papel lamentable
en la historia del país, como Luis Téllez y José Ángel Gurría, promueven
en diferentes foros los supuestos beneficios de tales reformas. Sin
embargo, la gente no coincide con sus puntos de vista. La reforma
energética del calderonismo dejó como resultado los gasolinazos
mensuales, y la fiscal la creación de nuevos impuestos, como el IETU,
IDE, el de telecomunicaciones, y el aumento de los que ya existían. Se
divisa un nuevo intento de cobrar IVA en alimentos y medicinas, pero no
se toca el tema de gravar las transacciones financieras, a fin de que
puedan seguirse vendiendo empresas como Grupo Modelo en 20 mil millones
de dólares sin pagar impuestos.
Reformón a la francesa
El presidente Hollande, de Francia, tendrá que hacer
ajustes para cuadrar el déficit presupuestal en 2013. Primera medida del
gobierno socialista: 30 por ciento menos de sueldo a los altos mandos.
Por otro lado, las grandes fortunas serán gravadas con una contribución
de 3 por ciento sobre el patrimonio, que permitirá recuperar lo perdido
con las exenciones fiscales. El de Hollande sí es un reformón.
Incluye un impuesto sobre las transacciones financieras, que afectará a
los bancos, las petroleras y los dividendos empresariales. Y mucho más:
los dividendos abonados a los accionistas tributarán 3 por ciento; las stock options
y las acciones gratuitas tendrán una contribución social de 40 por
ciento; las grandes empresas deberán abonar de forma anticipada 5 por
ciento sobre los beneficios; la tasa sobre la venta de acciones pasará
de 0.2 a 0.4 por ciento, y las petroleras pagarán de forma única 4 por
ciento del valor de sus stocks
El presidente del IFE sostiene
que el fraude es imposible; él, Calderón y Vázquez Mota (JVM) se
apresuran a declarar ganador a Peña Nieto (EPN); la elección fue limpia y
transparente, señalan prestos los comentaristas al servicio de los
poderes dominantes (la comentocracia); ganaron México y la democracia,
declaran triunfalistas EPN y el PRI; el príncipe azul ungido rey por el
establishment, anuncia que enviará iniciativas para, ahora sí, llevar a
cabo las reformas estructurales (de derecha habría que añadir). Pero
pronto se les cayó el teatrito. Los jóvenes del #YoSoy132 marcharon el
mismo lunes 2 de julio en el DF al grito de ¡fuera Peña! (hubo marchas
también en otras ciudades), y leyeron un comunicado en rechazo a la
imposición de EPN. Ese mismo día AMLO anunció que impugnará la elección,
ejerciendo el derecho establecido en la legislación nacional al
respecto, provocando la ira de la comentocracia:
López Obrador no acepta su derrota, tituló el Milenio el martes 3. Como dijo Julio Hernández (05/07/12) en una muy lúcida entrega de Astillero:
Muy poco duró el barniz de limpieza y legalidad sobre el rostro del dinosaurio mapache. Y remató:
una candidatura de telenovela que acaba en escándalos de supermercado bajo compras de pánico. Las fotografías de los tumultos en Soriana publicadas por La Jornada y Reforma esta semana, más los testimonios de muchas personas, son prueba irrefutable que hubo compra masiva de votos. La nota del Reforma (p.3) dice:
Cientos de personas que vendieron su sufragio a cambio de uno o más monederos electrónicos cargados con 100 pesos cada uno canjearon ayer por mercancías y alimentos sus tarjetas del Aprecio.
Nos las dieron a los que votamos por Peña Nieto, dice el reportero que “explicó una vecina de la colonia Lago Azul de Nezahualcóyotl. Se desató el pánico por
el temor a que se descubriera el fraude, lo que
abarrotó las tiendas de la cadena Soriana. En toda una paradoja ética, un vendevoto expresó, ante el rumor de que iban a cancelar los monederos electrónicos:
Son fregaderas porque nosotros ya votamos. (La Jornada, 3/7/12, p.33).
Allá por marzo de 2006, el entonces candidato panista al hueso mayor anunció
la nueva etapa de mi campaña electoral, con el alegre lema
para que vivamos mejor, Felipe Calderón, presidente del empleo, y por si alguien no entendió el trascendental mensaje, el susodicho precisó:
para que vivamos mejor los mexicanos necesitamos empleo y no deudas, necesitamos empleo y no crisis económicas, necesitamos un presidente que sepa conducir a México al futuro, y yo voy a conducir a México al futuro. Finalmente,
haiga sido como haiga sido, llegó a Los Pinos, y tras 67 meses de estancia en la residencia oficial la frase y el añadido nunca trascendieron el discurso, pues los mexicanos viven peor que seis años atrás, y aquello del
presidente del empleose convirtió en una de las tantas asignaturas pendientes del que, felizmente, ya se va.
Ya es choteo del régimen convocar a conferencia mensual para
informar lo bienque van las cosas en el mercado laboral y presumir las plazas laborales generadas en tal o cual periodo, por mucho que los participantes se contradigan en el manejo de cifras. Por ejemplo, en la más reciente de ellas, realizada el pasado miércoles, los secretarios de Hacienda y de Trabajo festejaron que del primero de diciembre de 2006 al 30 de junio de 2012,
se han creado un millón 809 mil 211 empleos con seguridad social; en el mismo acto participó el director general del IMSS, institución que paralelamente difundió un comunicado en el que celebra la generación, en igual lapso, de
2 millones 131 mil 100plazas formales.
Autoelogios aparte, las propias cifras oficiales invitan a que los
tres funcionarios que mensualmente ofrecen la referida conferencia se
abstengan de celebrar lo inexistente, comenzando por aquello del
presidente del empleo. La Jornada (Roberto González Amador) nos ilustra al respecto: “en el transcurso de la administración de Felipe Calderón sólo fueron generadas una de cada tres plazas demandadas por la dinámica de crecimiento de la población económicamente activa… Del primero de diciembre de 2006 al 30 de junio de 2012 se han creado un millón 809 mil 211 empleos con seguridad social… Entre el último trimestre de 2006 y el primer trimestre de este año, la PEA aumentó en 5 millones 143 mil 637 jóvenes, hasta alcanzar la cifra de 49 millones 590 mil 669 personas, de acuerdo con el Inegi. Así, en la administración de Calderón se ha creado una cantidad de empleos formales que cubrió sólo una tercera parte de las plazas demandadas por los jóvenes que se incorporan a la población económicamente activa, sin considerar el rezago histórico en materia de empleo formal, según los datos oficiales”.
He allí los
grandes logrosque, según el gobierno, ameritan la conferencia mensual de los tres involucrados (Hacienda, Trabajo e IMSS) en esto de la generación de empleos en el sector formal de la economía. Y como bien recuerda González Amador, “el 3 de mayo de 2006 el entonces candidato presidencial panista Felipe Calderón ofreció la creación de un millón de empleos al año, en caso de ocupar la titularidad del Ejecutivo. ‘Mi gobierno buscará por todos los medios generar los empleos que van a demandar un millón de jóvenes cada año al ingresar al mercado laboral. La única manera en que podemos enfrentar el reto de la migración, la única manera será mediante la generación de oportunidades de empleo en todas las regiones del país’, dijo entonces en un acto sobre migración”.
Más allá de la creciente precariedad laboral en el país, en el
balance de los tres últimos sexenios, en 67 meses de estancia en Los
Pinos, Ernesto Zedillo oficialmente reportó la generación de 2.36
millones de plazas (eventuales el 6.4 por ciento de ellas); en igual
periodo Vicente Fox se auto aplaudió por el registro de 755 mil puestos
laborales en el sector formal de la economía (de ellos, 33.4 por ciento
eventuales), y Felipe Calderón, en idéntico periodo, se declara triunfal
por 1.8 millones de puestos de trabajo (30 por ciento eventuales). De
diciembre de 1994 a junio de 2012 la población económicamente activa se
incrementó entre 18 y 22 millones de mexicanos, aproximadamente; en ese
rango de tiempo (que involucra a los tres inquilinos citados) la
creación de plazas formales registradas en el IMSS a duras penas se
acerca a 5 millones en 18 años, de tal suerte que el déficit en este
renglón va de 13 a 17 millones. Dentro de este raquitismo laboral, la
única diferencia es que el empleo que antes se generaba en un sexenio
(el de Zedillo), ahora se genera en dos (los de Fox y Calderón) y
crecientemente eventual, en vías de empeorar.
Entonces, mientras los tres tristes funcionarios del calderonato
(Hacienda, Trabajo e IMSS) preparan su conferencia de agosto para
difundir nuevas
cifras históricas, defender lo indefendible y dar más lástimas, va una bella pieza oratoria, pronunciada el 25 abril de 2006 por una joven promesa de la polaca nacional:
esta noche te voy a decir por qué voy a ser el presidente del empleo, cómo con propuestas claras podemos tener verdaderamente un México mejor. Lo que vamos a decidir el 2 de julio va a ser entre el empleo o la deuda, entre la estabilidad o las crisis económicas, entre la transparencia y las manos limpias o la corrupción, entre la unidad de los mexicanos o la división. Yo voy a ser el presidente del empleo, de la estabilidad económica, de la transparencia y de la unidad entre los mexicanos. Sé que falta mucho, pero por eso estoy aquí, porque vamos por más para que sigamos adelante, para que podamos construir el México que merecen nuestros hijos, un México donde vivamos mejor. Mi política tiene un solo objetivo: crear empleos bien pagados para que tú y tu familia vivan mejor. Qué tal (adivinen quién es el brillante personaje que lo dijo, y compárenlo con los resultados concretos por él ofrecidos; se recomienda tener a la mano una buena dosis de bicarbonato).
Las rebanadas del pastel
Dice el encopetado candidato tricolor que no,
que de ninguna manera compró votos y que lo de Soriana es puro cuento de
los malosos de la oposición, quienes sólo le tienen envidia. Pues bien,
valdría la pena que Peña Nieto se diera una vueltecita por la siguiente
dirección electrónica (twitter.com/elyz_elyz/status/2209033 95484114944/photo/1)
para ver qué marcan y cómo se imprimen los recibos de la susodicha
cadena de supermercados (la cual también niega el operativo
compro tu miseria a cambio de tu sufragio). Igual el mexiquense incrementa su de por sí vasto acervo cultural y se entera cuánto cuesta el kilogramo de aguacate criollo, el paquete de tortillas de harina o de perdis el melón chino.
Cuando el narcotraficante
Pablo Escobar fue muerto por la policía colombiana, en diciembre de
1993, los colombianos recibieron el mejor regalo de Navidad. Fue el fin
del influyente y sanguinario personaje. Sin embargo, sigue presente.
Además de los libros escritos para detallar la vida íntima de El Patrón
o mostrar hasta qué punto su organización logró unirse a la clase
política y empresarial, se agregó hace dos años un documental, Pecados de mi padre,
dirigido y producido por el cineasta argentino Nicolás Entel. En él se
describe la vida de Escobar a través de su hijo Juan Pablo, quien cambió
su nombre a Sebastián Marroquín y huyó de Colombia tras el asesinato de
su padre.
“Todos somos víctimas de un Estado confiscado/ con un gobierno involucrado en las ganancias del narco;/ es una nación podrida con la población herida./ Son los Zetas o es el Chapo/ tus
hijos ya son sicarios/ muérdete la lengua que hay 30 muertos en
Veracruz;/ es todo un placer y orgullo/ que quizás el turno es tuyo, que
quizás mañana ya no llegues vivo a tu casa… Es México… ¡ra ra rá!” Así
canta/rapea el capitalino Camilo Lara, del Instituto Mexicano del Sonido
(IMS), en la canción México, contenida en su quinto disco, Político
(Nacional Records, 2012), el cual sigue la línea musical de sus
trabajos anteriores, pero se distingue por contener, a diferencia de lo
previo, letras de humor negro que retratan de forma simple, sincera,
agrias estampas de la actualidad nacional.
Durante los meses que
duraron las precampañas y campañas presidenciales, diversas empresas
encuestadoras, en sociedad con medios impresos y electrónicos, dieron
seguimiento periódico –incluso cotidiano, en algunos casos– a la
evolución de las preferencias electorales en el país mediante estudios
que fueron presentados como
científicos, representativos de la realidad y susceptibles de un margen de error hasta de 3 por ciento. En general, esos sondeos atribuyeron durante prácticamente todo el periodo una ventaja hasta de 18 puntos porcentuales al aspirante presidencial de PRI, Enrique Peña Nieto, respecto de sus competidores, la cual persistió a pesar de los dislates verbales cometidos por el mexiquense en diciembre de 2011, de su accidentada comparecencia en la Universidad Iberoamericana y de las sucesivas movilizaciones en su contra que dieron origen al movimiento #YoSoy132, y sembró la percepción de una
tendencia irreversibleen las preferencias electorales a favor del mexiquense.
Que dejen en paz a Sanjuana Martínez
Ante el abuso de fuerza de las
autoridades de Monterrey exigimos respeto a los derechos y la
integridad de Sanjuana Martínez y su liberación inmediata. Condenamos el
abuso contra las mujeres divorciadas o en proceso de divorcio a quienes
se acusa de secuestro de los hijos, incluso cuando hay problemas de
violencia familiar.
La democracia podrá no
tener objetivos, pero siempre está situada. No es lo mismo votar en
Suecia o en Francia que en India o en Brasil. La emisión final del
sufragio es el resultado de un proceso donde cuentan mucho las
condiciones sociales de cada país. En el nuestro, en el proceso
electoral que culminó el domingo pasado, cuando menos cuatro factores
pesaron fuerte en el resultado preliminar que se ha dado a conocer hasta
ahora: la pobreza y la desigualdad que privan en el país, la
administración electoral de las mismas, la impunidad general de todos
los delitos, específicamente de los electorales, y la operación de
alianzas de grupos de interés.
La derrota de Josefina
el domingo pasado fue también la derrota de Felipe Calderón, el gran
perdedor de la contienda. Fue, como reconoció Gustavo Madero al día
siguiente, una derrota
mayúscula. Calderón jamás se perdonará haberle regresado el poder al PRI, un partido al que ha odiado desde niño. Pero el triste fracaso de su gobierno no dejaba lugar a muchas opciones. Sabía cuál sería el resultado, por eso se cuidó de no dar la impresión de estar demasiado involucrado en el proceso, como hizo Vicente Fox. Prefirió dejar en los electores la impresión de ser un presidente
como Ernesto Zedillo. Él sería
el presidente de la segunda alternancia. Y así marcó nuestro destino político: ir de alternancia en alternancia, sin arribar jamás al puerto de la plena democracia y sin acabar de salir de una transición interminable.
Enrique Peña Nieto ha
sido impuesto como nuevo titular del Ejecutivo federal por los poderes
fácticos que requieren la continuidad de las políticas neoliberales, las
reformas estructurales, la privatización de Pemex, los turbios negocios al amparo del poder público, incluyendo el narcotráfico, y que buscan un compromiso de impunidad para los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el gobierno de Felipe Calderón. El fraude estructural del sistema político mexicano conlleva el escandaloso sobregiro en los topes económicos de campaña, la coacción de la ciudadanía por sindicatos oficialistas, patrones y sicarios, la compra de sufragios con dinero en efectivo, despensas, cemento o tarjetas de prepago, las encuestas que no miden sino norman intenciones de voto, la dictadura mediática que construye y destruye candidatos y que, de paso, se embolsa exorbitantes sumas de dinero, además de las autoridades y tribunales electorales omisos a sus obligaciones y cómplices de esas prácticas de corrupción extendida y masiva.
La pequeña comunidad
mixe de Santiago Tutla, municipio de San Juan Mazatlán, Oaxaca, brincó a
la fama nacional hace unos pocos meses cuando los policías comunitarios
–o topiles– de ese poblado retuvieron por algunas horas al sacerdote
Alejandro Solalinde, quien denuncio como responsable de los atropellos
que sufrió al violento cacique José Raymundo.
Andrés Manuel López
Obrador, candidato de las izquierdas a la Presidencia de la República,
simboliza con los marginados (50 millones), la espera y la desconfianza.
Esa espera que no tiene origen ni fin como olas del mar que se ondulan y
ondulan y siguen a merced del azar caprichoso. La magia, la
idealización, el enamoramiento
cotidianoy la religión le permiten encubrir la espera con resignación y silencio.
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