7/02/2012

Tres lecciones


 
 Leonardo Curzio
De este proceso electoral cosecho pocas esperanzas de que las cosas cambiarán con celeridad y profundidad; es más, veo una tentación inercial muy fuerte (ojalá me equivoque); pero más allá de esa impresión me quedo con tres enseñanzas.

1) Nunca, como ahora, he visto una sociedad civil organizada y mucho más instruida sobre la agenda nacional y las alternativas disponibles. Tenemos una sociedad que no sólo reclama mejoras en abstracto, sino que tiene diagnósticos precisos sobre temas torales, que está en condiciones de hacer las preguntas correctas y crear condiciones para que los aspirantes a la Presidencia tuvieran que responder. Nunca campaña alguna en México había generado tal nivel de precisión de diagnósticos. Igual es cierto que yuxtapuesta a esta sociedad vibrante y participativa está una sociedad acrítica y poco informada, que apoya a un partido o candidato por vagas promesas y por el uso de recursos públicos. En el México del siglo XXI conviven dos culturas políticas de siglos diferentes. La formación de ciudadanía es la asignatura pendiente.

2) Se comprueba que en una campaña de varios meses el país puede (candidatos y electores) eludir el tema más importante: seguridad. Buena parte de votantes decidieron castigar al PAN por su estrategia, pero no tuvimos ni debates ni textos programáticos sustantivos en los cuales se nos explicara cómo va a enfrentarse el problema. Tiene algo de infantil el que se eludan los temas complicados con generalidades tipo: hay que modificar la estrategia. La descomposición del aparato de seguridad y procuración de justicia es tal, que no hay lugar a soluciones reduccionistas. En campañas pudieron eludir, pero los primeros desafíos al gobierno entrante vendrán de ese frente y buena parte de su arranque estará condicionado por los resultados que arroje. Para mí sigue siendo una incógnita.

3) Se constata que (como diría Perogrullo) las cosas salen mejor si se hacen mejor. El IFE (pese a las críticas) ha funcionado mejor sin vicios de origen (como en 2003) con una eficaz dirección que logró auditar el PREP con el visto bueno de la UNAM y gracias al empuje del Consejo Coordinador Empresarial y otras organizaciones se firmó el Acuerdo de Civilidad por todos los candidatos.

Aunque vendrán las impugnaciones y las tensiones políticas, se acabó el proceso en su fase de competencia para dar paso a lo más difícil: pasar del prometer al cumplir.

Analista político

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