7/05/2012

Los periodistas pal café.....



Emanado del poder de las televisoras, Enrique Peña Nieto enfrenta la crisis posterior a los comicios con un mando a distancia en las manos, borrando de la pantalla las bocinas y las planas lo que no le conviene y dando relevancia monopólica a las voces alineadas con su proyecto de neosalinismo depredador.
La división social entre mexicanos creada por Antonio Sola para favorecer a Felipe Calderón queda como mediano experimento preparatorio de las artes de control autoritario que ya muestra el segmento de priísmo cavernario que hasta ahora domina el tenso entorno del frágil candidato que debido a esa misma precariedad se siente impulsado a mostrar fuerza y no dejarse arrebatar la presidencia prepagada.
La reivindicación autoral de Atenco en la Ibero, aquel viernes negro que dio pie al movimiento 132, fue una carta de intención sexenal que ya hoy siembra ingredientes de guerra sucia contra los opositores, enrarecimiento político, linchamiento mediático, intento de supresión de garantías y libertades (ejercer derechos electorales sería delito digno de paredón periodístico) y el ejercicio de las peores facetas de la actividad política, corrompiendo por un lado, dividiendo por otro, advirtiendo de la importancia de entenderse oportunamente con los reyes del próximo sexenio antes de quedar en listas negras.
El oficio nefasto de la política de tres colores tiene hoy como principales destinatarios a López Obrador y al movimiento 132. En la entrega de hoy se hablará específicamente de lo relacionado con el primero, a quien le están erosionando ciertos puntos institucionales de apoyo que de por sí nunca estuvieron verdaderamente con él: Miguel Ángel Mancera, es decir, Marcelo Ebrard, ha tomado con premura la llamada de felicitación de Peña Nieto, mientras Graco Ramírez (el primer gobernador en nombre de la izquierda domesticada, mercantilmente acomodaticia), los Chuchos y un segmento explícito del cuauhtemismo cuentan las horas para que termine el proceso de impugnación legal demandado por el tabasqueño, para ellos de inmediato aceptar el resultado que cantadamente favorecerá a Peña Nieto.
Por lo pronto, Ebrard, Cárdenas, Juan Ramón de la Fuente y otros personajes propuestos para acompañar a AMLO en un gabinete presidencial no dan muestras ni siquiera pálidas de respaldarlo en sus exigencias de depuración electoral, mientras corren con insistencia las versiones de que más bien le han planteado la necesidad de que deponga cualquier pretensión de resistencia y se allane a los resultados oficiales que favorecen a Peña Nieto (en cuyo entorno también se habla del golpe maestro que significaría el que éste invitara a alguno o algunos de esos hipotéticos miembros de un gabinete pejista a que se integren al del PRI, en un ejercicio de cohabitación política, de coalición, que dejara en solitario a López Obrador).
El argumento central para promover la rendición de AMLO es teóricamente aceptable, pero incompatible con la realidad política: la izquierda electoral no debe renunciar a su posibilidad de convertirse en contrapeso condicionante de un PRI que de otra manera se va a arreglar con la derecha. Por ello, el dos veces candidato presidencial debe aceptar el triunfo del mexiquense en las condiciones en que se hubiera dado (la consolidación transexenal de la República de la Haigacracia: haiga sido como haiga sido), para no aislarse ni tirar al bote de la basura el caudal de votos que esta vez fue mayor que el de 2006. Tal pragmatismo convalidatorio sería premiado con AMLO convertido en radiante jefe de una oposición izquierdista moderna, participativa y sensata.
La realidad muestra, sin embargo, que el único capital importante de López Obrador es justamente el que perdería en caso de arriar banderas: el de un segmento social movilizable y crecientemente indignado, que entiende claramente el significado ominoso de la restauración del priísmo autoritario, y que intuye la necesidad de mantenerse activo y fuerte para enfrentar la oleada de reformas estructurales que PRI y PAN, los verdaderos aliados, aprobarán en las cámaras con la colaboración programada del segmento perredista beneficiado en este segundo lance pejista, el chuchismo-camachismo ya bien dispuesto a los arreglos que sean necesarios. AMLO no será jefe político de Ebrard, Mancera, Graco, Camacho ni de la fortalecida tienda chuchista. Los proyectos de éstos van por otro rumbo, al que estorba la figura tabasqueña a la que les urge enviar rumbo a finca chiapaneca de sonora denominación.
Soriana es una empresa largamente asociada al PRI. En su ruta de relaciones políticas están varios gobernadores emblemáticos de la nueva era jurásica con copete: los Moreira en Coahuila, de donde surgió la firma ahora asentada en Monterrey (con otro clon de EPN como anfitrión, el ya crónicamente rebasado Rodrigo Medina); Fidel Herrera y su heredero, Javier Duarte, en Veracruz; y Enrique Peña Nieto y su heredero, Eruviel Ávila, en el estado de México.
Tres consejeros locales del IFE en el distrito 5 de Coahuila solicitaron a ese instituto que el recuento de votos de ayer no lo dirigiera Jorge Luis Grana Hernández, vocal de capacitación electoral y educación cívica, pues en pláticas de inducción a aspirantes a supervisores y capacitadores les había dicho, en febrero pasado, que el problema de la democracia en México es que el que pierde no lo reconoce; ya ven, López Obrador perdió y no lo reconoció. Se fue a hacer su plantón en Reforma y con eso le hizo mucho daño a la democracia. Un representante de partido lo acusó en otra ocasión de haber dicho a capacitadores que ni se les ocurriera votar por AMLO, porque él les bajaría los sueldos. Los consejeros denunciantes son Ariadne Lamont Martínez, Luis Tláloc Córdova Alveláis y Rubén Canseco López.
Y mientras se acumulan las pruebas de fraude, ¡hasta mañana, en espera de los resultados del recuento parcial de votos que en sus primeros reportes mostraba irregularidades e inconsistencias preocupantes y una marrullería burocrática en busca de mediatizar en varios distritos!


De repente los huevos rancheros se han vuelto un platillo de lujo. Las granjas de gallinas ponedoras de Jalisco son afectadas por la fiebre aviaria y cayó la producción. En las últimas dos semanas el precio ha subido hasta 57 por ciento, de 14 pesos el kilo a 22. Podría decirse que la falta de huevos de gallina de algún modo pareciera reflejar la falta de güevos de muchos ciudadanos que votaron por el regreso de la dictadura perfecta, para citar la frase del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, pero ello sería tanto como agregar otra falta, una falta de juicio. La elección la decidieron 8 millones de desempleados y pobres, como anticipó hace días esta sección. Los partidos saben que esa gente es capaz de vender su voto por una torta, una despensa o una tarjeta de mil o dos mil pesos del supermercado. Y es que conviene mantenerla en la pobreza y la ignorancia, comprando su voto se perpetúan en el poder.
Calderón pone la otra mejilla
Aun cuando Óscar Martín Arce –es presidente de la Cámara de Diputados– solicitó al Comité Ejecutivo Nacional de su partido (PAN) la expulsión de Vicente Fox por su alta traición al brincarse al bando de Peña Nieto, lo más probable es que jamás llegue a llevarse a cabo el proceso. Gente cercana al presidente Calderón, como Roberto Gil Zuarth, quien fue coordinador de la campaña de Josefina Vázquez Mota, dice que para nosotros, Vicente Fox ya está fuera del partido, él mismo se fue con otro partido y es absolutamente innecesario un pronunciamiento institucional o un proceso para confirmar lo que él mismo decidió. Tanta generosidad, eso de poner la otra mejilla, se explica por el temor que tienen de que el deslenguado de Guanajuato revele detalles del fraude electoral de hace seis años. Y otros secretillos.
Coscorrón a Ferrari
Una de las pocas ocasiones en que el secretario de Economía, Bruno Ferrari, ha abierto la boca para decir algo acertado lo hizo con pésimo timing: en tiempos de veda electoral. Al día de hoy el pago de intereses que hacemos es de 5 mil 403 millones de dólares, y es para pagar aquellos malos manejos que se hicieron para enriquecer a políticos ladrones, y ejemplos abundan, como en la administración de José López Portillo, con el caso de Arturo Durazo, o en la gestión de Carlos Salinas, con su propio hermano, y el caso Conasupo. (Olvidó que su jefe Calderón está heredando al país la deuda pública más alta de la historia.) El PRI se querelló contra Ferrari y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó, por mayoría de votos, que violó el principio de imparcialidad dispuesto en el artículo 134 de la Constitución, al realizar declaraciones denigrativas (sic) en su carácter de servidor público y en proceso electoral en contra de ex presidentes y ex funcionarios del PRI, a quienes acusó de los problemas económicos por los que atraviesa el país. El tribunal acordó turnar copia de su resolución al presidente Calderón para que proceda conforme a derecho. ¿Va a cesarlo por haber violado la Constitución? También Calderón lo hizo y el IFE lo exoneró. Cuando mucho le asestará un tierno coscorrón por andar diciendo la verdad a destiempo.
Sarkozy, financiamiento ilegal
Nicolás Sarkozy dejó de ser presidente el 15 de mayo anterior, y perdió la inmunidad que protege a los jefes del Estado de Francia. (En México disfrutan de inmunidad e impunidad vitalicias.) Así que escasos dos meses después debe enfrentar, como cualquier otro ciudadano, el grave problema judicial en que está involucrado. Cateó la policía su casa y oficinas en París en busca de documentos que prueben que recibió financiamiento ilegal para su campaña política del año 2007, ni más ni menos que de la mujer más rica de Francia, Lilliane Bettencourt, la dueña de los laboratorios L’Oreal, el imperio de productos de belleza. Sarkozy se ha presentado dos veces como candidato a la presidencia: en 2007 y este año. Ganó la primera vez, la segunda perdió frente al candidato socialista, François Hollande. Fue en su primera campaña cuando presuntamente recibió los euros manchados. Esto que sucede en Francia nos muestra dos cosas: primero, que en todo el mundo se cueces habas, hubo dinero ilegal en la campaña de Sarkozy, como se dice que hubo también en México en la campaña de Enrique Peña Nieto. La diferencia es que en un país de primer mundo se hace respetar la ley aun en circunstancias donde se juntan el poder político y el económico, como es el caso de Sarkozy y la dueña del imperio L’Oreal.



Dónde estaba el IFE, sus consejeros y demás alegres declarantes que, a coro, calificaron de ejemplar la pasada elección del primero de julio? ¿En qué momento se perdieron?, porque de etiquetarla como una jornada comicial limpia, en la que todos los mecanismos funcionaron, de pronto reconocieron que la mayoría de las casillas reportaba irregularidades, tanto como 54 por ciento del total, aunque existen denuncias de que tal proporción podría elevarse a 81 por ciento. Entonces, ¿el ejercicio dominical fue ejemplo de rectitud, o de cómo se las gastan los partidos políticos, con el PRI a la cabeza, en eso de jugar cochino, de comprar, coaccionar o inducir el voto, de violar los topes de campaña, de alterar el resultado?
Y, también vale preguntar, ¿dónde está el conocimiento de las leyes mexicanas por parte de los gobiernos extranjeros que rápida y solícitamente respondieron a la urgencia de Enrique Peña Nieto de encontrar canales de legitimación por la vía de las cartas de felicitación y las llamadas telefónicas para reconocer el triunfo del presidente electo? (de Obama a Cristina Fernández de Kirchner; del franquista Rajoy al uruguayo José Mujica, sin olvidar a la brasileña Dilma Rousseff, todos perdidos en el espacio, el desconocimiento, el oportunismo o la complicidad). Ello, porque la legislación nacional es clara cuando señala que el Tribunal Electoral es el único que puede declarar vencedor en la contienda electoral federal, y, por ende, en este caso, presidente electo, lo cual, dicho sea de paso, tal instancia no ha hecho, amén de que todos los atentos felicitadores cuentan con representación diplomática en México, de tal suerte que algo deben de saber de la legislación vigente.
Lamentablemente, el haiga sido como haiga sido (cínica aportación filosófica de Felipe Calderón a la de por sí cochina cultura política nacional) llegó para quedarse. Sin la denuncia del peje candidato, nadie se hubiera tomado la molestia de revisar la paquetería electoral, ni mucho menos de hacer como que se interesaba en la descarada compra de votos realizada por Peña Nieto y su equipo de operadores, con todo y sus tarjetas Soriana y Monex. La paquetería electoral, una vez más, se habría archivado en el limbo histórico, y todos estarían celebrando la pulcritud con que se llevaron a cabo las elecciones, lo bien que funcionaron todos los mecanismos y lo democrático de los resultados, siempre en el marco del haiga sido como haiga sido.
Así, de lo ejemplar, los consejeros del IFE pasaron al recuento de la mayoría de los sufragios: en el cómputo oficial de votos que inició esta mañana (ayer) en todo el país, el Instituto Federal Electoral informó que serán recontados 54.5 por ciento de los votos de la elección presidencial, nivel equivalente a 78 mil 12 paquetes de igual número de casillas que se instalaron en la elección del domingo. La cifra más alta de apertura ocurrirá en la elección de senadores, con 61 por ciento de los paquetes (87 mil 806 casillas), mientras que para la de diputados se prevé la apertura y recuento de 60.3 por ciento de los sufragios, depositados en 86 mil 328 casillas. El nivel de recuento de voto por voto representa el doble que el registrado en la elección federal pasada, en 2009, cuando se eligieron diputados y senadores (La Jornada, Fabiola Martínez y Alonso Urrutia).
Lo anterior no precisamente refuerza aquello de que la jornada electoral fue ejemplar y limpia, y de que funcionaron todos los mecanismos. Por el contrario, confirma las enormes deficiencias y lentitud del instituto y demás instancias electorales, las enormes lagunas de la ley en la materia, de la irreversible actitud mafiosa de los partidos políticos y del enorme chiquero que es la política nacional. Pero también, y es lamentable decirlo, es signo de una ciudadanía callada, agachada, comodina, que de plano no puede superar –ni quiere, según la evidencia– el síndrome de la Conquista.
Jubiloso, el mismo domingo primero de julio, el consejero presidente Leonardo Valdés Zurita salió a festejar en cadena nacional: “ha sido una gran jornada electoral… Los mexicanos hemos ratificado que la democracia y las elecciones democráticas son el único método válido para obtener el poder político… La de hoy es la elección que más votos ha recibido en la historia de México… El IFE garantiza que el voto de todos sea escrupulosamente respetado”. Y acto seguido dio por ganador al copetón, sólo para pasarle la batuta al sonriente inquilino de Los Pinos, quien también felicitó al nuevo ganador del haiga sido como haiga sido, no sin olvidar que la primera felicitadora fue la propia candidata panista Josefina Vázquez Mota. Y todos se dedicaron a celebrar la limpieza de los comicios, para, 24 horas después, y sólo tras la denuncia y presión del peje candidato, reconocer que ni tan limpia ni tan ejemplar, pues cuando menos en 54 por ciento de las casillas se reportaron irregularidades.
Y para la memoria, lo registrado el 4 de julio, pero de 2006: “los números fueron manipulados desde un principio; contienen infinidad de inconsistencias e irregularidades que perjudican, entre otros, registros menores de los sufragios obtenidos, la existencia de 3 millones de votos ‘perdidos’ y el hecho de que no coinciden las actas para la elección presidencial y las de diputados y senadores. Por ello, Andrés Manuel López Obrador anunció que los dirigentes de los tres partidos que postularon su candidatura solicitarán al IFE todas las facilidades para hacer un recuento casilla por casilla y acta por acta, que les permita cotejar sus propios datos y conocer el resultado real de la elección. Tras su denuncia, las dirigencias de PRD, PT y Convergencia anunciaron la determinación de respaldar sin cortapisas al tabasqueño, descalificaron al PREP porque ‘no es ningún instrumento para declarar a nadie ganador de la contienda’, y exigieron al IFE que se abstenga de declarar resultados electorales basados en ese instrumento. AMLO aclaró que no busca descalificar a la autoridad electoral, ni a ninguna otra institución, pero como candidato ‘tengo el derecho de exigir, de demandar, un proceso transparente. Tengo el compromiso de defender la voluntad de los millones de mexicanos que me dieron su voto’” (La Jornada, Roberto Garduño y Andrea Becerril).
Las rebanadas del pastel
Y mientras todos los ojos están fijos en la pantalla principal, en la trastienda se ponen otro clavo al ataúd: los fondos del IMSS para pensionados se agotarán en 2016.



Ayer, luego de 50 días de haber alterado en forma relevante y saludable el acontecer político del país, el movimiento estudiantil y juvenil #YoSoy132 realizó su quinta asamblea interuniversitaria en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con el propósito de definir su postura frente al proceso electoral aún en curso y de delinear su plan de acción para los próximos meses.

Pide recuento nacional de votos
Al ciudadano Andrés Manuel López Obrador:

Ante los recientes acontecimientos públicos, hoy está más viva que nunca la demanda nacional por un profundo cambio del modelo injusto de política económica y social que padece México. Los últimos sucesos no opacan la intensidad de este reclamo fundamental de la nación. Por el contrario, cada día que pasa surge con más vigor la imperiosa urgencia de una transformación a fondo de la economía y de la política, en el sentido que la mayoría de la sociedad la demanda y la requiere.

No son escasas ni triviales las razones existentes para impugnar la elección presidencial de 2012. Van desde el manejo reiterativo de las encuestas, a lo largo de por lo menos tres meses, para fabricar la realidad virtual de una candidatura invencible, hasta el gasto inmoderado en una campaña electoral que no se detuvo ante ningún límite y rebasó todas las cotas imaginables. Incluyen, desde luego, operaciones de coacción y compra de votos que resultaron millonarias en dos sentidos: el volumen de dinero canalizado a las mismas y el número de sufragios que se pretendió e, infelizmente, se logró adquirir para favorecer esa misma candidatura invencible. Incluyen también las coberturas informativas desequilibradas y sesgadas, iniciadas años antes para edificar la figura de un líder atractivo, telegénico, que en su momento asumiría el rol prestablecido, y acentuadas hasta el cansancio en el año electoral y en los meses de campaña. Como han mostrado numerosos ejemplos específicos divulgados en las redes sociales en los tres últimos días, comprendieron también errores e inconsistencias –algunos involuntarios, otros probablemente deliberados– en el manejo y captura de las cifras contenidas en las actas de casilla, cuyo número e incidencia total son imposibles de determinar en ausencia de una amplísima operación de recuento, como la demandada por los partidos del Movimiento Progresista. Estas y otras razones para impugnar pueden resumirse en una característica omnipresente en todo el proceso: la inequidad. Una elección inequitativa en extremo no puede arrojar un resultado que pueda ser aceptable y aceptado de manera instantánea. Arroja, más bien, un resultado impugnable, que debe repararse repitiendo las etapas afectadas del proceso.

Muchas son las causas de la derrota del PAN, desde la incapacidad que han mostrado dos gobiernos panistas sucesivos para resolver los problemas de una economía que no ha podido crecer en forma sostenida hasta el descontento creciente con la política de seguridad pública del gobierno. Es posible, como asegura este último, que las percepciones negativas de su desempeño sean injustas o producto de una mala prensa, pero entonces tendrían que preguntarse por qué no han podido vencerlas, y si estas percepciones no encuentran apoyo en nuestra vida cotidiana.

El conteo rápido del IFE (no confundir con encuesta de salida) dio como resultado de 37.93 a 38.55 por ciento para Peña Nieto y de 30.90 a 31.86 por ciento para López Obrador, es decir una diferencia de 7.03 a 6.69 por ciento. El PREP, con 98.95 por ciento de las casillas computadas, nos marca una diferencia de 6.51 por ciento en favor del candidato del PRI. El conteo rápido se hace con base en las llamadas sábanas de un determinado número de casillas escogidas aleatoriamente en el país. Si hubo errores en el llenado de las sábanas estos errores no sólo afectan el conteo rápido sino también el PREP. Los resultados, si hubo cualquier tipo de error u omisión, pueden ser distintos a los que se han dado como buenos oficialmente, por lo que si hubo inconsistencias deberán corregirse. Es de pensarse que una diferencia de poco más de 3 millones de sufragios entre los punteros presidenciales hace difícil que se revierta con la revisión de los paquetes de votos y el recuento por inconsistencias en las actas. Pero aun así el IFE debe despejar todas las dudas que tengan fundamento.

Mientras el proceso electoral no concluya, es ilógico pedirle a López Obrador que se desista del derecho que le corresponde a impugnar las cifras dadas a conocer. Es una petición de principio que no se sostiene ni en la ley ni en la experiencia electoral. Se olvida que aún no estamos ante datos oficiales, legales: las encuestas de salida o los conteos rápidos no sustituyen a los lentos y tortuosos procedimientos aprobados para definir ganadores o vencidos. Para bien o para mal, México no es, electoralmente, Francia o Chile. La desconfianza no se inventó ayer. Ya el propio IFE adelantó que se abrirían cerca de 50 mil paquetes que están en alguna de las causales previstas por la ley, pero la suma total no la sabremos hasta que concluya el recuento distrital. Es probable que al final las grandes cifras se mantengan aunque pueda registrarse alguna variación, digamos, en la asignación de diputados. Con todo, el recuento servirá para dar certidumbre y transparencia al voto pero también para valorar el peso que aún tienen un conjunto de prácticas políticas negativas que contrastan con la madurez de la ciudadanía que va a las urnas (63.14 por ciento) y elige con responsabilidad en un marco de mayor vigilancia de los partidos y observadores.

La jornada comicial del domingo pasado no logró culminar definitivamente el proceso electoral. El cúmulo de irregularidades vividas durante el tiempo de campañas, la desmesura de los recursos utilizados por el otrora partido oficial, la obvia desviación de las encuestas profesionales y, por supuesto, el respaldo del duopolio televisivo al candidato del PRI, construyeron un proceso que sólo podía resolverse si hubiese habido un respaldo gigantesco al candidato del movimiento progresista. El proceso será impugnado, lo que hace relativamente incierto su desenlace.

El golpe de Estado contra el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, exige de una revisión de su estrategia y táctica por los gobiernos progresistas y las fuerzas populares latinoamericanas. Cabe recordar que Estados Unidos dispone de una gran pista de aterrizaje en Mariscal Estigarribia, sobre el Chaco paraguayo, lista para recibir aviones de transporte Galaxy y bombarderos B-52. Construida con el acuerdo de los mismos partidos oligárquicos que dieron el golpe parlamentario a Lugo, éstos también han aprobado anteriormente el ingreso de tropas estadunidenses al país y señales recientes apuntan a convertir esa presencia en permanente.


Antes de su lamentado fallecimiento, Josefina Brun pudo conocer, editado por el CNCA a través de la Subdirección de Teatro Infantil y Juvenil de la Coordinación de Teatro del INBA, a cargo de Marisa Giménez Cacho, su documentadísimo libro Teatro para niños y jóvenes (1810-2010), también profusamente ilustrado por fotografías, dibujos, carteles y otros que ella y sus colaboradores lograron reunir y en el que abarca mediante pequeñas fichas lo que han sido estos dos siglos para el quehacer teatral dedicado a la infancia y juventud. Brun hace un somero recorrido por la historia del México independiente para enmarcar cada momento teatral y cada nombre que menciona, por lo que resulta indispensable para que otros investigadores amplíen aquello que les interese del tema y, desde luego, como fuente de consulta para todos. Podemos encontrar datos como el de que el teatro para niños con actores –antes se reconocía sólo el de títeres– pudo presentar en alrededor de 1942 obras de Miguel N. Lira, Ermilo Abreu Gómez y Celestino Gorostiza, con escenografías de Julio Prieto y directores como Fernando Wagner, gran teatro infantil sumamente respetuoso de los infantes, lo que desmiente muchas ideas preconcebidas. O también se pueden localizar las fichas del Teatro Conasupo de Marco Antonio Montero que llevó guiñol a las comunidades más apartadas del país. Aunado al teatro oficial, se dan pequeñas fichas acerca de teatristas como Manuel Lozano El zapatero remendón, que logró mantener sus espectáculos más bien ñoños, tomados de cuentos clásicos, con malos versos ripiosos, de 1958 hasta 1972 en el Teatro Orientación que, se puede añadir a lo que se encuentra en el libro, las mañanas de fines de semana se convertía en una deliciosa guardería con teatro, juegos y la fuente de niños esculpidos por Augusto Escobedo.



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