7/04/2012

Los periodistas pal café...



Muy poco duró el barniz de limpieza y legalidad sobre el rostro del dinosaurio-mapache. No terminaban los voceros del PRI de ensayar poses de solemnidad para sostener que su candidato presidencial era la encarnación de la democracia impoluta cuando ya se multiplicaban las grotescas pruebas de la descomunal compra de votos que se realizó para favorecer a Enrique Peña Nieto.
Infame modernización del fraude electoral: tarjetas de prepago en lugar del voto libre, cajas registradoras en lugar de conteo de sufragios, carritos de supermercado en lugar de urnas, las tiendas Soriana como fuente de legitimidad en rectángulos de plástico: una candidatura de telenovela que acaba en escándalos de supermercados bajo compras de pánico y en representantes de casilla que se manifiestan en protesta pública porque los compradores partidistas no cumplen el contrato mercantil a la palabra y a la foto del celular.
Metralla mediática concertada para responder a la difusión de las escenas inapelables: dudar de los resultados alegremente anunciados la noche del domingo pasado por el eje IFE-Los Pinos-Peña Nieto sería faltarle al respeto al trabajo de un millón de ciudadanos que de manera ejemplar ejercieron funciones electorales, dicen los jilgueros reactivados. En realidad, han sido esos delincuentes partidistas los que le han faltado al respeto a ese millón cívico que en su mayoría cumplió con honradez el encargo de conducir el proceso comicial en casillas: los ciudadanos vigilaban detalles procesales, se afanaban en estampar firmas y en verificar identidades, cuidaban la recta aplicación de las reglas sobre lo inmediato y contaban boletas para asentar resultados, sin saber que el fraude 2012 fue extracasillas, comenzando con las encuestas mentirosas que fueron sembradas con toda intención para fabricar la percepción de imbatibilidad del generoso Peña Nieto, siguiendo con la complicidad de los comentaristas e intelectuales que se apoyaban furiosamente en los datos científicos de esas encuestas sobre pedido y terminando con la operación ruleta y otras formas de mapachería cometidas fuera del radio de observación de los ciudadanos encargados de las casillas.
Fraude sin castigo, crimen social en la impunidad: dedicado profesionalmente a propagar el inevitable advenimiento arrollador de Enrique Peña Nieto, según la Biblia demoscópica diariamente actualizada por los arcángeles de GEA-ISA, el directivo de Milenio Ciro Gómez Leyva simplemente asume al final del proceso convenido que hubo errores, ofrece disculpas y anuncia que termina en ese diario el experimento de encuestas de opinión que día a día fue imponiendo en la percepción colectiva que Peña Nieto era un puntero sin riesgo alguno de perder, todo un fenómeno de popularidad y carisma, electoralmente inalcanzable.
GEA-Isa fue usada para similares fines seis años atrás, con la consigna de instalar la especie de que el muy rezagado Calderón alcanzaba y remontaba de pronto al consistente delantero de entonces, López Obrador. El director de la empresa de encuestas, Guillermo Valdés, fue premiado con la dirección del Cisen y uno de los principales accionistas, Jesús Reyes Heroles González Garza, fue llevado a la dirección de Pemex. Aun así, esa firma fue utilizada como presunta fuente objetiva, imparcial y confiable para sostener que Peña Nieto ganaría con 18 puntos de diferencia. Los resultados oficiales, sujetos a fundada impugnación, fueron casi tres veces menores que lo machaconamente augurado. Pero todo se arregla con filosofía de barandilla policiaca: usted disculpe.
Si de hombres apuestos se tratara, Quentin Tarantino podría filmar en México una segunda versión de la película que con Brad Pitt como actor principal se tituló Bastardos sin gloria. Ahora se llamaría Victorias sin gloria, con algún galán local en el papel ejecutivo. No hay ni puede haber gloria en la forma en que se construyó el simulacro de victoria electoral priísta del pasado domingo: tráfico de pobreza, trata de votos, narcovigilantes en varios puntos del país, lavado de imagen, falsificación de voluntades, miles de millones de pesos invertidos para quedarse con el gran negocio llamado país.
Frente a esas crecientes evidencias del gran fraude electoral, el PRI responde con endurecimiento, chantaje e intimidación. El lenguaje de los voceros oficiales del peñanietismo, como el acechante Miguel Ángel Osorio Chong, parece preludio de manotazos desde el poder que avistan pero aún no ejercen. Las cuerdas vocales del jurásico tardío se tensan a la hora de denunciar perfidias y herejías de quienes demandan conforme a derecho que se recuenten los votos en todas las casillas para precisar resultados. Ni siquiera porque esas vías jurídicas alargadas podrían servir ahora para un planeado desahogo de la inconformidad social, como seis años atrás lo fue el plantón terapéutico del Zócalo y Reforma.
A contrapelo de su historia hasta antes de embarrarse de poder, el PAN ha enmudecido ante las evidencias de fraude electoral. Calderón sigue embelesado con el triunfo de sus planes de impunidad grupal a cambio de ceder el paso a un copete complacido. Vázquez Mota se anuncia ahora como presunta promotora de un movimiento ciudadano que dará continuidad a las esperanzas de quienes votaron por ella (habrá de verse si esos aires de recomposición tienen que ver con algún cargo pactado con Peña Nieto). Y Los Pinos recibe a la crema y nata de la derrota inducida y negociada, para reconocer el esfuerzo de Josefina y trazar puntos de entendimiento con el ex gobernador del estado de México (presente en la reunión, el jefe Diego podría dar curso exprés de cómo “legitimar de facto” a gobiernos impugnados, como el del primer salinismo). Aliados, PAN y PRI consideran totalmente a la mano la aprobación de las reformas estructurales, con Pemex como principal bocadillo en venta. Ya nomás falta afinar los detalles del reparto del botín esperado.
Y, mientras la liga se sigue estirando, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero

Aunque usted sea uno de los millones de ciudadanos que votaron en contra de Peña Nieto, contribuirá con algún dinerito de sus impuestos en un donativo por 150 millones de pesos para que solvente sus gastos hasta el próximo primero de diciembre cuando, si no prospera la impugnación de la izquierda, deberá tomar posesión como presidente y, entonces sí, comenzaría a cobrar sueldo y prestaciones. Pero faltan casi cinco meses para que eso suceda y, aunque es un político de conocidas posibilidades económicas, no le hará el feo al apoyo de los contribuyentes por casi un millón de pesos diarios. La partida no existía en el presupuesto federal en la primera etapa del priísmo –¿podemos decir que ya resbalamos a la segunda?–, siempre era presidente un priísta y el dinero salía quién sabe de dónde y nadie preguntaba. El problema se presentó el año 2000, cuando ganó el miserable traidorzuelo Fox –así lo llaman sus correligionarios– y supuestamente debía hasta la cuenta del hotel donde se hospedaba con Marta Sahagún. Le echó un sablazo a Zedillo y, junto con el entonces secretario de Hacienda, José Ángel Gurría, presumiblemente incurrieron en un delito, ya que le dieron 20 millones a Fox no obstante que el gasto no había sido aprobado previamente por el Congreso. Luego el panismo le pagaría el favor a Gurría apoyándolo para que consiguiera la excelente chamba que tiene en la OCDE, y a Zedillo abonando la causa de su inmunidad en el expediente que le fue abierto en Estados Unidos. Seis años mas tarde, ya se había previsto el egreso y Calderón disfrutó de 100 millones de pesos. Tal vez por el efecto de la inflación, a Peña Nieto le tocarán 150 millones, una vez que reciba la constancia del tribunal electoral de que ganó las elecciones. No le urgen, ya caerán.
Téllez, oootra vez en problemas
Resultó una sorpresa que después de su escandalosa salida de la Secretaría de Comunicaciones, Luis Téllez fuera premiado con el cargo de presidente de la Bolsa Mexicana de Valores. La bolsa es una empresa privada. Era cuestión de tiempo para que se volviera a meter en problemas el conflictivo personaje que alguna vez quiso defender a Salinas de Gortari diciendo que sólo se había robado la mitad de la partida secreta del presupuesto, cuando el pueblo mexicano piensa que se la llevó completa. Un juez falló en favor del Grupo Elektra en el recurso que promovió con el fin de salvaguardar el valor de sus acciones y la de sus accionistas contra un cambio de metodología para el cálculo del índice de precios y cotizaciones, cuya elaboración, según Elektra, fue realizada de manera ilegal. Como resultado de lo anterior, Elektra decidió iniciar una demanda en contra de Téllez y la Bolsa Mexicana de Valores por la caída del valor de sus acciones. Exigirá en su momento una indemnización cifrada en muchos dígitos.
El presidente telenovela
La principal revista alemana, Der Spiegel, publicó este lunes un texto firmado por el periodista Klaus Ehringfeld en el que señala que sin tenerningún talento político significativo y con una preparación intelectualmente débil, Enrique Peña Nieto ganó la elección presidencial en México con ventaja… Y continúa: El camino hacia el poder no siempre es difícil, y basta con que cualquier persona tenga los atributos externos apropiados y los apoyos correctos para poder llegar a presidente. Añade que “la victoria del PRI y Peña Nieto sólo fue posible con la ayuda de Televisa. El ex gobernador del estado de México reunía los atributos perfectos: guapo, telegénico y juvenil… el hecho de que fuera intelectualmente débil no molestó particularmente al PRI. Peña Nieto es como un actor de telenovelas, la fábrica de sueños: el candidato perfecto para la televisora”.

En la reciente reunión del Grupo Bilderberg en Chantilly (Virgina, Estados Unidos, EU) prevaleció el apoyo a los disidentes rusos de proclividad neoliberal, según la amplia cobertura que le proveyó el sitio Infowars, que dirige Alex Jones.
Siempre fui muy reticente a tomar en serio las deliberaciones y alcances del Grupo Bilderberg, que concentra a la crema y nata de personalidades de la muy pasada de moda Comisión Trilateral (cuyo primer director fue el geoestratega Zbigniew Brzezinski) y que llegué a calificar de reliquia de la guerra fría.
El lituano Daniel Estulin es autor del best seller La verdadera historia del Grupo Bilderberg, de corte conspiracionista, y que es libro de cabecera de varios mandatarios.
Llama la atención la profusa receptividad de la prensa rusa –desde Russia Today hasta Pravda– a las deliberaciones ocultas del Grupo Bilderberg. Como se trata de cónclaves ultrasecretos de la supuesta elite noratlantista (con uno que otro asiático nipón y ningún latinoamericano) que supuestamente maneja la agenda global, resulta imposible evaluar sus objetivos y decisiones, salvo en forma tangencial.

Bien haría Francisco Martín Bringas, presidente del consejo de administración de Organización Soriana, en brincar a la palestra y, micrófono en mano, ofrecer una explicación detallada de cómo fue que el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, adquirió un millón 800 mil tarjetas prepagadas (así les llaman) de ese supermercado (en una operación financiera estimada entre mil 125 y mil 800 millones de pesos, equivalente al 37-60 por ciento de las utilidades netas de 2011) para comprar el voto (mil pesos por cabeza) de electores del estado de México y algunos del Distrito Federal (hasta donde se ha documentado).
Y urge la explicación del empresario (que encabeza un consorcio que se autocalifica de socialmente responsable), porque esos mil 125-mil 800 millones de pesos en tarjetas prepagadas superan hasta por cinco tantos el tope de gastos de campaña (336 millones) autorizado por el IFE a cada uno de los cuatro candidatos a la Presidencia de la República, sin considerar que la compra del voto es rotundamente ilegal. Así, puede transparentar la participación de su cadena de supermercados en los enjuagues del candidato tricolor; de dónde salió el cheque para cubrir esa voluminosa cantidad de dinero (algunos apuntan hacia la Secretaría de Finanzas del gobierno de Eruviel Avila); a quién entregó los plásticos, cómo se distribuyeron, y si el pago por el servicio fue en una sola exhibición o en cómodas mensualidades, con sus respectivos intereses.
Otra vez la larga mano de los grandes empresarios (recuérdese a Enrique Coppel Luken, dueño de los almacenes que llevan su apellido, en 2006, sin olvidar a televisos, aztecos, bimbos, CCE y conexos) metida en el proceso electoral. El de Martín Bringas no es el único caso, desde luego, pero el enjuague del PRI con Soriana resulta más que suficiente para que el IFE (violación al tope de campaña), la Fepade (compra de voto igual a delito electoral) y el Tribunal Electoral (que analice las pruebas y se pronuncie) intervengan de inmediato y hagan su chamba, toda vez que la denuncia fue hecha pública antes de los comicios del pasado domingo, no después como algunos intentan pretextar. Las tres instituciones citadas les cuestan a los mexicanos miles de millones de pesos, así que llegó el momento de desquitarlos.
¿Por qué el tricolor eligió a una cadena de supermercados para el chanchullo de las tarjetas prepagadas y la compra del voto? Pues bien, más allá de las afinidades partidarias de sus dueños (léase oportunidades de negocio), Soriana (con sede en Monterrey) cuenta con una enorme red de distribución que facilita el reparto, sobre todo si alrededor de mil 800 millones de pesos están en juego: 560 tiendas, con más de 3 millones de metros cuadrados de superficie de venta, en 181 ciudades a lo largo y ancho de las 32 entidades federativas, más las pertenecientes a nuestra cadena de tiendas de conveniencia Súper City. Nuestra red logística está compuesta por 14 centros de distribución ubicados estratégicamente en nueve estados del país. Comercializamos una extensa y completa línea de alimentos, ropa, mercancías generales, productos para la salud y servicios básicos, satisfaciendo de esta manera las necesidades específicas de consumo de nuestros diferentes grupos de clientes (el PRI, entre ellos, el cual, obviamente, no dará ningún tipo de explicación), según reza su propia publicidad.
Pero más allá de sus enjuagues, el PRI, Enrique Peña Nieto y Soriana deben ser extremadamente cuidadosos en el cumplimiento de lo prometido a la hora de comprar el voto, porque la gente que recibió las tarjetas prepagadas está muy nerviosa y a punto de estallar, pues les quieren dar gato por liebre a la hora de hacer efectivo su pago. La siguiente información, publicada por La Jornada (Josefina Quintero) da cuenta de ello:
“El temor a que se descubriera un fraude abarrotó las tiendas de la cadena Soriana. Centenares de personas provenientes de municipios del estado de México y algunas del Distrito Federal, que vendieron su voto a los candidatos de la coalición PRI-PVEM, canjearon la tarjeta Prepago que se les entregó por víveres y electrodomésticos. ‘Dijeron que se habían enterado de que iban a cancelar los monederos electrónicos. Son fregaderas porque nosotros ya votamos’. Otra versión de que se cancelarían los saldos de las tarjetas fue que Martha Angón, candidata a la presidencia municipal de Nezahualcóyotl, estaba perdiendo. ‘Pero eso no es mi culpa. Yo sí vi a La Gaviota que le alzó la mano a Peña; entonces sí sirvió’. Desde el viernes por la noche, en los límites del Distrito Federal y el municipio de Nezahualcóyotl empezó la entrega de tarjetas, identificadas por cajeros de esa cadena de tiendas como ‘los vales que regaló el PRI para que Peña ganara’. El canje del voto en un principio sólo era por cien pesos, comentaron los poseedores. Pero la cantidad se incrementó conforme se acercaba el día de la elección.
“Ayer –domingo 1º de julio– ibas a la casilla, votabas, tomabas una foto a la boleta marcada en favor del PRI, la mostrabas y te daban la tarjeta”, manifestó Rocío Ugalde. Al validar el saldo hubo ‘buenas y malas noticias’. Algunos tenían cantidades en sus tarjetas (monederos electrónicos Soriana) que no esperaban: ‘300, 500 y hasta 700 pesos’. Algunos portaban hasta 20 tarjetas porque ‘nos entregaban una por cada votante que lleváramos’. En la tienda Soriana ubicada sobre calzada Ignacio Zaragoza, a unos metros de la clínica 25 del Instituto Mexicano del Seguro Social, en la colonia Juan Escutia, delegación Iztapalapa, todo el día se observaron largas filas. Las molestias de los compradores habituales no se hicieron esperar, por la demora hasta de 60 minutos sólo para checar el saldo, ‘porque ya se han reportado tarjetas sin fondos’. Empleados de la tienda refirieron que desde el viernes pasado el establecimiento ha sido abastecido de víveres para poder atender a los ‘que mandó el PRI’. Sobre los motivos de por qué enviaron a tanta gente, comentaron: ‘pues vienen de Neza y les queda cerca; también está la de San Juan de Aragón, pero la tarjeta yo creo la pueden hacer válida en cualquier Soriana’”.
Lo mejor del caso es que Enrique Peña Nieto asegura que el PRI ya cambió, y los grandes empresarios que son demócratas.
Las rebanadas del pastel
¿Qué hacer con las empresas encuestadoras? Inflan cifras al gusto del cliente, cobran muchísimo dinero por manipular al electorado, tienen una enorme responsabilidad en la inducción del voto, pero no enfrentan consecuencia alguna. Allí está el caso de los inamovibles 18 puntos de ventaja de Peña Nieto (Milenio-Ciro dixit), y con una simple disculpa pretenden lavarse las manos.


Durante años, 25 al menos, consideré que a eso me dedicaba, con un fervor que ahora veo digno de mejores causas: enseñar poesía no es algo que alguien, pienso ahora, pueda efectivamente hacer: poesía, con alegría vagamente melancólica lo digo, sólo la poesía puede enseñar.
Pretendo que no hablo de un fracaso, sí de un error; que la enseñanza de poesía debiera, debe, dejarse en manos de la poesía, de ese algo –no alguien– en que de todos modos encuentro una especie de espiritual, aunque concreto, quien.
La poesía para mí no sólo es un objeto, sino, de modo que no me resulta fácil desglosar, sujeto



El candidato presidencial del Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer ayer que sus simpatizantes han encontrado inconsistencias en 113 mil de las más de 143 mil casillas electorales instaladas en los comicios del pasado domingo, y solicitó, en consecuencia, que la autoridad electoral realice un recuento total de los sufragios.

Encuestas erradas empañan el sistema electoral
En una nota de Patricia Muñoz publicada ayer (p. 13) los observadores internacionales califican el sistema electoral mexicano de confiable. Conviene recordarles que su opinión dista de la realidad, pues sólo el tema de las empresas que realizaron encuestas está fuera de control y regulación, y se volvió un fin propagandístico para favorecer a ciertos partidos, como pudimos constatar millones de mexicanos. Es una deficiencia o laguna legal de la normatividad que, sin embargo, que yo sepa, ninguno de los consejeros electorales hizo alguna petición al Congreso para subsanar tan grave deficiencia legal. Por ello, los observadores internacionales deben matizar sus declaraciones y admitir que esa laguna legal originó una competencia electoral nada equitativa.

Que hubo elección nadie lo puede dudar, pero lo que nos preguntamos es: ¿fue democrática? Y ahí comienzan las dudas, sobre todo por la significación estrecha y equivocada de democracia que tienen el IFE y el candidato fabricado por la televisión.

El sueño de diversas generaciones de políticos mexiquenses se ha cumplido; un miembro de la familia y actor político oriundo de Atlacomulco conquista la Presidencia y consuma una obsesión: el regreso del PRI a Los Pinos. Después de la jornada electoral y la notable debacle del PAN, vivimos un momento de desorden porque un montón de referentes están cambiando; dichos cambios se confirmarán conforme los asiente el tiempo y los tribunales electorales dicten sentencias definitivas. Hay sentimientos de relativo caos, ya que más de 65 por ciento de la clase política en el país está mudando con la elección de 2012 que, como sabemos, no sólo fue presidencial, sino de manera simultánea en 15 entidades del país. De los resultados federales y generales del nuevo mapa político del país, los analistas fijan su mirada ahora en las realidades regionales cuyas dinámicas son tan diferentes como los resultados contradictorios y hasta de contrastes. Alternancia en Tabasco, Jalisco, Morelos y Chiapas, por ejemplo, y por otro lado, carro completo en el DF y el estado de México.

Una nociva mezcla de problemas, abusos y trampas, subyacente en el proceso electivo, descompone el triunfalismo oficial que apuntala la versión de una gran victoria cívica. La cucharada de recursos desparramados, en cantidades casi ilimitadas, coloreó el viejo tendajón de los priístas. Paletadas de apoyos institucionales, de esas que pervierten al más plantado, se destinaron fallidamente, tratando de salvaguardar la vida democrática. Gruesas carteras públicas se abrieron en las regiones (gobernadores) y, carentes de los debidos controles, bañaron a los angustiados ciudadanos, condicionando voluntades y dando lugar a mañosas simpatías. Se juzgó que las cantidades invertidas a trasmano en las campañas también serían suficientes para retener privilegios o comprar salvoconductos, indispensables instrumentos para los muchos temerosos de la justicia. El triunfo –se piensa de manera reiterada y con rampante cinismo– lo justifica todo. El aderezo corrió a cargo de una tamizada ola informativa desgranada desde privilegiadas tribunas, y por selectos rostros y voces, para condimentar la verdad oficial. Algo de esto o mucho de lo aquí narrado ocurrió en la apaleada tierra de los mexicanos durante los últimos meses de campaña electiva.

En poco más de tres semanas, los enemigos de América Latina cerraron el primer semestre del año en curso: constitución de la Alianza del Pacífico (dirigida contra Brasil y los países de la Alba y Mercosur, 6 de junio); homenaje de la ultraderecha a Augusto Pinochet (Valparaíso, 10); golpe de Estado en Paraguay (22); conjuras destituyentes en Bolivia (24) y Argentina (27), y triunfo del PRI en los comicios presidenciales de México (1º de julio).
Hermoso gesto de profunda ética periodística podría llamarse al de Ciro Gómez Leyva al reconocer que hubo un error en las encuestas que Milenio estuvo presentando diariamente, durante más de 100 días sobre la ventaja de 18 puntos más o menos de Enrique Peña Nieto sobre Andrés Manuel López Obrador, en la carrera por la Presidencia de México.

Algo sorprendente ocurrió durante la campaña electoral. La crisis mundial del neoliberalismo estuvo ausente. Poco importó que Europa estuviera en medio de un cataclismo que hasta pone en entredicho la viabilidad del euro. Tampoco fue relevante que Estados Unidos hubiera sido el epicentro del colapso y que ahora nuevamente se estuviera hundiendo en una segunda recesión. Tampoco se consideró de interés el que las réplicas de esta crisis se transmiten ya al planeta entero. Todo lo anterior pareció irrelevante: ningún candidato hizo referencias significativas a este fenómeno de importancia histórica que dejará una cicatriz profunda sobre la cara del planeta.

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