No bastó la llamada precipitada de Barack Obama para felicitar a
Peña Nieto cuando ni siquiera se habían terminado de contar los votos,
sino que ante el gran movimiento que se desarrolla en todo México por la
invalidez de la sucia elección del 1 de julio, el 25 del mismo mes
Hillary Clinton se vio obligada a hablarle por teléfono a Peña Nieto
para reiterar la felicitación y abordar el tema de la seguridad y la
“responsabilidad compartida” de Estados Unidos-México. Para ellos es de
vital importancia apoyar la imposición de Peña Nieto.
La
política de los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional
ha provocado la escalada de la intervención militar de Estados Unidos
en México, particularmente desde la firma de la Alianza para la
Seguridad y la Prosperidad de América del Norte y de la Iniciativa
Mérida, con el pretexto de la colaboración en la “guerra contra el
crimen”. Pero detrás de esta fachada, Washington ha cocinado una
“alianza estratégica” que no es más que la subordinación militar de
México a los objetivos de construcción imperial de Estados Unidos, la
integración militar de México a sus planes bélicos. Quieren dominar a
nuestras Fuerzas Armadas y policiales como lo hacen con Canadá, donde
pueden intervenir a su antojo y mandan jóvenes a la guerra de
Afganistán, o como en tantos países como Colombia y otros muchos
infestados de bases militares y marines gringos.
El pasado 12 de julio se presentó un informe del Comité de
Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos que ordenó su
presidente, el demócrata John Kerry, con el objetivo de plantear las
estrategias bilaterales a desarrollar con Enrique Peña Nieto, al que ya
consideran futuro presidente. En el informe proponen el envío de más
financiamiento y personal estadunidense a México, y la elaboración de
reformas policiacas y judiciales que convengan a Estados Unidos. Una
nueva estrategia que no es más que la consolidación de la injerencia y
el control de las Fuerzas Armadas sobre México. La forma que
seleccionaron es la Academia de Seguridad Pública, que ya abrió las
puertas en San Salvador Chachapa, Puebla, en mayo de 2012, por el
embajador estadunidense Anthony Wayne, y que según Felipe Calderón “es
un ejemplo para el resto del país”. Dicha academia “de formación
policial” es una base militar disfrazada. Ahí actúan la Oficina Federal
de Investigación, el Servicio Secreto de Estados Unidos, el Servicio de
Inmigración y Control de Aduanas, el Servicio de Investigación Criminal
Naval y otras agencias estadunidenses. La primera piedra de la
instalación la puso el 10 de mayo de 2011 Keith Mines, director de
Iniciativa Mérida, un militar proveniente de Afganistán. En ella actúan
las fuerzas militares y policiacas de Estados Unidos y que se extenderá,
según el informe de Kerry, mandando asesores yanquis a Chihuahua, Nuevo
León, Sonora y Tamaulipas. Además de crear equipos especializados en
por lo menos 21estados (David Brooks, La Jornada, 13 de julio de
2012), los autores del mencionado informe en el Senado de Estados Unidos
sugieren que “el gobierno estadunidense incremente esfuerzos para la
implementación de mecanismos de rendimiento de cuentas al interior de
las fuerzas policiacas federales y estatales en México”. Paso a paso se
avanza en el objetivo planteado por el Comando Norte en octubre de 2002,
de poner a todas las Fuerzas Armadas y policiales bajo el mando único
del Pentágono.
El objetivo estadunidense ha sido integrar –o anexar– a Canadá y
México como parte de su seguridad interna y como base territorial propia
que le sirva de plataforma en su lucha por mantener la hegemonía de su
imperio. El objetivo –no declarado– a largo plazo es disponer de bases
militares y plataformas para su programa de misiles en nuestro
territorio, disponer de nuestros jóvenes para las guerras que prepara en
todo el orbe y desde luego aprovechar nuestros diversos recursos, en
particular los energéticos. Estados Unidos nos quiere integrar a sus
planes. Es de preocuparse si nos informamos de qué está preparando
Washington para su lucha mundial.
En primer lugar Estados Unidos promueve el armamentismo. El 14 de
junio Andrew Shapiro, secretario asistente de Asuntos Políticos y
Militares, informó que en ese ámbito ya rebasaron en 50 mil millones de
dólares en el año fiscal 2012, lo que representa un incremento de 20 mil
millones sobre el año fiscal 2011 (y todavía quedan más de tres meses).
Y eso que en el año fiscal 2011 se rompió récord al vender 30 mil
millones… Paradójicamente este frenesí armamentista lleva a que incluso
en Estados Unidos el desquiciado James Holmes haya matado a 14 personas
en el estreno de la película Batman.
Barack Obama no detiene la escalada militar que inició Bush y
aumentó el presupuesto de defensa a más de 700 mil millones de dólares,
siete veces el presupuesto conjunto de China y Rusia y más de la mitad
del presupuesto militar mundial, que es de 1.2 billones de dólares. Pero
para la Agencia Central de Inteligencia, las “amenazas contra Estados
Unidos son China, Rusia y la Organización de Países Exportadores de
Petróleo.
Hace ocho meses el director de la Inteligencia Nacional, del
gobierno de Barack Obama, Dennis Blair, dio a conocer el informe de Estrategia de inteligencia nacional de Estados Unidos,
publicado cada cuatro años, en el que se afirmaba que “Rusia, China,
Irán y Corea del Norte plantean los mayores desafíos para los intereses
nacionales de Estados Unidos”.
La riesgosa política estadunidense contra Rusia y China y los
planes de guerra contra Siria y Corea pueden disparar guerras regionales
o guerras mundiales, lo que es inaceptable. El Premio Nobel de la Paz
Barack Obama sigue ocupando Irak y Afganistán mientras amenaza a Siria,
Irán y la República Democrática Popular de Corea (Corea del Norte). Sus
planes actuales incluyen una nueva base de marines en Australia, una
presencia naval de gran escala en los océanos Pacífico e Índico, y
nuevas ventas de armamento a Taiwán, Corea del Sur, Japón y otros
aliados de Estados Unidos en la región; todos estos esfuerzos están
dirigidos a “contener” el poderío bélico de China. La política
estadunidense es peligrosa y puede incendiar el mundo. El demócrata
Obama provoca a China vendiendo 6 mil 400 millones de dólares en armas a
Taiwán, lo que llevó al congelamiento de sus relaciones militares con China.
Como parte de los preparativos de guerra de Estados Unidos para
dominar Asia, el gobierno de Corea del Sur está construyendo otra base
naval en la isla Jeju, diseñada para albergar 20 barcos de guerra,
aviones portadores de bombas nucleares, submarinos nucleares y dos
destroyers Aegis integrados dentro del sistema de defensa de misiles.
Esta base va a incrementar las tensiones internas en Asia, y dado que
Estados Unidos y Corea del Sur tienen un Acuerdo de Defensa Mutua y un
Acuerdo Estratégico de Flexibilidad, Estados Unidos puede introducir sus
fuerzas militares sin ninguna consulta previa, por lo que de hecho se
aumenta la presencia militar estadunidense en la región del Pacífico
Asiático y se incrementa el potencial de guerra. El secretario de
defensa León Panetta ha indicado que Estados Unidos “está preocupado
sobre China”, por lo que ha estacionado 85 mil tropas en Corea del Sur y
Japón. Hay que recordar que desde 1953, luego de ser derrotados por el
heroico pueblo coreano, Estados Unidos se ha rehusado a firmar el
prometido tratado de paz con la República Democrática Popular de Corea.
Al contrario, el 22 de junio Estados Unidos y Corea del Sur
desarrollaron maniobras masivas de guerra con fuego vivo a 15 millas al
Sur de la frontera con Corea del Norte. De acuerdo con fuentes
militares, son las más grandes desde la Guerra de Corea. Hubo grandes
explosiones y aviones y helicópteros volaron repetidamente sobre el área
escogida muy cerca de la frontera con Corea del Norte, lo que es muy
peligroso. Escogieron un punto muy cerca de China, lo que es una
provocación y muestra los preparativos para una guerra agresiva. En
estas maniobras integraron a los militares japoneses. Recordemos que
Estados Unidos ocupa Japón con 38 mil soldados y bases militares y Corea
del Sur con más de 28 mil 500 soldados en bases militares, incluyendo
armas nucleares.
El 28 de marzo pasado en Washington, Peter Lavoy, secretario de
Defensa para Asuntos de Asia y el Pacífico, declaró que el Pentágono
planea aumentar el poder antimisiles estadunidense en la región
Asia-Pacífico y que no claudicará en sus planes de desplegar sus misiles
balísticos y bases militares en la zona. Así garantizan su política
expansionista de cara a Rusia y China.
En el mundo árabe, del Océano Atlántico al Golfo Pérsico, están
promoviendo una mezcla letal de militarismo, monarquismo y teocracia.
Los estadunidenses están armando a Arabia Saudita con la intención de
reclutarla a su alianza en el Golfo Pérsico y acelerando sus planes de
guerra contra Siria e Irán. Donde ya han impuesto el “cambio de régimen”
como Irak y Afganistán podemos constatar que la realidad se ha
descompuesto enormemente, aumentando la violencia, el caos y la
intervención de Fuerzas Especiales que violan todas las leyes
internacionales. En Siria, Estados Unidos arma y apoya a fuerzas que
califica como “rebeldes”, pero se sabe que son terroristas y
mercenarios.
África ofrece un claro ejemplo del nuevo enfoque militar en acción.
En los últimos dos años Estados Unidos ha intervenido reiteradamente en
el continente: en Libia, usando a la Organización del Tratado Atlántico
Norte y apoyando a los “rebeldes”; enviando tropas a Uganda y al Sur de
Sudán; usando drones (naves aéreas no tripuladas) e
interviniendo en la guerra civil en Somalia. Además de su uso de
mercenarios privados, como Dyncorps, e intensificando la capacitación de
tropas africanas.
En Latinoamérica, los estadunidenses mantienen el bloqueo contra
Cuba. Ya han invadido Haití. Han provocado golpes de Estado con
artimañas legales en Honduras y en Paraguay. Amenazan constantemente a
Venezuela, y Hugo Chávez ha denunciado que Estados Unidos tiene un plan
para invadir esa nación, denominado Operación Balboa, desde las bases
militares de Estados Unidos en Colombia, Panamá, Aruba, Curazao y Puerto
Rico. En el documento Doctrina de guerra irregular de la Armada de Estados Unidos,
publicado en 2009, se revelan los planes expansionistas de Washington
en el mundo. En un mapa que define el nuevo “campo de batalla” destaca
un “arco de la inestabilidad”, que son los blancos de esta “batalla” y
que incluyen países desde Asia central, Oriente Medio, el Norte de
África y Venezuela. También es constante el hostigamiento y presiones
contra países con gobiernos progresistas como Bolivia, Argentina,
Uruguay, Nicaragua y El Salvador. Estados Unidos quiere volver a los
viejos tiempos de su completo dominio de América Latina y el Caribe, y
para ellos el control de México es esencial.
De modo que la integración militar de México-Estados Unidos que
promovieron Fox y Calderón y a la que se ha comprometido Peña Nieto, va
más allá de la “lucha contra el crimen” y es sumamente nociva y
peligrosa para nosotros, yendo contra nuestros intereses, violando
nuestra soberanía y la Constitución, que en su Artículo 89 sostiene que
México debe contribuir a la paz y a la seguridad internacionales. La
lucha contra la imposición de Peña Nieto y la invalidación de las
elecciones es un paso para lograr que en México tengamos un gobierno que
luche por la soberanía, por la paz y que respete nuestra Constitución y
el derecho internacional y se oponga a ser un peón en la construcción
imperial yanqui.
*Politólogo y urbanista; vocero del Congreso de la Soberanía y dirigente de Mexteki
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