6/07/2017

El “Mesías wasp” Trump: ¿Controlado por el Deep State global y doméstico?


Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
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El presidente Donald Trump en una reunón privada en la Casa Blanca con los líderes republicanos del Congreso estadunidenseFoto AFP

Después de su triunfal visita a Arabia Saudita e Israel (https://goo.gl/V8Xq56) y su polémica travesía de atropellos y empujones en Europa, Trump regresó a su realidad doméstica en donde se encuentra sitiado por la dinastía de los Bush (padre e hijo)/ los Clinton y Obama, al unísono de los servicios de espionaje de la dupla FBI/CIA, los cuales en su conjunto representan una parte sustancial de la estructura oligárquica/plutocrática del Deep State que controla a los presidentes en turno.
En un reporte especial, el galardonado investigador británico Nafeez Ahmed (NA) –creador del proyecto de periodismo de investigación Insurge Intelligence–, se adentró en las entrañas del minotauro y juzga que el “régimen trumpiano fue manufacturado por una guerra dentro del Deep State”, en su versión doméstica, mientras que la “crisis sistémica del Deep System” global ha llevado a una violenta radicalización de una de las facciones del Deep State en EU (https://goo.gl/8p1BXx)”.
NA considera que no es muy visible la hermenéutica detrás de la salvaje batalla que se libra en Washington sobre el devenir de Trump que ha sido puesto en jaque y al borde del impeachment, que dependerá, a mi juicio, del desempeño de los candidatos del Partido Republicano en las elecciones intermedias (mid term) y cuya mayoría sopesará si vale la pena seguir adelante con su polémico presidente o desecharlo por el más maleable vicepresidente Mike Pence.
Independientemente de las recomendaciones del fiscal especial, para el impeachment se requiere de dos terceras partes del Senado, que en su momento optaron por enjuiciar a Nixon, pero no a Bill Clinton (apoyado por los Bush).
La suerte del impeachment dependerá más de la política en Washington que de las muy respetables consideraciones jurídicas.
El asedio del Deep State –que tiene en su seno a todo un eje jurídico de los Clinton y Obama– le ha hecho llegar el agua al cuello a Trump ahora con la revelación de los presuntos contactos de su polémico yerno Jared Kushner con el embajador ruso.
Se pueden dar por descontados el cronograma y flujograma del impeachment de Trump quien tendrá en su contra a la mayoría del eje judicial y al fiscal muy especial Robert Mueller, propulsado por Baby Bush y muy cercano a James Comey, anterior director del FBI, repudiado sin miramientos por Trump.
NA sugiere compenetrarse con Jordan Greenhall (JG) –cofundador de The Emergence Project/Neurohacker Collective– quien vislumbra al movimiento trumpiano como una insurgencia conservadora (la Religión Roja) contra la liberal (Iglesia Azul) del establishment globalista (el Deep State).
Según JG, “Trump encabeza un golpe nacionalista (¡super sic!) contra la globalización neoliberal de las trasnacionales usando nuevas tácticas de espionaje colectivo que superan en habilidad y velocidad a sus oponentes del establishment liberal”.
Para NA el abordaje de JG es extremadamente parcial ya que lo actuado por Trump es de lejos mucho más peligroso al “no operar fuera del Deep State, sino que moviliza sus elementos internos para dominar y fortalecerlo para una nueva misión” ya que “intenta pertrecharse frente a lo que percibe como una ‘crisis’ del más amplio Deep System trasnacional”.
Se trata de una ingeniería ideología de reconstrucción encabezada por una particular facción nacionalista blanca (¡super sic!) radicalizada de la élite global.
NA diseca la anatomía del régimen trumpiano: desde sus monstruos monetarios (vinculados a la mafia petrolera y los contratistas del Pentágono) pasando por el virulento nacionalismo blanco –donde destaca Michael Anton, anterior director de Black Rock y amanuense de Rupert Murdoch, dueño de FoxNews, vinculado a los Rothschild–, hasta las redes criminales inherentes a la “élite financiera trasnacional dominada por EU (el Deep System global)”, donde operan en conjunto la CIA y Wall Street (https://goo.gl/odUW2G).
NA aduce que la “globalización estaba vinculada directamente a las intervenciones militares en más de 70 países en vías de desarrollo diseñados para crear las condiciones políticas conducentes a los mercados que estarían abiertos a la penetración de los capitales de Occidente y al dominio de los recursos locales y su mano de obra”.
Según NA, EU y Gran Bretaña erigieron una arquitectura financiera global para servir los intereses de sus más poderosas trasnacionales e instituciones bancarias que ostentan un avasallante influencia sobre la clase política, lo cual abrió la vía para nuevas formas de criminalización del poder estatal.
Cita a Peter Dale Scott quien aduce la profundización de la antigua división dentro del Big Money: entre la Comisión Trilateral, que floreció de las nuevas tecnologías de Internet global, y los conservadores de Heritage Foundation, provenientes del mundo financiero y el petróleo.
Así las cosas el régimen trumpiano representa la descontenta facción nacionalista blanca, más cercana a Heritage Foundation, donde el poder militar juega un rol relevante cuyo resultado es la visión de Trump de sí mismo como un género de Mesías (¡super sic!) en EU.
NA juzga que la facción Trump es correcta de que existe una crisis en el poder de EU, pero no entiende la verdadera naturaleza de la crisis en su contexto sistémico global cuando los parámetros ideológicos de sus propios intereses especiales y posiciones de clase sufren serias limitaciones epistemológicas.
NA sentencia que los monstruos monetaristas de Trump están conscientemente alertas de que las políticas financieras y económicas neoliberales convencionales de EU no funcionan más y que “tanto las facciones pro y anti Trump del Deep State se encuentran en estado de negación del hecho de que la crisis en escalada se debe fundamentalmente al declive de la energía neta global de la base de recursos de combustibles fósiles del mundo”. Para la facción Trump, el problema es visto en forma simple como una explotación insuficiente de los combustibles fósiles de EU.
El futuro según NA: “conforme la crisis sistémica global se intensifica, una miríada de redes, fuerzas y facciones que integran el Deep State están chocando unas contra otras: Trump no es la causa, sino el resultado sintomático de esta ruptura estructural dentro del establishment de EU”, por lo que derrotar a Trump por sí mismo no va a debilitar o revertir las fuerzas que su régimen ha desencadenado.
La fractura del Deep State: unos, responden a la crisis sistémica acelerando la participación del mercado del viejo paradigma, extendiendo la vida del sistema de combustibles fósiles y desregulando el capital depredador en un EU agazapado; y, otros mantienen una profunda fe (sic) en el progreso tecnológico” y que las innovaciones tecnológicas digitálicas permitirán a Wall Street” proseguir sus ganancias.
NA augura una mayor polarización política en medio de la “miopía del establishment” que se aferra al agónico paradigma neoliberal industrial.
La dinámica de la crisis estructural global/local proseguirá con o sin Trump.
Facebook: AlfredoJalife

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