Por
Rosalía Vergara
Luego de que el presidente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, llamara por primera vez al PRD, al Partido del Trabajo y a Movimiento Ciudadano a sumarse a la campaña de Delfina Gómez Álvarez, candidata al gobierno del Estado de México, el mandatario local, Eruviel Ávila Villegas, negoció con Héctor Bautista, líder de Alianza Democrática Nacional (ADN, corriente mayoritaria del Sol Azteca en la entidad), que el candidato perredista, Juan Zepeda, no aceptara.
El
pasado 15 de mayo en Nezahualcóyotl se encontró el coordinador de la
campaña de Zepeda, Luis Sánchez, con priistas de ese municipio –Armando
Corona, diputado local; Felipe Mercado, presidente del partido en la
demarcación; Omar Cisneros, regidor– y el alcalde perredista, Juan Hugo
de la Rosa, para acordar una reunión entre Bautista y Erasto Martínez
Rojas, quien fue jefe de la oficina de Eruviel Ávila hasta el 13 de
febrero, cuando se hizo vicecoordinador de la campaña de Alfredo del
Mazo.
El objetivo de la reunión programada –además de asegurar que
Zepeda no declinaría– fue pedirle a Bautista cumplir un acuerdo previo
con el gobierno de Ávila: que el PRD siga gobernando el municipio a
cambio de quitarle votos a Morena.
En noviembre de 2016 Bautista
había pactado con la corriente perredista Nueva Izquierda (NI) aliarse
con el PAN para apoyar una eventual candidatura de Javier Salinas.
Pero
en enero de 2017 Bautista se desdijo, pues para entonces ya había hecho
un compromiso con el gobierno mexiquense, cuenta a Proceso el hermano
de Bautista, Julio, quien hace dos meses renunció al PRD para sumarse a
Morena.
Julio Bautista agrega que en el congreso estatal del PRD,
ADN “compró” –en 15 mil pesos– cada voto de los congresistas para elegir
el método de selección del candidato a gobernador. Primero decidieron
que se haría una elección abierta con la ciudadanía. La programaron para
el 5 de marzo e incluso se mandaron imprimir las boletas, pero el 3 de
marzo el CEN perredista atrajo la designación del aspirante. Con 15
votos a favor y ocho en contra se impuso a Juan Zepeda.
Uno de los argumentos del CEN fue que no había tiempo de imprimir las boletas, aunque ya estaban impresas.
También se rechazó ahí, en el congreso estatal, una eventual alianza con el PAN.
Así,
la decisión de Zepeda de no apoyar a Delfina obedeció a que, si hubiera
aceptado, tendría que entregarle al PRI el gobierno de Nezahualcóyotl o
el dinero recibido para su campaña.
De acuerdo con documentos del
Órgano de Transparencia obtenidos por perredistas mexiquenses, en la
precampaña Zepeda obtuvo 4 millones 540 mil pesos de aportaciones de
militantes y 488 mil 176 pesos de “simpatizantes”, pero los reportó como
aportaciones privadas, lo cual viola el artículo 41 constitucional, que
prohíbe el financiamiento privado en las campañas electorales.
“En
ese entonces la preocupación del gobierno (federal) era que hubiera una
alianza entre el PRD y el PAN… y ahí rompen ADN y NI. De pronto, las
cosas cambian porque la candidatura de Delfina Gómez Álvarez sí prendió
en la entidad”, indica Julio Bautista.
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