Por: Las Punto Género*
Hace tiempo que no hemos tenido oportunidad de compartir letras en esta
columna. Digamos que sostener procesos colectivos no siempre es
sencillo, sobre todo cuando la vida, con alta influencia citadina, nos
sumerge en dinámicas en las que una no siempre dispone de tiempo para
sentarse a pensar, sistematizar y compartir reflexiones.
La dinámica de lo urgente nos lleva a resolver necesidades inmediatas pero, afortunadamente, hoy estamos aquí para exponer ideas justo sobre los procesos colectivos y cómo se ven impactados por la veloz dinámica de la red.
Aquí hemos defendido mucho -no lo dejaremos de hacer ahora- la red como una herramienta que da voz y fuerza a nuestros procesos políticos, como feministas jóvenes hemos encontrado en la Internet infinitas posibilidades para replicar y transformar nuestro trabajo, para tejer redes entre mujeres que generan y sostienen procesos que nos fortalecen a todas.
Sin embargo, aun cuando la red es un espacio con potencial para generar, es importante decir que también puede ser utilizado para la destrucción, incluso entre nosotras mismas. Hay ocasiones en las que, al buscar una reparación, lejos de construirnos desde otro lugar, nos hemos destruido bastante. A veces, lejos de generar un debate hay un ataque, lejos de sabernos divergentes, nos confrontamos y al final no logramos construir.
En otra ocasión ya habíamos hablado del potencial de la denuncia dentro del ciberespacio, pues el alcance que tienen es mayúsculo, sin embargo también sabemos que las redes sociales son un medio de catarsis para muchas. ¿Qué pasa entonces cuando nuestras reflexiones sobre procesos y vivencias personales repercuten en el colectivo?
Es decir, las redes sociales cibernéticas nos permiten imaginar lo conectadas que estamos entre ciertas personas y grupos y, en ocasiones, nuestros perfiles personales albergan reflexiones que tienen que ver con los momentos que estamos pasando a nivel personal. En algunas ocasiones, estas reflexiones involucran a más de una persona, a varias amistades, y entonces, sin querer, leyendo, nos enteramos de todo.
Nos preguntamos entonces ¿qué tan capaces somos de acompañar manteniendo la distancia? Sin entrar a enjuiciar a las partes involucradas ¿qué tanto afectan los procesos personales de nuestras compañeras los procesos de cada una de nosotras? ¿Qué tanto impacto generan estas reflexiones y sentires en los procesos colectivos? A nuestro pareces ese impacto y la trascendencia es mayúsculo y, lejos de invitar a dejar de compartir, queremos invitar a seguir utilizando las herramientas de la Web de manera crítica y reflexiva, podemos ser respetuosas sin omitir lo que sentimos, sin deslegitimar las denuncias.
Creemos que somos capaces de seguir reflexionando sin hacer de las redes sociales una sala de juicios, ni un ring de batalla entre nosotras, no queremos seguir alimentando al sistema patriarcal.
Consideramos que es posibles expresarnos sin reproducir la violencia entre nosotras; no apelamos a la censura sino a la reflexión. Que nos sirva la herramienta y el canal para visibilizar la violencia que entre nosotras ejercemos y replicamos sin que esto signifique violentarnos más. Creemos que es posible abrazarnos aún con divergencias para ser transformadoras, generadoras de nuevas formas, y no buscar una audiencia dividida, sino reflexiva.
*Las Punto Género son comunicadoras feministas @laspuntogenero
especial Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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