“¡Corruptos, pinches corruptos!”, “Les vale lo que nos pase!”, gritan unas 20 mujeres, jóvenes de 16 años, hasta 40, aproximadamente, en la puerta del edificio de la Procuraduría General de Justicia de la ciudad (PGJDF), el llamado “bunker”, ubicado en la calle Gabriel Hernández, en la Colonia Doctores.
“Lo dejaron libre”, nos dice una de ellas, con la voz entrecortada, entre indignada y triste, y se suma a los reclamos que hace el grupo a quienes no las pueden oír: el personal de la Agencia Especializada en Delitos Sexuales número 6, a donde siete de ellas acudieron a denunciar a un mismo violador, apenas media hora antes de su protesta porque lo liberaron, mientras la tarde cae en la ciudad.
Con los papeles arrugados entre las manos, otra de ellas nos explica que el agresor fue detenido la madrugada de ese día con un arma de fuego, pero la Procuraduría lo dejó ir. Les dijeron que “como los hechos no ocurrieron recientemente, no pudieron comprobarse”.
No valió que dijeran al Ministerio Público de la agencia que son al menos 15 mujeres violadas sexualmente por el mismo individuo.
La Agencia 6 a la que acudieron sin éxito las mujeres es una de las seis que funcionan en la Ciudad de México como Especializadas en Delitos Sexuales, dos de ellas en la delegación Cuauhtémoc. Esta se ubica en el primer piso del edificio principal de la PGJDF.
“SEXUALES”
En medio de ir y venir de gente, entre abogados, víctimas, familiares, se llega a la Agencia, si se sigue el letrero en una hoja de papel pegado en la pared con la palabra “Sexuales” y una flecha que indica caminar al fondo del pasillo.
Luego de recorrer 14 pasillos de paredes blancas y cubículos como laberintos, separados por vidrios, se llega a la Sala de Espera en donde un olor fétido, a coladera, recibe a las víctimas y a sus acompañantes. Ahí tres mujeres, dos de ellas acompañadas cada una por dos niñas, esperan que las atiendan.
DERECHOS Y REALIDADES
Una mujer, perito en psicología nos explica técnicamente, con sequedad, los servicios que da la Agencia Especializada en Delitos Sexuales: Primero, indica, a las víctimas se les informa los derechos que tienen al acudir a la Agencia, después pasan a un módulo para recabar su declaración, en el proceso está presente una psicóloga, pues tiene que recabar información sobre las secuelas que pueda tener la persona, nos dice.
En caso de que las mujeres acudan acompañadas de menores de edad, o bien, estos sean las víctimas de algún delito sexual -sigue la psicóloga su explicación, el cuerpo tenso, casi inmóvil- las agencias cuentan con “áreas lúdicas” para brindarles condiciones confortables, detalla el personal…
Son las 17:00 horas, cinco niñas, de entre 4 y 7 años de edad esperan con sus familiares, porque el área lúdica ya no está disponible “las psicólogas ya salieron”, les dijeron.
Arriba un monitor despliega una lista con el estatus de las personas que fueron denunciados por algún delito sexual, en ella solo se lee abuso sexual y la violación. De la lista que se muestra, con excepción de un agresor que fue remitido a un reclusorio, los demás están en libertad.
Vemos llegar a dos mujeres con dos niñas, como de siete años de edad. Nos cuentan que van a denunciar una agresión contra una de las niñas y la otra, su amiga, va como testigo. Lo mismo que a nosotras les explicaron en el módulo, nunca en privado, sino enfrente de la demás gente que espera algún trámite en el lugar.
Se sientan en una hilera de sillas negras, “la sala de espera”, ubicada frente a la Agencia Especializada en Trata de Personas. “Me dieron estas hojas, me dijeron que las leyera y ellos me llamaban”, explica desconcertada y en lágrimas la madre de la niña agredida. Las hojas son los derechos que tienen como víctimas y los derechos de la infancia, pero pasa una hora y en medio del ajetreo en la entrada y salida de funcionarios del módulo, nadie las atiende.
LAS PRUEBAS, DEPENDEN DE “LA SUERTE”
El chequeo médico es el siguiente procedimiento para la víctima que va a denunciar. “Es únicamente para tener pruebas que se integran en la investigación”, explica la psicóloga. Este proceso, afirma, no es rápido, la víctima tiene que estar todo el día ahí. “La declaración la puede tardar de una hora a cinco, cada una va a su ritmo”. Incómoda con nuestra presencia, decide que ha dicho suficiente y se va.
En la sala de espera está el padre de Yakiri Rubí Rubio, quien fue víctima de violación sexual e intento de asesinato en 2013, por lo que ella en defensa propia hirió a una de sus agresores. La acusaron de asesinato y la retuvieron hasta marzo de 2014 en prisión, finalmente la absolvieron del delito.
Ahora José Luis Rubio acompaña a mujeres que sufrieron algún delito sexual, lleva ahí desde las 10 de mañana. Acompaña a una adolescente, que vivió una violación el fin de semana. Ella sigue adentro. No sabe cómo está, pero asegura “que las agencias tienen dos caras”, depende de la “suerte”, nos explica, es lo que ves, “a veces te atienden bien en otras te va horrible como a nosotros”.
Llevamos más de una hora en el lugar. Las 20 mujeres siguen afuera desesperadas gritando. La madre sigue ahí, esperando con las niñas. Todas, sin respuesta.
EN MEDIO DE BARES: UNA AGENCIA
Llegamos de noche a la calle de Amberes, rumbo a la Agencia Especializada en Delitos Sexuales número 1, de la Delegación Cuauhtémoc. Casi no hay luminarias y la única luz es la que se desprende de las decenas de bares que inundan la avenida. Desoímos las insistentes invitaciones para entrar a un bar, los grupos de personas que esperan entrar a los bares a divertirse.
Está agencia luce cálida, el mobiliario es nuevo, está iluminada. Una mujer pregunta qué necesitamos. Nos pasa a su a oficina, se presenta como asesora jurídica. De inmediato saca un folleto que dice “Violada.”, con la imagen de una mujer que cubre su rostro como si estuviera rezando.
Este folleto, que parece fue impreso hace tiempo, explica lo que hace una agencia. La asesora nos da más detalles de los que nos dieron en las Agencia 6.
El personal en su mayoría son mujeres, a excepción de los agentes ministeriales y los policías. Todas, están capacitadas especialmente para atender a víctimas de delitos sexuales. Insiste, la asesora, la “humanidad”, las caracteriza.
Sin embargo, nos revela que no cuentan con anticonceptivos de emergencia o retrovirales, ya que tiene que llamar al personal de salud de la Clínica Especializada Condesa para que acudan a entregarlos. Y para realizar estudios que detecten infecciones de transmisión sexual, se canaliza a las víctimas a la misma clínica.
En caso de que quieran atención psicológica, al Centro de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales, ubicado en la colonia Del Valle. Pero “nada, asevera, es obligatorio, depende de cada persona”.
La asesora asegura que hay psicólogas y personal médico las 24 horas, porque “a toda hora hay denuncias”. Pero, minutos después una mujer, que acompaña a unas víctimas, le pregunta:
- ¿Dónde está el psicólogo?
- No está, hoy no vino... pero sí tenemos, se justifica.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Hazel Zamora Mendieta y Montserrat Antúnez Estrada
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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