El trabajo apenas se inicia. La enorme
lección histórica que el pueblo mexiquense dio ayer al viejo régimen de
la corrupción institucionalizada en el estado de México no será
recibida con humildad por los oligarcas y sus empleados del Pacto por
México. El grupo que hoy controla el país simplemente no sabe aceptar la
derrota. Cuando no ganan por las buenas, arrebatan por las malas. El
último coletazo del dinosaurio antes de su caída será fuerte y violenta.
Los adversarios de la democracia y la alternancia verdadera harán
todo lo posible por utilizar los tribunales para robarle su triunfo a
Delfina Gómez Álvarez y, si no logran su cometido, hacerle la vida
imposible a la maestra de Texcoco desde el primer día de su gestión. Si
ayer no escatimaron esfuerzos en comprar votos, acarrear ciudadanos,
robar urnas y agredir los líderes de la oposición, una vez que Gómez
Álvarez tome el poder serán capaces de intentar sabotear todos y cada
una de las acciones del nuevo gobierno.
Sin embargo, si se confirma la victoria de Delfina Gómez, la burbuja
de euforia ciudadana será tan grande e incontrolable que será casi
imposible contener la ola expansiva de movilización social. Es muy
probable que este histórico acontecimiento pudiera desatar un proceso de
verdadera transformación democrática y fortalecimiento institucional en
México. Las viejas estrategias de miedo, de manipulación y de
cooptación simplemente no tendrán suficiente fuerza para derrotar la
enorme esperanza en un mejor futuro que todos traeremos a flor de piel.
Contar con un gobierno que proteja y se preocupe por los ciudadanos
significará un verdadero avance. Liberarnos del yugo de la represión
neoliberal y la corrupción estructural abrirá la puerta para un
florecimiento social sin paragón.
Pero hay que tener claro que el control sobre los aparatos
gubernamentales es apenas el primer paso hacia el rescate de la
República. Enrique Peña Nieto y el PRIANRD no son, al final de cuentas, más que viles sirvientes de la oligarquía nacional y los flujos de capital financiero trasnacional.
Recordemos que solamente el pueblo puede salvar al pueblo. Un
verdadero gobierno democrático es uno que empodera la ciudadanía, genera
una nueva conciencia crítica y logra transformaciones de fondo en la
relación entre el gobierno, la sociedad y la economía. Gobernar no es lo
mismo que administrar las instituciones gubernamentales.
Los futuros gobiernos de Morena tienen la responsabilidad histórica
para demostrar que son radicalmente diferentes a cualquier gobierno en
la historia reciente del país. La esperanza no solamente se vota, sino
que también se ejerce todos los días desde el poder público.
El fracaso del Partido de la Revolución Democrática en lograr una
verdadera transición democrática en el país no fue solamente por su
enorme corrupción y oportunismo, sino también por su visión
excesivamente estrecha de las necesidades del país. La
tercera víade la socialdemocracia hipócrita está muerta. No tiene sentido alguno intentar revivirlo. Es un cadáver estéril e inútil.
Ha nacido una nueva era de gobiernos con profundo compromiso social y
visión republicana. Pongamos todos de nuestra parte para permitir
finalmente la materialización de una democracia verdadera para todos y
cada uno de los mexicanos.
Twitter: @JohnMAckerman
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