Por
Pablo Gómez
(Apro ).- De los sondeos de opinión sobre preferencias electorales en el
Estado de México, publicados el pasado miércoles, unos otorgan la
mayoría a la candidata de Morena, Delfina Gómez, mientras otros a
Alfredo del Mazo, del PRI. Sin embargo, coinciden en quien tiene muchas
más opiniones negativas es el abanderado del continuismo político, el
priista. Este resultado empata con el consenso demoscópico de que sólo
aprueba la gestión de Enrique Peña Nieto entre 20 y 25% de los
encuestados.
Los candidatos al gobierno del Edomex antes del debate. Foto: IEEM |
La situación política del Estado de México es muy
similar a la del promedio nacional. El fenómeno consiste en que el
gobierno actual es el más reprobado que ha tenido México desde que se
hacen encuestas de opinión con esa pregunta.
Mas existe otro dato
interesante. La izquierda cuenta con la mayoría absoluta de los
encuestados que piensan efectivamente votar el próximo domingo 4 de
junio. Es la primera vez en el Estado de México que se arroja ese
resultado. Sin embargo, a diferencia de anteriores elecciones, esa
corriente nacional tiene dos candidatos al gobierno local (tendrá tres
en las boletas, pues aparecerá el candidato declinante del PT).
El
mayor problema, podría decirse, es del PRI, que tiene poco apoyo
popular, pero eso no sería del todo exacto. La situación más
comprometida corresponde a Morena y al PRD, pero no a sus candidatos ni a
sus direcciones, sino a sus votantes, a la ciudadanía inclinada a favor
de la izquierda. El partido del sol azteca aparece en todas las
encuestas en el tercer lugar, con la mitad de las preferencias que
registra Delfina Gómez (sólo Excélsior los ubica cerca).
Por
eso, los electores de izquierda van a sentir una atracción hacia el
“voto útil” que, en el Estado de México, no es poca cosa, después de más
de 85 años de predominio del mismo grupo político en el poder local. En
realidad, la cuestión depende, a la luz de los sondeos publicados el
miércoles, de esa izquierda que ha pensado votar por el PRD y que al
final pudiera votar a favor de Delfina Gómez. En el tamaño del “voto
útil” dentro de la izquierda podría ubicarse la diferencia, es decir, la
decisión sobre quién llegará al gobierno de la entidad.
Otro dato
interesante es que el PAN no recuperó mucho espacio político con
Josefina Vázquez Mota, aunque ella haya sido candidata a presidenta y
tenga todo el apoyo de las diferentes corrientes que ahora se disputan
la nominación dentro de ese partido. En realidad, no es un gran problema
para Acción Nacional ocupar el cuarto lugar, sino que no le resulta una
política sin alianzas y éstas sólo las puede hacer con el PRD, quien se
encuentra en peor situación, pues éste ya no puede ganar un solo estado
más que en alianza con el PAN, lo cual no es un dato en su favor, sino
un deterioro profundo: una izquierda que no avanza sino que se limita a
dar fuerza a una de las derechas a cambio de poca cosa, algunos puestos
secundarios, quizá. El resultado es una especie de simbiosis entre
derecha e izquierda; menos mal que sólo se trata de una facción de cada
corriente, pero hay otras en ambos bandos.
La situación política
no se caracteriza, sin embargo, por la ubicación de los partidos de
oposición anteriores al surgimiento de Morena, sino por el desprestigio
del gobierno de Peña Nieto y, consecuentemente, de su partido, el PRI.
Ahora
bien, la cuestión relevante es que esa mala fama del oficialismo es
capitalizada por Morena y su presidente, Andrés Manuel López Obrador, el
líder más crítico de Peña, quien promete luchar contra la corrupción
como sistema imperante en todo el Estado nacional. Eso se observa
claramente en el Estado de México, donde Morena es la fuerza a vencer
por parte de todo el aparato del gobierno federal.
Este último
punto ya lo han hecho ver algunos periodistas analíticos, pero las
encuestas del Estado de México lo reflejan con claridad. Hay un hartazgo
popular y, naturalmente, tiene sus consecuencias. Esta situación ha
llevado a que el gobierno y el PAN no busquen quitarse el lastre de la
corrupción, sino presentar a López Obrador y su partido como algo igual.
Una imagen en la que todos son corruptos, se piensa, lava toda
corrupción, es como si, al hacerlo normal, se acabara con ese fenómeno
como tal. Así van a seguir las cosas con independencia del resultado de
las elecciones locales del próximo domingo.
La encuesta de El Universal
consigna el dato de que 16.9% de los encuestados admite que ha sido
objeto de ofrecimientos a cambio del voto. Eso sería un escándalo en
muchos países, el cual provocaría una seria investigación, pero en
México es normal para las autoridades electorales, algunas de las cuales
ya han dicho que la compra de votos es consecuencia de la pobreza, ante
lo cual nada pueden hacer. Así, otra característica de la próxima
elección del Estado de México es que, como nunca antes, el oficialismo
ha gastado recursos de origen público en la ilegal adquisición de votos:
dos delitos, robar y comprar.
Estamos entrando a una situación en
la que no es tan importante la inteligencia de los dirigentes políticos
sino de los votantes. Veremos el próximo domingo en el Estado de México
si esa inteligencia decide un cambio, el que quiere una inmensa mayoría
ciudadana.
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