7/19/2017

¿Cómo cambiar al mundo sin tomar el poder y sin los asesinatos de la burguesía y el imperio?



Pedro Echeverría V.

1. A veces encuentro a mis analistas y filósofos preferidos: Noam Chomsky, James Petras y Immanuel Wallerstein –cuyos análisis de izquierda socialista desde hace décadas han sido hechos desde universidades de los EEUU- como muy críticos y muy radicalizados respecto al grupo de gobiernos progresistas de Latinoamérica. Pienso que en los últimos meses han sido muy críticos con esos gobiernos porque no pudieron avanzar hacia lo que llamaron “socialismo del siglo XXI” y ni siquiera romperle algunas piernas al capitalismo. Yo, siguiéndolos, pienso que sus estudios y opiniones me han ayudado mucho, pero he entendido que es muy difícil enfrentar al imperialismo y a sus lacayos en cada país cuando se carece de las fuerzas necesarias para golpearlo y derrotarlo.

2. De los tres especialistas y prestigiados conferencistas, el que siempre me ha parecido más radicalizado y activo es Petras. Éste, como escritor y periodista, posee una extensa obra de análisis político. En uno de sus más recientes libros: “Espejismos de la izquierda en América Latina”, escrito junto a Henry Veltmeyer, señala que “ninguno de los regímenes autodenominados “radicalizados” o de centro izquierda intentó implementar ningún cambio estructural de importancia, pese a haber ganado elecciones, en algunos casos por mayorías sustanciales y pese a contar con el apoyo de sindicatos, de los movimientos sociales y las organizaciones indígenas”. Con excepción de Venezuela ningún régimen de centroizquierda ni de centro anuló las privatizaciones…” (57)

3. Wallerstein, en su libro: “La decadencia del poder estadounidense”, tiene un punto de vista interesante sobre por qué no se puede ni se ha podido: “La pieza central de la estrategia global fue el concepto de “los dos pasos”: primero obtener el poder del Estado, transformar el mundo después. Esta secuencia tenía sentido en la medida en que el control de la maquinaria estatal parecía el único camino… y la única forma para asegurar la construcción –y la conservación frente a los contraataques… cualquier otro camino parecía utópico… La estrategia no funcionó porque una vez logrado el primer paso…el nuevo régimen no pareció tener capacidad para dar el segundo” (213); por ello en 1919 los bolcheviques crearon la III internacional para extender las revoluciones en el mundo y nada se logró.

4. Chomsky, el lingüista y gran teórico de Massachusetts, acotó que “los gobiernos de izquierda en América Latina no aprovecharon la oportunidad que tuvieron para tratar de crear economías sostenibles y viables. Casi todos —Venezuela, Brasil, Argentina y otros— se apoyaron en el alza de los precios de las materias primas, que es un fenómeno temporal. Los precios subieron principalmente debido al crecimiento de China. Así que hubo un aumento en el precio del petróleo, de la soja, entre otros. Y en vez de tratar de desarrollar una economía sostenible con la manufactura y la agricultura, simplemente confiaron en las materias primas que podrían exportar“. No tengo duda de que las críticas de los tres a los “gobiernos progresistas” de América Latina son válidas, pero la bronca es ir más al fondo.

5. En esta crítica no soy tan radical como ellos; pienso que la honestidad e inteligencia de los gobiernos de Chávez/Maduro, Morales, Correa, Kirchner, Lula/Dilma ha sido probada. Para mí son dos problemas: a) El descarado intervencionismo de los yanquis y sus lacayos y b) El miedo a las legalidades impuestas por el mismo capitalismo. ¿Qué pasaría en México si asume la Presidencia López Obrador y con inteligencia y valentía trata de realizar “reformas profundas” en beneficio del pueblo? Pues como ha sucedido en Latinoamérica: se unen los mil principales millonarios con el imperialismo y lo emplazan: “o le frenas a las reformas o te vas”; pero además antes ha sido desprestigiado por los medios de información y el 80 por ciento pide su salida.

6. Por ello me ha parecido muy importante el planteamiento zapatista tomado de pensador John Holloway en su libro “Cambiar el mundo sin tomar el poder”. ¿Para qué tomar un cargo de gobierno si la conciencia dominante entre las masas es plenamente individualista, competitiva, arribista, oportunista? Primero debe desarrollarse y consolidarse un proceso de re-educación o concientización de masas en las luchas de las calles, la fábricas, los campos, las escuelas; en las reuniones políticas y los debates que construyan formas de pensar que pongan en primer plano la colectividad, la vida comunitaria, el colaboracionismo y la solidaridad enterrando para siempre lo que es y ha sido el capitalismo. (19/VII/17)

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