Musa y otras dos niñas menores de edad fueron apresadas y obligadas a
casarse con combatientes de Boko Haram a pesar de sus protestas de que
eran demasiado jóvenes para contraer matrimonio.
“Debes casarte, te guste o no, nos conminaron mientras nos apuntaban
con sus armas”, contó a IPS la ahora adolescente de 16 años, en
Maiduguiri, la capital de Borno, donde reside ahora porque le asusta
volver a su localidad y que termine capturada de nuevo.
La violación de Boko Haram de los derechos de las mujeres y las niñas
es la parte más notoria de un panorama más amplio de trata de personas,
matrimonios forzados y esclavitud que existe en Nigeria.
Cuando el grupo extremista llega a su décimo año de insurgencia,
sigue siendo lo suficientemente poderoso como para secuestrar a mujeres y
niñas a voluntad, y continúa “atacando a mujeres y niñas como botín de
guerra”, dijo en un comunicado Anietie Ewang, investigadora en Nigeria
de Human Rights Watch.
Esta nación de África occidental tiene la mayor incidencia de tráfico
de personas a través del desierto del Sahara y el mar Mediterráneo
hacia Europa. En las zonas del norte y noreste del país donde opera Boko
Haram existe una alta incidencia de matrimonios forzados, mientras que
en todo el país son frecuentes los casos de niñas “comerciadas” como
esclavas modernas.
Boko Haram, cuyo nombre significa “la educación occidental está
prohibida”, tiene la reputación de estar entre los cinco grupos
terroristas más mortíferos del mundo. Ha impulsado una violenta campaña
para imponer un régimen de observancia estricta del Islam en el noreste
de Nigeria y en zonas de los países vecinos de Camerún, Chad y Níger.
Se calcula que más de 20.000 personas han sido asesinadas por los extremistas desde que comenzaron su actividad rebelde en 2009.
El grupo también está involucrado en secuestros, tráfico, trata y
esclavitud de niñas y mujeres. Cientos de mujeres y niñas han sido
secuestradas durante sus 10 años de insurgencia. Pero el secuestro de
más repercusión ocurrió en abril de 2014, cuando 276 mujeres fueron
sacadas de su dormitorio en la estatal Escuela Secundaria de Chibok, en
el estado de Borno.
Aquel masivo secuestro dio pie a una campaña mundial bajo la etiqueta de #BringBackOurGirls (devuelvan a nuestras niñas).
Unos meses después de que las niñas de Chibok fueran secuestradas, el
líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, comunicó que las vendería.
“Soy quien capturó a todas esas chicas y las venderé”, dijo en un
video distribuido por Internet, en el que justificaba la esclavitud
humana. “La esclavitud está permitida en mi religión y capturaré a las
personas y las convertiré en esclavas”, afirmó.
En consecuencia, ha habido otros secuestros masivos de niñas en la región desde el ocurrido en Chibok.
En marzo de 2015, los combatientes de Boko Haram secuestraron a más
de 300 mujeres, niñas y niños en la estatal Escuela Primaria Zanna
Mobarti en la ciudad de Damasak, mientras que en febrero de 2018 fueron
secuestradas 116 estudiantes en el gubernamental Colegio Femenino de
Ciencia y Tecnología de Dapchi, en el estado de Yobe, tras un ataque al
centro educativo.
“La forma en que Boko Haram retiene a las mujeres y las niñas contra
su voluntad es en sí misma una forma de esclavitud”, dijo Rotimi
Olawale, del grupo Bring Back Our Girls (BBOG). El grupo participa en
una gran campaña para la búsqueda y el rescate rápido y efectivo de las
niñas de Chibok y otras mujeres y niñas secuestradas.
Olawale puntualizó en una entrevista con IPS que Boko Haram también
está usando a las cautivas, como las chicas de Chibok, como “valiosas
fichas de negociación”, para cobrar rescates y asegurar la liberación de
sus combatientes presos en Nigeria.
Cinco años después de su secuestro, según informes, son 112 niñas
secuestradas en la escuela de Chibok las que permanecen cautivas,
mientras que las demás escaparon o fueron liberadas por Boko Haram por
acuerdos alcanzados entre los extremistas y el gobierno nigeriano.
En lo que se considera una referencia implícita a Boko Haram, el
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha asegurado que
desde 2012, los grupos armados ajenos al Estado que operan en el noreste
de Nigeria han reclutado y utilizado a niños y niñas como combatientes y
no combatientes, han violado a niñas y las han obligado a casarse,
entre otros atentados graves a los derechos de la población infantil.
Las historias de quienes escaparon del cautiverio de Boko Haram lo confirman.
Ali Mohammed, un exprisionero de Boko Haram, contó a IPS que mientras
estuvo cautivo vio a milicianos de Boko Haram usando a niñas cautivas
como esclavas sexuales. “Por la noche, iban libremente al lugar donde
las niñas estaban confinadas para tomarlas y obligarlas a tener
relaciones sexuales”, explicó.
Otra excautiva de Boko Haram que pidió ser mencionada como Halima
destacó que los niños varones nacidos como resultado de la esclavitud
sexual se están convirtiendo en la nueva generación de combatientes de
Boko Haram.
Halima misma, quien dio a luz a gemelos durante su cautiverio, un
niño y una niña, dijo a IPS que los miembros de Boko Haram siempre
celebran cuando un bebé nace en sus campamentos.
“Una vez que se den cuenta de que es un bebé varón, comienzan a
disparar al aire y gritan con euforia que ha nacido un nuevo líder”,
contó.
“Después de dar a luz a los bebés, cargaron al varón en señal de
júbilo y conversaron con Allah Akbar, mientras que por el contrario no
mostraron alegría alguna con la niña, ni siquiera la tocaron”, rememoró
sobre su propia experiencia.
El secuestro de jóvenes por de Boko Haram tiene como uno de sus
objetivos el convertirlos en combatientes, confirman estudios sobre el
grupo islamista radical.
Unicef asegura que entre 2013 y 2017 más de 3.500 niños, la mayoría
de entre 13 y 17 años, fueron reclutados por grupos armados no estatales
que los utilizaron en el conflicto armado en el noreste de Nigeria. El
Fondo considera probable que las cifras reales sean superiores porque
las suyas incluyen solo aquellos casos verificados.
Musa, la adolescente capturada en Gwoza, confirmó que mientras estuvo
cautiva vio a niños secuestrados que eran entrenados para ser
combatientes del grupo extremista islamista. “En las mañanas,
habitualmente les enseñaban cómo disparar armas y perpetrar ataques”,
dijo, antes de añadir que algunos de ellos tenían apenas 10 años.
También se sabe que Boko Haram entrena a niños para transformarlos en
terroristas suicidas. Otro informe de Unicef, este de 2017, asegura que
entre enero y agosto de ese año, 83 menores de edad, principalmente
niñas, fueron utilizados por Boko Haram como terroristas suicidas.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia destacó que esa cifra era cuatro veces más alta que en 2016.
Fracaso de leyes contra abusos infantiles
Mientras, los intentos legislar contra abusos como el matrimonio
infantil, el abuso sexual, el tráfico, la trata y el secuestro han
fracasado en el pasado en este país africano.
En 2003, Nigeria adoptó la Ley de Derechos del Niño como un
instrumento legal para proteger a los niños de estos abusos, y en ella
se incluyó la edad mínima de 18 años para contraer matrimonio.
Pero la Constitución nigeriana no contempla una edad mínima para
casarse y la ley fracasó en parte porque varios de los 36 estados en que
se divide el país se negaron fracasó en parte porque varios de los 36
estados de Nigeria se negaron a aplicarla.
“También fue un fracaso en los estados donde se adoptó porque solo
existía en el papel y no se hizo cumplir”, dijo a IPS la activista a
favor de los derechos de las mujeres y las niñas Betty Abah.
Además, en 2016, el Senado de Nigeria, dominado por varones, votó en
contra de un proyecto de ley sobre género e igualdad de oportunidades.
Ese proyecto penalizaba la trata, el abuso sexual y la explotación de
mujeres y niñas y niños. El proyecto también prohibía el matrimonio
forzado y establecía los 18 años como la edad legal mínima para contraer
matrimonio.
Según Unicef, 43 por ciento de las niñas en Nigeria están casadas
antes de cumplir los 18 años. Algunos de los legisladores que votaron en
contra del proyecto de ley argumentaron motivos como que su religión
permitía el matrimonio de menores de edad.
“Es una muy mala señal de que tenemos un largo camino por recorrer,
si aquellos que deben realizar las leyes para proteger a las mujeres y
los niños y niñas consideran que tales leyes no son necesarias”, dijo
Abah.
Mientras tanto, Musa, puede haber huido del cautiverio de Boko Haram,
pero está demasiado aterrorizada para regresar a su hogar. Ahora vive
en Maiduguri, a unos 130 kilómetros de Gwoza, donde fue capturada.
“Siempre rezo para que la crisis termine y pueda volver a mi casa,
porque ahora no puedo retornar porque no quiero arriesgarme a que Boko
Haram me capture de nuevo”, resumió a IPS sobre su vida actual, donde se
la pasa prácticamente recluida en el lugar donde vive.
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