1/25/2009

Una larga travesía en tren


Por Amy Goodman

publicado el 21 de enero, 2009
Escuche

Comenzó con un viaje en tren. Barack Obama viajó hasta Washington, D.C. para la ceremonia de toma de mando, realizando una gira en tren de varias paradas cortas. “A los niños que escuchan el silbido del tren y sueñan con una vida mejor – por ellos luchamos”, dijo Obama en la gira, que fue comparada con el viaje en tren realizado por Abraham Lincoln desde Springfield, Illinois, a Washington D.C. en febrero de 1861, camino a la asunción de su primer mandato. Abundan las comparaciones entre Obama y Lincoln que describen el período que va desde la abolición de la esclavitud en Estados Unidos hasta la elección de su primer presidente afroestadounidense.

El tren, sin embargo, entraña un mayor simbolismo sobre el que se sostiene el histórico ascenso de Obama a la Casa Blanca, que se remonta a la lucha por los derechos civiles, refleja el activismo de base sin precedentes que formó el núcleo de la campaña de Obama y traza hacia dónde podría dirigirse la nación durante su gobierno.

A. Philip Randolph fue un legendario líder sindical y de los derechos civiles. Organizó la Hermandad de Maleteros de Coches Cama (BSCP, por sus siglas en inglés), los hombres que atendían a los pasajeros en los vagones nocturnos construidos por la Compañía Pullman. A pesar de que el trabajo de maletero estaba mejor remunerado que muchos trabajos disponibles para los afroestadounidenses en la época, igualmente había injusticias e indignidades. La práctica común, por ejemplo, era llamar a los maleteros “George”, sin importar cuál era su nombre verdadero, por el dueño de la empresa, George Pullman. Miles de maleteros procuraron mejoras mediante la negociación colectiva. (Irónicamente, luego de la muerte de Pullman en 1897, la Compañía Pullman fue administrada por el único hijo de Abraham Lincoln que quedaba con vida, Robert Todd Lincoln, hasta mediados de los años 20). La lucha de Randolph por organizar a los trabajadores en un sindicato llevó 12 años, desde 1925, atravesando la crisis económica de 1929, hasta el gobierno de Franklin Delano Roosevelt.

Harry Belafonte recordó en una reciente entrevista con Tavis Smiley una historia que le contó Eleanor Roosevelt: “Fue cuando presentó por primera vez a A. Philip Randolph, un gran líder sindical de la década del 30 y quien formó parte del movimiento por los derechos civiles. Se lo presentó a Franklin Delano Roosevelt por primera vez en una cena, y Roosevelt le imploró que por favor le dijera lo que pensaba de la nación, lo que pensaba de los problemas del pueblo negro y lo que pensaba…hacia donde se dirigía la nación”. Y A. Philip Randolph habló en forma elocuente sobre lo que pensaba, y cuando terminó Roosevelt le dijo: “Ud. sabe, Señor Randolph, escuché todo lo que dijo esta noche, y estoy totalmente de acuerdo con Ud. Estoy de acuerdo con todo lo que dijo, incluso mi capacidad para corregir muchos de estos errores y de utilizar mi poder y el estrado. …Pero le pediría una cosa, Sr. Randolph, y es que salga y me obligue a hacerlo”.

Esta historia fue contada nuevamente por Barack Obama en un evento de recaudación de fondos de su campaña en Montclair, Nueva Jersey, hace más de un año. Fue en respuesta a una pregunta que le hizo una persona sobre encontrar una solución justa al conflicto Israel/ Palestina. Luego de volver a contar la anécdota de Randolph, Obama dijo que él era solo una persona, que no podía hacerlo solo. La respuesta final de Obama fue: “Oblígueme a hacerlo”.

Ese es el desafío.

Luego de lograr una resolución en la lucha laboral de Pullman, Randolph continuó. Enfrentó a FDR al comenzar a organizar una marcha en Washington programada para 1941, para poner fin a la segregación en las fuerzas armadas y para asegurar que la actividad económica en torno a la guerra estuviera igualmente disponible para los afroestadounidenses. FDR emitió una orden ejecutiva, y más tarde, el Presidente Harry S. Truman abolió la segregación en las fuerzas armadas. Randolph, Bayard Rustin y Martin Luther King Jr. organizaron la histórica “Marcha sobre Washington” de 1963, que sirvió como fuerte y simbólico telón de fondo para la victoria de Obama. Este fin de semana histórico también coincide con el cumpleaños del Dr. King. Si King hubiera sobrevivido, habría cumplido apenas 80 años de edad.

Mientras Obama comienza su primera semana como presidente, algunos podrán advertir que es justo esperar y ver qué hará. Pero el grupo por la paz Code Pink no esperará. A lo largo del recorrido del desfile de toma de posesión repartieron miles de cintas rosadas, alentando a la gente a que se una a ellos para obligar al Presidente Obama a que cumpla las promesas de paz realizadas durante su campaña: poner fin a la guerra en Irak, cerrar Guantánamo, rechazar la Ley de Comisiones Militares, poner fin a la tortura, trabajar para eliminar las armas nucleares, mantener conversaciones directas y sin condiciones con Irán y cumplir con los tratados internacionales aprobados por el Senado.

Simplemente sigan el propio consejo de Obama: oblíguenlo a hacerlo.

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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
Amy Goodman es conductora de “Democracy Now!”, un noticiero internacional diario de una hora de duración que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en 200 emisoras en español. En 2008 fue distinguida con el “Right Livelihood Award”, también conocido como el “Premio Nobel Alternativo”, otorgado en el Parlamento Sueco en diciembre.

Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

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