A propósito
En su faceta pianojazzística, Ernesto acaba de terminar con la postproducción de un nuevo álbum con el grupo Ensenada Jazz (el octavo en su haber). Pero de esto hablaremos con más amplitud en una próxima entrega.
En el otro extremo del país, en Chiapas, el sexteto Gozo y Paz viaja regularmente de su búnker, en Tapachula, al estudio de grabación Corona Proaudio, en Tuxtla Gutiérrez, donde construye lo que será su tercer disco (el primero fue Gozo & Paz, de 2004, y el segundo se tituló Latinjazzeando, de 2008). Lo suyo es una enérgica y entusiasta propuesta, en la que se mezclan el jazz latino, el góspel y el folclor del sureste mexicano. Eduardo Olivares continúa al frente del grupo con su voz, sus guitarras y su buena vibra.
Subiendo a la montaña, en San Cristóbal de las Casas, Ameneyro pasó de trío a cuarteto con la inclusión de Milo Tamez, baterista de Monterrey, en sus conciertos y sus inminentes planes de grabación (van por el cuarto cedé). Milo es un percusionista de excepción, de imaginería desbordada; nos dejó con el alma abierta cuando lo conocimos, en 2005, durante el tercer Encuentro Internacional de Jazz y Música Viva, organizado por su hermano Omar en la capital neoleonesa. Estamos seguros de que su llegada a Ameneyro hará que las ya de por sí privilegiadas atmósferas del grupo, instaladas a plenitud en la cultura del riesgo, adquieran nuevas aristas, para nuestro bien y el toda su bendita y reventada comunidad.
Y ya que hablamos de la sultana, volvamos al norte, pues del domingo 21 al viernes 26 de marzo próximo se va a llevar a cabo el primer Festival de Jazz Monterrey 2010. El programa ha sido armado con 10 grupos locales: San Nicojazz, Arturo Ávila y Piedra de las Iguanas, Cuarteto de Fernando Davil, Cuquín Jazz Band, Non Jazz, Psicodrama, 40 West Jazz Band, Jazzé, Zafra y Amaro Jazz. Todo esto, gracias a la iniciativa y el esfuerzo del saxofonista Arturo Ávila y al apoyo de la Universidad Autónoma de Nuevo León y de la Unión Filarmónica de Monterrey (UFIM), una suerte de sindicato de músicos regios.
Arturo Ávila comentó al respecto: Es un esfuerzo de los propios músicos; pero además es un acto muy importante para la vida artística y cultural de la ciudad. Todos los músicos que vamos a participar en este festival estamos abriendo este espacio, ya que son muy escasas las oportunidades que tenemos para presentarnos en foros importantes. Y sin esto, obviamente, no podemos crecer y desarrollarnos
. La cita es a partir de las ocho de la noche, todos los días, en el Aula Magna de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Buen provecho.
Y para terminar, una muy triste noticia: Papá Beto, uno de los foros más importantes del jazz en México, está a punto de desaparecer. Resulta que desde hace año y medio, los dueños del predio donde está ubicado este club fueron a decirles a Yuko Fujino y a Roberto Arballo Betuco que ya no podían rentarles el local, pues iban a construir un conjunto habitacional en éste y los demás terrenos circundantes.
A partir de entonces comenzó un estira y afloja para defender el proyecto, el espacio y la fuente de trabajo de cientos de jazzistas. Yuko y Betuco promovieron un amparo ante las autoridades y les acaban de notificar que fue rechazado. Así pues, en cualquier momento las puertas de Papá Beto Jazz Bistro serán cerradas en forma definitiva.
Un lugar que por derecho propio, con un mínimo de tiempo y un máximo de esfuerzo, se volvió legendario, determinante para el fluir y el desarrollo de la cultura jazzística en este país. El próximo 20 de febrero, si todavía está en pie, Papá Beto cumplirá siete años de vida y magia. Salud.
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