Alejandro Gertz Manero
En una conducta que dejó atónitos a la sociedad y al gobierno, la SCJN aplicó la ley con precisión y rigor al descalificar la detención de Jorge Hank en Tijuana, señalando que no se dieron los requisitos de flagrancia ni se sostuvieron los elementos de tiempo, lugar y circunstancia que exige la ley, por lo cual, sin entrar al fondo del asunto ni pronunciarse sobre el acopio de armas del que se acusaba a dicha persona, porque no procedía en ese momento procesal, una juez de distrito ordenó su libertad, provocando una verdadera catástrofe política.
Esta conducta del Poder Judicial no puede disociarse del presidente de la SCJN, el ministro Juan Silva Meza, un jurista honesto, independiente y respetable que se ha negado a propiciar que ese poder actúe como comparsa política, tal como lo habían aceptado algunos de sus antecesores, que se cubrieron de infamia al avalar abusos de autoridad, y persecuciones políticas de trascendencia nacional que todos conocemos y que no olvidamos.
Este cambio de señales indignó profundamente al Ejecutivo federal que se halla en campaña permanente para impedir que el gobernador Peña Nieto y el PRI puedan llegar a Los Pinos dentro de unos cuantos meses, expulsando así al PAN del poder supremo del país, lo cual sería una derrota inaceptable para el Presidente de la República.
En el caso de Hank, las autoridades han alegado que el Ejército actuó por su cuenta, que la PGR no sabía nada del asunto, que la juez descalificó injustamente las pruebas aportadas por el Ministerio Público, pero, finalmente, de lo que no hay duda es que eso fue un montaje político-policiaco de los que tanto se precian los “servicios de inteligencia” del gobierno, que todos los días cometen pifias y se ponen en ridículo, y que ahora también se llevaron “entre las patas” al Ejército, pero que al tener la bendición de los dioses locales y del Olimpo policiaco estadounidense seguirán gozando de una impunidad absoluta y podrán continuar perpetrando acciones semejantes tan rápidas y furiosas como fracasadas y grotescas, en las que sus jefes y las instituciones quedarán una y otra vez en evidencia y en la picota de la opinión pública.
Estos mismos espías tan “inteligentes”, que todos los días escuchan nuestras llamadas, se meten en nuestra vida privada, hurgan en los basureros y montan espectáculos grotescos, nos deberían también informar sobre el escandalazo que se está produciendo en el Congreso de Estados Unidos por el operativo Rápido y Furioso, que propició la venta de más de 2 mil armas de alto poder a delincuentes en EU para que contrabandearan dicho arsenal a México, y a través de las masacres y mortandades que se produjeran en nuestro país se encontraran las redes de delincuencia que exportan droga a EU y que aquí las conocen hasta los perros, pero que son intocables por sus nexos con las autoridades de todo tipo.
Para lograr la identificación de esas armas introducidas ilegalmente, que ya mataron a un agente estadounidense, y que han sido instrumento de muchos delitos de sangre en México, y la ubicación de los delincuentes que las han utilizado aquí, tenía que ser indispensable que autoridades mexicanas estuvieran de acuerdo con dicho “operativo” estadounidense, para así permitir las identificaciones balísticas correspondientes, que sólo pueden lograrse a través de peritajes del Ministerio Público y judiciales mexicanos, las declaraciones de los presuntos responsables mexicanos ante autoridades mexicanas, y las investigaciones subsecuentes que únicamente las pueden hacer, por lo menos legalmente, los funcionarios de nuestro país, que tenían que coludirse en todo esto.
En razón de lo anterior, es necesario aceptar que nuestros “inteligentes” debían saber de las matanzas en nuestro país que habían organizado los “inteligentazos” de la agencia de tabaco y alcohol y armas de fuego de EU, todo lo cual ha provocado un escándalo mayúsculo en el Congreso estadounidense, mientras que aquí el pesado manto del silencio y la impunidad continúa protegiendo a los favoritos del gobierno.
Así es como en estos tiempos electorales las “leyes de Herodes” se bambolean y se azotan de un lado para otro en nuestro país, y cuando el más alto funcionario del Poder Judicial no acepta que ese Tribunal sea instrumento de persecuciones políticas, las cosas se ponen aun peor.
Mientras todo esto ocurre, los responsables de la “inseguridad nacional”, que son grandes trapecistas, ya están buscando la manera de “acomodarse” con el PRI que va a llegar y con Peña Nieto, dado que saben muy bien que el PAN y el Presidente se irán muy pronto, y ellos están más que dispuestos a vender al mejor postor sus “expedientes secretos”, sus “tarjetas informativas” y “grabaciones telefónicas confidenciales”, para así poder continuar flagelando impunemente a nuestra población, conducta que no es novedosa, ya que Fujimori, Isabelita Perón y otros políticos despistados así lo sufrieron a manos de sus peores enemigos, los “inteligentes” y sus amigous “rápidos y furiosos”.
editorial2003@terra.com.mx Doctor en Derecho
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