La Mujer de Enfrente
Y es que no sólo es el hambre de tortilla, sino también hambre de justicia como dijo Ruiz, que murió estando del lado de los indígenas
Nueva
York, 19 feb. 13. AmecoPress.- - No sé si es por mi bien, que no he ido
a México. Se le extraña. Pero me extraña aún más esa Cruzada contra el
Hambre, porque, con todo y que suena bien, me causa dolor, dolor al
recordar.
Y
cuando digo “qué bien”, al mismo tiempo que “qué dolor” es porque sé lo
se siente que a una “le chille la tripa”, tener hambre.
Casi todos la
hemos sentido, por ejemplo cuando estás trabajando y escuchas ese
ruido, esa sensación de que “chillan” los intestinos. Y cuando el
hambre es insistente, hasta nos enoja. Si eres persona adulta lo
aguantas y buscas el espacio para una “escapadita”, córrele, que no te
vean, y vas a la esquina por las “quecas” (empanadas de tortilla de
maíz, llamadas también quesadillas); por la torta, el guarache, el taco
o lo que sea, Y si no hay dinero, pues no importa, se pide prestado,
“fiado”, como se dice en México, y en la quincena se paga.
Pero el hambre
ligada a la pobreza, esa a la que va dirigida la famosa Cruzada contra
el Hambre, del gobierno de Enrique Peña Nieto, a través de la
Secretaría de Desarrollo Social, donde habita ahora la prófuga de la
izquierda Rosario Robles, tiene su antecedente, su claro antecedente en
el publicitado “Programa de Solidaridad” del gobierno de Carlos Salinas
de Gortari.
Operó
Solidaridad también en Coatzacoalcos, Veracruz, y recuerdo lo
indignadas que quedamos en especial las mujeres por la tomadura de
pelo. Terminamos por quemar en grandes botes de basura esos panfletos
de “Solidaridá”, como decían las señoras, en pleno centro de esa
ciudad, precisamente frente al palacio municipal.
Sí, nos
fregaron a todas y cada una de las mujeres que creímos en ese mentado
programa, pues para registrarnos como “be-ne-fi-cia-das”, nos pidieron
dos fotos recientes, comprobante de vivienda, etc., hasta que nos
dieron el papelito color de rosa.
Y luego, traslados desde tus colonias hasta el Centro; gastos y más gastos, algo verdaderamente sin nombre.
Y eso que
Coatzacoalcos es nada más y nada menos que el emporio petroquímico de
Latinoamérica, nombre que impresiona, ciudad con colonias y colonias,
incluso en zonas de pantano donde no debería haber asentamientos ;
campo, mar, río y su escudo con la Serpiente Emplumada coronando una
pirámide prehispánica.
Y luego de
Oportunidades, las mujeres quedaron peor, nada qué ver con el “unidos
para progresar” que rezaba el programa, ningún abatimiento de la
pobreza. Ahí están los periódicos que dejaron testimonio de ello, a las
mujeres que se creyeron beneficiarias, a mí.
Ahora, con el
nuevo gobierno de Peña Nieto, nada es nuevo, aunque el programa lo
lidere una mujer sacada de la filas de la llamada izquierda, porque a
final de cuentas izquierda o derecha pueden ser lo mismo si sus
personajes se dedican a crecer por medio de, o gracias a, las
necesidades del pueblo, abandonando cualquier principio humanitaria,
como acabar con el hambre. ¿Qué merecen?
Lo que sé de
cierto es que cuando el hambre y la muerte acechan, sus hombres y sus
mujeres miran alto y no hay quién las detenga para terminar con esa
falta de atención. Ya lo vimos en los Altos de Chiapas hace unos años,
cuando el sacerdote Tatic Samuel Ruiz dijo: “Se cansaron, de ver a sus
hijos, a sus hijas morir en sus brazos, por falta de alimento”. Razón
suficiente para la sublevación.
Y es que no
sólo es el hambre de tortilla, sino también hambre de justicia como
dijo Ruiz, que murió estando del lado de los indígenas. Ni para qué
acordarse de las mujeres promotoras de Oportunidades que nos
traicionaron por aquellos tiempos en Coatzacoalcos, ya vienen otras en
esta Cruzada contra el Hambre, que incluye a Coatzacoalcos y a 399
municipios más.
Foto: Archivo AmecoPress.
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