3/24/2013

Dos estrategias chinas para vencer al imperialismo mundial y poder construir el socialismo?




Pedro Echeverría V.

1. Parecería, se podría pensar, que por fracasar en China Mao Tsetung (hoy Mao Zedong) en su estrategia revolucionaria socializante para derrotar al capitalismo y al imperialismo, ahora se inventa una nueva estrategia -radicalmente diferente- que persigue el mismo objetivo, sólo que a partir del mismo sistema capitalista. Mao encabezó el triunfo revolucionario de 1949 hasta que falleció en 1976; a partir de entonces el gobierno está en manos de Deng Xiaoping y la batalla contra el imperialismo –según se puede ver- continúa, sólo que a partir de la competencia en los mercados, es decir, de la lucha intercapitalista. Jamás pensé en que este fenómeno pudiera darse de esta manera, pero lo que se observa en los mercados y en la confrontación política internacional parece ser de lo más importante. ¿Puede acaso olvidarse que la Primera y Segunda guerra se desataron a partir de broncas mercantiles y control territorial?

2. No puede desearse otra guerra mundial; aunque el mundo nunca ha estado sin guerras “limitadas” porque el imperialismo no puede vivir sin ellas. ¿A quién venderían los EEUU armas, tanques, aviones, helicópteros y todos los pertrechos que sirven a las guerras, que produce la gigantesca industria militar, si estas no son alentadas y provocadas? ¿No se sabe acaso que cuando hay amenazas de guerra e intervenciones la bolsa de valores y la economía de los EEUU siempre se va para arriba porque la economía armamentista se calienta? Por eso EEUU arma hasta los dientes a todos sus amigos y aliados como Israel, Pakistán, Colombia y decenas de países incondicionales como México, Costa Rica o Panamá. Pero también, con el fin de vender más, arma hasta a los enemigos. Los únicos que quieren y luchan por la paz son los pueblos.

3. Debe recordarse que la confrontación de Mao Tsetung contra Liu Shaochi, Peng Zhen y Deng Xiaoping en los años sesenta y setenta del siglo XX, fue muy fuerte, sobre todo por las acusaciones terribles de Mao y Lin Piao contra el derechismo y pro occidentalismo encabezados y por Liu y Deng. Y si se recuerda que en 1966 y 1967 fueron las manifestaciones más grandes y radicales de los jóvenes chinos y que esos años fueron claves en la guerra de Vietnam y en la polémica chino-soviética, se podrá entender el ultraradicalismo de la “Gran Revolución Cultural y Proletaria China”. Por eso el maoísmo estuvo en el corazón y en las pancartas de todos los jóvenes que nos enfrentamos a la burguesía en las calles aquellos años. No debe olvidarse que mandatarios Jruschov y Johnson jugaban entre tanto con la “competencia económica y la coexistencia pacífica”. “Pekín Informa” fue nuestra prensa diaria en los años sesenta.

4. Pero en tanto la maoísta China mantenía posiciones radicales y la URSS andaba de brazos con el gobierno yanqui, en el interior de China se acusaba al grupo de Liu y Deng de ser agentes de los soviéticos, de ser derechistas y de querer que bajar la combatividad del pueblo chino. Mao era apoyado por un sector dirigente del Partido (La llamada “Banda de los Cuatro”) utiliza una gigantesca movilización estudiantil (Guardias rojos) para desacreditar al ala derecha, pro-capitalista. La realidad es que esa confrontación era real y definitiva; sin embargo a la muerte de Mao, la derrota de la Banda de los Cuatro, el ascenso del grupo Deng lleva a un cambio total de paradigmas. Deng ha declarado y ahí se puede ver su idea: “En el pasado, la banda de los cuatro” planteó que era preferible un socialismo pobre a un capitalismo rico; esto era absurdo… Al hacer la revolución tenemos por objeto emancipar las fuerzas productivas y desarrollarlas”.

5. Recordar que China perteneció al llamado “bloque de países socialistas” desde que en 1949 triunfó su Revolución encabezada por Mao Tsetung hasta que este gran líder y teórico falleció en 1976. Después surgieron luchas internas al interior del partido y del Estado que eliminaron a las corrientes izquierdistas que encabezaron en 1966 la Revolución Cultural, entre las que estaba la misma esposa de Mao. La derrota de la llamada “Banda de los cuatro” (que buscaba la continuidad del maoísmo) dio paso a la corriente derechista (dentro del mismo Partido Comunista) encabezada por Deng Xiaoping para obtener el control total del poder. Si bien China no era realmente socialista porque (como los demás países del bloque) aún persistía el trabajo asalariado y la plusvalía, a partir de finales de los setenta se impuso un nuevo modelo económico idéntico al modelo capitalista aunque políticamente se diga que es diferente.

6. La Revolución Cultural fue muy importante en la historia de la dirigencia China. Sus repercusiones llegaron a los jóvenes que dos años después gritarían en las calles sus consignas contra la cultura burguesa. Fue una batalla “contra los representantes del revisionismo soviético y el imperialismo yanqui representados por Liu ShaoChi y Deng Xiaoping”. En ese año los jóvenes radicales, dirigidos por Lin Piao, llevaban en las manos el “libro rojo” que contenía los pensamientos del presidente Mao en forma de citas. La realidad es que fue un año de grandes movilizaciones que buscaban que el pueblo chino radicalizara sus posiciones políticas apoyando al pueblo de Vietnam en su lucha contra el imperialismo yanqui invasor y repudiara las posiciones derechistas que se estaban fortaleciendo al interior del partido comunista. Muchos intelectuales, entre ellos Sastre, y millones de jóvenes se hicieron maoístas por la Revolución Cultural.

7. Los tiempos de Mao fueron realmente heroicos porque se tuvo que enfrentar una gran guerra contra Japón, se hizo una revolución desde el profundo campo chino, se defendió ante las amenazas y agresiones yanquis, se sorteó una gran polémica ideológica con la Unión Soviética y se logró que la ONU en 1973, al fin, la reconozca como parte de la organización. Durante más de 30 años mantuvo Mao la convicción y la enorme voluntad por hacer de China un país socialista igualitario; no puede ponerse en duda la honestidad de sus luchas por lograr ese objetivo, sin embargo (como sucedió en Rusia, Yugoslavia, Checoslovaquia, en todo el bloque, el socialismo sólo fue un buen deseo que nunca se logró. Fueron sociedades mucho menos injustas que las llamadas sociedades libres y democráticas en cuanto a la distribución de la riqueza, pero estuvieron muy lejos del gobierno autogestivo, de la superación del salariado y la explotación.

8. A pesar de que en los discursos se siga hablando de socialismo y de la continuidad del pensamiento colectivista y comunitario de Mao Tsetung, en la práctica China se ha metido a la competencia mundial en la producción y la exportación capitalista de mercancías. Lo que el mundo observa, porque es lo que más se difunde, es que China ha estado desplazando a casi todos los países en el comercio internacional, en el crecimiento económico anual (más del 10 por ciento) y, en el campo financiero, ese país oriental de más de 1300 millones de habitantes, ha empezado a desplazar a países como Japón, Alemania y EEUU. La pregunta entonces podría ser: ¿Le resultó a China mejor la vía capitalista que el llamado socialismo que “construía” hasta 1976? Ese es el punto que hay que evaluar. Hoy en China han surgido miles de multimillonarios nacionales y extranjeros, pero a su lado hay una gran masa de población pobre y miserable.

9. Desde hace cinco años, la economía del poderoso país asiático ha crecido por encima de casi todos los países del mundo. Se dice que han aumentado considerablemente los ingresos de la población china, tanto urbana como rural, así como el crecimiento del nivel de vida general. Sin embargo ese crecimiento “macro”, global, no ha beneficiado por igual a ricos y pobres ni en China ni en ningún país, aunque que se sigue hablando de democracia y socialismo. Por ejemplo su dirigente principal Hu Jintao ha declarado que se ha fortalecido el Partido Comunista Chino (73 millones de miembros) en su capacidad de gobernación del país y en su carácter de vanguardia. Apunta que “los problemas que aún subsisten en un país tan gigantesco y tan poblado como China también son objeto de atención, sobre todo en lo que se refiere a los recursos y el medio ambiente, y a los desequilibrios entre la ciudad y el campo, así como entre regiones”.

10. ¿Un país con prácticas capitalistas bajo la dirección de un partido comunista que se autoproclama marxista? Parece absurdo, pero me hace recordar una polémica central en 1917 entre bolcheviques y mencheviques al interior del Partido Socialdemócrata Ruso. Los primeros apostaban la transformación del capitalismo al socialismo mediante la dictadura del proletariado, por eso Lenin se apresuró a la toma del poder en (octubre o noviembre, según calendario) porque “sólo el bolchevismo podría hacer tal cambio”. Los mencheviques, con Mártov a la cabeza, se opusieron a la toma del poder porque pensaban que en Rusia (dada las condiciones de atraso) sólo se podría construir el capitalismo y si se forzaban las cosas vendría una burocracia y la degeneración del ideal socialista. Se le conoció a esta posición como la revolución por etapas, pero allí esta la experiencia. En la China de hoy no es igual, pero es un elemento de análisis importante.

11. En los últimos años se ha venido planteando que el socialismo no vendrá de las luchas radicalizadas en las calles y que el socialismo, “según todas las experiencias”, sólo puede construirse a partir de la instituciones y se dan ejemplos de lo que sucede en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua. Dice Emir Sader, analista brasileño, que “la dificultad con los movimientos sociales es que, en muchos casos, no logran construir opciones políticas”. Que allí está el caso de Argentina, con todo lo nuevo que significaron los piqueteros, las asambleas. “Frente a la elección la consigna predominante es “que se vayan todos”. No se fueron y se corrió el riesgo de que llegara Menem”. Apunta: No se puede movilizar a la gente todo el tiempo. Este planteamiento de Sader no descarta las poderosas movilizaciones; al contrario, éstas siguen determinando los cambios, pero no debe olvidarse el papel de las “legalidades”.

12. ¿Puede entonces China construir el socialismo usando la economía capitalista y sus métodos de explotación y competencia? Desde el marxismo clásico lo que los dirigentes chinos hacen es totalmente contrario, aunque lo hagan desde el partido comunista y en nombre de Marx. Es posible que China se convierta en la primera o segunda potencia económica mundial y llegue a dominar a muchos países. Incluso puede elevar el nivel de vida de la mayoría de su población. Sin embargo el socialismo por el que hemos luchado durante muchas décadas es otra cosa: “No es ni el crecimiento económico, ni el consumo máximo, ni el aumento de un tiempo libre (vacío) en cuanto tales; sino la restauración, o mejor dicho, la instauración por primera vez en la historia de la dominación del hombre y la mujer sobre sus actividades y, por tanto, de su principal actividad: el trabajo. Se refiere a la transformación de todos los aspectos de la vida y en particular a la vida diaria, la primera de los asuntos importantes” Castoriadis.

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