La
historia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación está
claramente definida por cinco etapas:
1) La de los liderazgos legítimos
y claramente elegidos, de manera indirecta, por los representantes de
los miembros de filas de la organización (1943-1949), que correspondió
a los ejercicios gremiales del historiador Luis Chávez Orozco y del
pedagogo y líder sindical Gaudencio Peraza Esquiliano;
2) El
roblemartinismo: primer cacicazgo magisterial (1949-1972), encabezado
por el ingeniero Jesús Robles Martínez, ejecutor de la charrificación del SNTE;
3) El vanguardismo: segundo maximato
del sindicato de maestros (1972-1989), bajo la conducción del golpeador
y porro Carlos Jonguitud Barrios, que inicialmente pretendió remozar
desde arriba al poderoso organismo;
4) El elbismo: tercer cacicazgo del
SNTE (1989-2013), dirigido por Elba Esther Gordillo, hoy presa por
hechos punibles, con el neoliberalismo como pensamiento guía, y
5) La
de la transformación del SNTE de sindicato charro en sindicato blanco, con Juan Díaz de la Torre como máximo “dirigente”.
En el primer periodo el juego de tendencias en el seno del hoy mayor
sindicato del país era una realidad. La burocracia sindical incluía, de
hecho, a todas las expresiones políticas en el diapasón del
sindicalismo magisterial. Los trabajadores y sus líderes tenían
reuniones de escuela y delegaciones sindicales, plenos de
representantes en las secciones, y consejos y congresos nacionales
ordinarios y extraordinarios. Sin que dejaran de manifestarse ciertas
acciones violentas, en general la vida sindical transcurría como en los
grandes sindicatos nacionales de industria. No existía, pues, el charrismo sindical. Naturalmente, esto no significaba que el sindicato fuera independiente del poder público.
En 1948, ya para terminar la gestión peracista, se desarrollaron
combativos paros del profesorado de primaria del Distrito Federal,
dirigidos por Manuel Sánchez Vite, secretario general del Comité
Ejecutivo de la Sección IX del SNTE, y Gaudencio Peraza Esquiliano,
secretario general del Comité Ejecutivo Nacional de la propia
organización. Estos paros se produjeron con la movilización en masa de
los padres de familia, mediante la realización de mítines y
manifestaciones, ya que no obstante los cálculos optimistas de Miguel
Alemán en su informe de gobierno el 1 de septiembre, (1) el magisterio
capitalino, con la intención de resarcir el poder adquisitivo de sus
salarios, realizaría paros por decisión propia, con el apoyo y la
dirección de los órganos regulares del Sindicato Nacional.
Los profesores de enseñanza primaria de la Ciudad de México, tras
celebrar asambleas de escuela y plenos de comités delegacionales, elevó
ante la Secretaría de Educación Pública la demanda de aumento a los
sueldos en 30 por ciento. La SEP prestó oídos sordos a la petición
sindical.
Cansados de esperar, los educadores llevaron a cabo
un paro de actividades el 6 de octubre. La población distritense fue
conmovida. El CES 9 del SNTE informaba: “Los editorialistas de los
periódicos: ‘El Universal’, ‘Excélsior’ y otros, se han
dado a la tarea insolente de injuriar al magisterio del Distrito
Federal, que a mucho honor tenemos en representar, por el hecho de que,
después de agotados todos los medios pacíficos y de entendimiento, ha
resuelto hacer paros y si es necesario llegar a la huelga general, si
antes del día 8 de noviembre próximo no se resuelve satisfactoriamente
la petición que tenemos planteada ante las autoridades, a fin de que se
aumenten en un 30% los miserables sueldos que hoy disfrutamos”. (2)
En la misma fecha, fue enviada una carta a Tomasa Valdés viuda de
Alemán, madre del presidente de la República, en la que se le planteaba: “Todos
los padres de los alumnos que asisten a la Escuela ‘Francisco Giner de
los Ríos’, de la Colonia Obrera, reunidos la mañana de hoy, nos
comisionaron para que viniésemos en su nombre a pedir la ayuda de usted
a favor de los maestros de nuestros hijos. Como usted debe saber, los
maestros vienen pidiendo desde hace algún tiempo el aumento de sus
sueldos sin lograr nada”. (3)
Al día siguiente,
se efectuó una gigantesca manifestación, con la participación activa de
decenas de miles de padres de familia.
El 12 de octubre, el coronel Marcelino Inurreta, Director Federal de Seguridad, decía en un memorando: “En
el salón de actos del Sindicato de Electricistas tuvo lugar el día de
hoy una reunión de representantes delegacionales de la Sección IX del
sindicato de maestros. Hicieron acto de presencia, una representación
de padres de familia, portando un cartelón con una leyenda que se
refería al apoyo del movimiento magisterial. Acto continuo, el
secretario general de la Sección IX, dio un amplio informe sobre el
movimiento, siendo interrumpido por la presencia del presidente de la
Federación de Maestros de Venezuela, quien hizo uso de la palabra
informando de la situación económica bonancible que han alcanzado los
maestros de su país y exhortó a los maestros de México para que no
cejaran en su movimiento, comprometiéndose a hacer labor de respaldo
ante las federaciones de maestros latinoamericanos”. (4)
El día 13, para presionar, se materializó otra suspensión de labores.
En vista del curso de los acontecimientos, del 13 al 15 de octubre se
realizó el I Consejo Nacional Extraordinario (que debería ser el
segundo) del SNTE, que resolvió apoyar el movimiento por propuesta de
Gaudencio Peraza. Éste expresó: “No hacemos ni aceptamos ninguna
rectificación en nuestra táctica de lucha que es la propia de todo
organismo sindical revolucionario. No aceptaremos nunca el criterio de
que los maestros no podemos ni debemos actuar como los demás
trabajadores en la lucha por la consecución de nuestras justas
demandas”. (5)
La reunión aprobó las siguientes
resoluciones: “1º Se acepta con simpatía y agradecimiento la promesa
presidencial de aumento de salarios para los trabajadores de la
educación en el presupuesto del año entrante así como las demás
prestaciones anunciadas hoy.
“2º Se encarga al Comité Nacional realizar todas las gestiones necesarias a fin de obtener su cumplimiento.
“3º Se suspenden los paros y el movimiento de huelga acordados por la Sección IX en su último consejo”. (6)
El día 15, miembros del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE tuvieron una
entrevista con el Primer Mandatario de la nación. El secretario general
de los trabajadores de la educación expresó: “Queremos ratificar ante
usted que el magisterio de la República no es enemigo del régimen; por
el contrario, es su leal colaborador. No es verdad que la actitud de
los maestros obedezca a motivos políticos”. (7)
Miguel Alemán respondió que lo sabía, que las demandas eran justas y que mejorar al magisterio era una de sus preocupaciones.
Para festejar los logros del movimiento, los trabajadores de la
enseñanza celebraron una concurrida manifestación el 20 de octubre, en
la cual expresó Manuel Sánchez Vite: “Es necesario declarar que el
problema de la Sección IX del SNTE, ha tenido resolución parcial y no
definitiva; los maestros del Distrito en consejo celebrado el 16 del
actual, con la representación de todas las escuelas y comités
delegacionales resolvió: 1ª Se acepta la oferta del gobierno
consistente en dos millones de pesos que se aplicarán íntegramente al
aumento del 30% de salarios por el presente año a partir de la 2ª
quincena del mes en curso, conforme a la distribución aprobada en el
consejo de julio último. 2ª Se aplaza el movimiento en espera del
aumento general prometido por el Sr. Presidente para el año próximo y
de la partida del Departamento Central para complemento de nuestros
sueldos...” (8)
Desarrollado en pleno periodo de instauración del charrismo sindical, el movimiento se coronó con la victoria.
Con Gaudencio Peraza Esquiliano se cierra toda una etapa en el
desenvolvimiento del sindicalismo magisterial: la de un liderazgo
forjado en la construcción de los organismos gremiales y en la lucha de
masas por conquistar las demandas más sentidas de los educadores. El
futuro inmediato, en cambio, estaría signado por la constitución de una
dirigencia forjada en las concepciones y las prácticas del
corporativismo priista, es decir, en la lucha por abatir las
tradiciones de pelea del magisterio, en la costumbre de no recurrir a
la movilización de masas y en la práctica de someter y golpear a los
adversarios. Meses después de los paros, sobre la organización se
instauraría el charrismo sindical que en la jerga magisterial recibe el nombre de primer cacicazgo del SNTE o roblesmartinismo.
Notas
(1) Los presidentes de México ante la nación. Informes, manifiestos y documentos de 1821 a 1966, vol. IV, México, Cámara de Diputados, 1966, p. 490.
(2) Volante, 6-X-48.
(3) Volante, 6-X-48.
(4) Fotocopia de memorando, 12-X-48, p. 1.
(5) Suplemento de Reivindicación, 23-X-48, p. 8.
(6) Ibíd., p. 6.
(7) Tiempo, núm. 338, 22-X-48, p. 1, y Gerardo Peláez Ramos, Historia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, México, Ed. del STUNAM, 2ª ed., 2000.
(8) Suplemento de Reivindicación, 23-X-48, p. 8.
***El autor agradece la entrega de materiales del sindicalismo
magisterial de los años de 1942 a 1954, principalmente del Archivo
General de la Nación y del Archivo de la Secretaría de Educación
Pública, por parte de la maestra Carmen Imelda Valdez Vega, trabajadora
académica de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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