Antonio Malacara
El
bebop tiene bisnietos y… por supuesto, todo ellos conservan gestos y
rasgos del patriarca: ese aire (ese ventarrón) de riesgo y libertad,
ese virtuosismo de apariencia desenfrenada, pero meticuloso a plenitud,
escrupuloso en medio de cualquier arrebato. Por momentos, los brochazos
son el común denominador, pero nunca, en absoluto, han dejado de usar
los pinceles.
Pero Gerry no sólo fue aceptado en el conservatorio y en la comunidad. Un año después fue reconocido como el mejor saxofonista y el mejor grupo de jazz en el Concurso Nacional de Jazz de Francia (La Jornada, 9/07/2012), y en este 2013 acaba de ganar también el concurso Tremplin Saint Germain Des Prés, el acto y trampolín más importante de la escena jazzística parisina (nomás).
Hoy Gerry López es uno de los principales protagonistas (valga el pleonasmo) del jazz francés, alternando al mismo nivel con Chick Corea o Medeski, Martin & Wood en conciertos locales. Y fue con este sorprendente perfil que el precoz maestro (25 años de edad) realizó una gira por la República Mexicana del 19 de agosto al 21 de septiembre, en la cual visitó Chihuahua, Ciudad Juárez (su ciudad natal), Parral, Zacatecas, Colima, Puebla, el Distrito Federal, Querétaro y Xalapa, con una propuesta vanguardista y sin concesiones que puso de pie a propios e impropios.
A Sam el caricaturista y a mí nos invitó a presentar su nuevo disco en el Zinco Jazz Club, y en medio de la lluvia y el vino tinto pude ratificar que Gerry sigue siendo la persona sencilla e inteligente que salió de estas tierras hace dos años, y que se ha posicionado meteóricamente en la escena internacional sin perder piso (por acá hay tres o cuatro personajes que suben un escalón y les da mal de montaña).
Gerry López, uno de los protagonistas del jazz francésFoto Tomada de Internet
El asombro y la fortuna crecen todavía más cuando llegamos al quinto track y nos encontramos con Let’s cool one, homenaje a los pilares, a la tradición, un nuevo rostro de la belleza reinventando a Thelonious Monk con la guitarra invitada y cómplice de Nacho Alcántara (otro mexicano en París).
El saxofonista juarense logra sonar con congruencia y lógica visceral tales, que del conducto del sax empiezan a surgir, una tras otra, pequeñas y agitadas geometrías, tan frenéticas y sólidas y apasionadas, que no logramos entender cómo pueden flotar simultáneamente con tanta pulcritud y elegancia. Porque igual transita entre largas líneas y torrentes de notas y compases sobrepuestos, que se refugia en la quietud y el reposo iluminado del cool de pasado mañana.
Aunque lo de menos es entender todo esto. Lo importante es que la música de Gerry López se filtra en una suerte de ósmosis por todos los canales disponibles o insinuados del cuerpo y del alma. Y todos felices. Salud.
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