Teresa Ulloa Ziáurriz *
MÉXICO,
D.F. (apro-cimac).-La semana pasada inició el Mundial de Futbol en
Brasil, donde 32 países participan para intentar ganar la tan anhelada
Copa.
En este país sudamericano diversas energías se concentran. Habrá
fiesta, samba, competencia. Las personas seremos testigos de la diversa
información difundida en los medios de comunicación: comida típica,
hermosas playas, lugares para bailar, monumentos, tradiciones e
infinidad de actividades turísticas.
Sin duda, Brasil es el gigante latinoamericano. Algunos dicen que es
la sexta economía más grande del mundo con 200 millones de habitantes y
grandes brechas en la distribución de la riqueza.
Se estima que, aproximadamente, 600 mil turistas asistirán a la Copa Mundial de Futbol, principalmente de América.
Sin embargo, Brasil tiene un lado oscuro. Se estima que es el
segundo destino a nivel mundial de turismo sexual, sólo después de
Tailandia. Se calcula, según datos de Unicef, que cerca de 250 mil
niñas son víctimas de explotación sexual.
Es un país de origen, tránsito y destino de mujeres, hombres, niñas
y niños víctimas de trata sexual. La parte noroeste de Brasil, en
Fortaleza, justo una de las sedes de la Copa Mundial, se caracteriza
por ser un lugar con alto índice de trata.
“Es fácil comprar una niña, es como comprar chocolate… está fuera de control”, dice Carlos Da Bomb, consejero juvenil.
Pobreza, discriminación y violencia de género son factores que
posibilitan la comercialización de millones de niñas y mujeres en
Brasil.
Sin duda, el gobierno brasileño ha tomado medidas para prevenir la
trata sexual en el país. De hecho, a finales de mayo pasado, lanzó la
Campaña “Violência contra as Mulheres-Eu Ligo” y “Clica 180”, y una app
que se llama “Protegem Brasil”, de la Secretaría de Políticas para las
Mujeres de la Presidencia de la República (SPM-PR).
Tales acciones buscan que, a través de una llamada o aplicación para
dispositivos móviles, las personas puedan denunciar cualquier acción
violenta hacia las mujeres y las niñas.
Peso a ello, y a otras medidas emprendidas por el gobierno
brasileño, en el imaginario colectivo se percibe a Brasil como un lugar
paradisíaco en donde es legal comprar servicios sexuales porque la
prostitución es permitida y, por lo tanto, la idea de visitarlo está
asociada a la idea de comprar servicios sexuales sin ser penalizados.
En 2002 el Ministerio del Trabajo y Empleo de Brasil incluyó la
prostitución en la lista de oficios y profesiones autorizadas y
reconocidos para cualquier persona mayor de 18 años.
El promedio de escolaridad sugerida como necesaria para ejercer la
prostitución es entre cuarto y séptimo grado, o sea muy cerca de
primaria completa.
Por eso, aunque el actual gobierno brasileño pretende no reconocer
que su país tiene una imagen al exterior de un lugar de turismo sexual,
la realidad es que en esta Copa Mundial de Futbol, muchos turistas irán
a sus playas, los partidos, a bailar, a comer, a disfrutar, pero
también a “comprar” mujeres y niñas.
En esta ocasión no voy a profundizar sobre el tema de si la
prostitución es un trabajo o no, porque sabemos que es un tema
controvertido, ya que existen dos posturas para analizarlo.
A lo que quiero llegar es a enfatizar que muchas de estas mujeres en
situación de prostitución posiblemente llegaron ahí por pobreza, falta
de oportunidades, engaño, amenaza, en suma, por el abuso de su
situación de vulnerabilidad.
Es decir, ¿cómo sabemos que no son obligadas a prostituirse por un
proxeneta o por las circunstancias que les niegan acceso a
oportunidades?
Si la prostitución es un oficio o profesión como ser doctora,
ingeniera, actriz, maestra, y siguiendo la lógica de pensamiento
reglamentarista de Brasil, ¿realmente las mujeres teniendo la
posibilidad económica, social y cultural de elegir entre estos oficios
o profesiones, serían prostitutas?
¿O más bien, los gobiernos como Brasil no garantizan un piso mínimo
de derechos sociales, económicos y culturales para todas las mujeres, y
es por eso que no les queda otra opción que la prostitución como medio
de sobrevivencia?
Y ni qué decir de las miles de niñas que son prostituidas. ¿También ellas han “elegido”?
Es por eso que desde la organización que orgullosamente dirijo y
porque cada día se incrementa más la trata de mujeres y niñas para el
turismo sexual en ocasión de grandes eventos deportivos, como la Copa
Mundial, las Olimpiadas y el “Súper Bowl”, hemos emprendido la Campaña
Internacional ¡Di no al turismo sexual: comprar sexo no es un deporte!
Brasil 2014-2016, con el fin de desalentar a los turistas que
representan el incentivo principal a través de la demanda de servicios
sexuales de mujeres y niñas, y con ello prevenir la trata y la
explotación sexual.
La campaña puede ser consultada en www.catwlac.org, donde están las
imágenes descargables para ser compartidas y también está la petición
para sumarse. Toda la información está en cuatro idiomas: español,
inglés, francés y portugués.
Para finalizar, quiero agradecer a CIMAC y a Cimacnoticias por el
honor de empezar a difundir esta columna “Mujeres Cautivas” en este
espacio informativo con alto reconocimiento nacional e internacional en
la información con perspectiva de género.
Cada 15 días intentaremos provocar la reflexión, el debate y el aprendizaje mutuo por este medio. Hasta la próxima.
Twitter: @CATWLACDIR
*Directora de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en
América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés).
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