CRISTAL DE ROCA
Por: Cecilia Lavalle*
¿Cuándo
fue que elegimos como senador al papa Juan Pablo II? Es que lo escuché
hablar claro y fuerte durante la instalación, el pasado 12 de junio, de
la nueva Comisión de la Familia y Desarrollo Humano.
Cuando leí el discurso pronunciado por el senador panista José María Martínez, presidente de esa comisión, la memoria me trajo la voz de la filósofa española Alicia Miyares, en su conferencia “Los otros poderes en presencia”, durante el Segundo Seminario Igualdad y Democracia, en Monterrey, Nuevo León. (https://www.youtube.com/watch?v=ShvhV1hC4Y8).
En su alocución, citó la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio (22 de noviembre de 1981) en la que Juan Pablo II se dirigió al Episcopado, al clero y a los fieles, y estableció una serie de lineamientos respecto a “la misión de la familia cristiana en el mundo actual”.
Y hasta ahí yo no tendría por qué opinar mayor cosa. Pero, al leerla, me di cuenta que precisamente esa Exhortación da fundamento ideológico a una comisión del Senado que dispondrá de 300 mil pesos mensuales.
Juan Pablo II habló de “la acometida” que en los tiempos modernos “ha sufrido” la familia. El senador Martínez se refiere a “los embates de modas y tendencias” que ha “resistido” la familia.
Juan Pablo II señaló que “la familia constituye el lugar natural y el instrumento más eficaz de humanización y de personalización de la sociedad… en particular custodiando y transmitiendo las virtudes y los valores” (cristianos, desde luego).
El senador Martínez alude a “la familia desde ese concepto de los lazos naturales que han predominado a lo largo de la historia”, y afirma: “Hoy la familia debe entenderse como esa comunidad perfecta, esa escuela de solidaridad y de amor… donde construimos a ciudadanos de valor y con valores” (cristianos, deduzco).
A lo largo de su texto, Juan Pablo habló de la familia como algo sagrado conformado por un hombre y una mujer. Y al respecto, el senador panista Jorge Luis Preciado, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, dijo: “El propósito es que las familias en México vuelvan a estar integradas por un hombre y una mujer”.
La Exhortación de Juan Pablo II señaló acciones precisas, que incluyen intervenir políticamente: “La función social de las familias está llamada a manifestarse también en la forma de intervención política, es decir, las familias deben ser las primeras en procurar que las leyes y las instituciones del Estado no sólo no ofendan, sino que sostengan y defiendan positivamente los derechos y los deberes de la familia” (la concepción de familia que tiene la Iglesia católica, claro está).
El senador Martínez afirmó: “Hoy la Corte ha metido de más su criterio en términos de la familia, y hoy algunos estados, en concreto el Distrito Federal, han ido más allá, han ido incluso a través de modas, tendencias, tratando de adoptar este modelo de familia, sin que ello nos signifique a la mayoría de los mexicanos”.
Otros valores que defiende Familiaris Consortio son la virginidad, la castidad, la fidelidad y la procreación. Manifiesta su rechazo contundente al divorcio, los anticonceptivos y “la plaga del aborto”.
Estamos, pues, frente a valores de la Iglesia católica que buscan imponerse como forma de vida, desde el gobierno y con recursos públicos. Es decir, estamos frente al fundamentalismo católico que ya da muestras de su poder en medio país atropellando los Derechos Humanos.
Las y los senadores de esta comisión juraron cumplir y hacer cumplir la Constitución, no los dictados del Vaticano. Y el artículo 40 constitucional señala claramente que México es una república laica. Por tanto, deben ser enjuiciados políticamente y retirados de sus funciones.
Apreciaría sus comentarios: cecilialavalle@hotmail.com.
*Periodista y feminista en Quintana Roo, México, integrante de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género.
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | México, DF.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario