La ultraderechista Fundación FAES otorga el Premio a la Libertad a Enrique Krauze
Una
agrupación de las más furibunda, primitiva y recalcitrante derecha
española, pomposamente llamada Fundación para el Análisis y los
Estudios Sociales (FAES) ha otorgado al ciudadano mexicano Enrique
Krauze el Premio FAES a la Libertad.
Hasta el momento las
agencias internacionales de noticias no han informado si el premio ese
es sólo un papel (diploma, certificado, reconocimiento) o si está
dotado de una modesta o generosa dotación de euros. Si hay dinero de
por medio, cabe felicitar a don Enrique, pues en épocas de crisis
económica siempre caen bien algunos ingresos adicionales.
Pero
si no es este el caso, puede no ser conveniente la felicitación, pues
quizás a don Enrique no le haya caído bien un premio con el fétido tufo
del fascismo. Y sería apenas lógico, pues Krauze no se reconoce como un
fascista. En su propia opinión, él es un liberal, alejado lo mismo de
fascistas, comunistas, imperialistas, derechistas e izquierdistas.
Porque
cómo está eso de recibir un premio de una agrupación de extrema derecha
y decir que el premiado no es de derechas. Y, como don Enrique sabe
bien, el carácter derechista, pro imperialista, guerrista y racista de
la FAES es absolutamente indiscutible. ¿O tiene dudas Krauze sobre ese
carácter nada oculto a los ojos del planeta?
Para constatarlo
basta con saber quién preside la organización de marras. El presidente,
jefe o caudillo (seguramente por la gracia de Dios) es el conocido
franquista y ex presidente de España, José María Aznar. ¿O habrá quien
piense que Aznar es un izquierdista embozado e infiltrado en la
mismísima presidencia de una organización de estirpe nazi? ¿O habrá
quien diga que Francisco Franco, aliado de los nazis, no era un nazi
sólo porque en lugar de cámaras de gas y hornos crematorios prefirió
los paseos con balazo en la nuca y los fusilamientos masivos?
Quizás
involuntariamente, lo que han hecho Aznar y la FAES es colocarle en la
frente una bonita pero tétrica etiqueta con la palabra fascista a un
ciudadano mexicano que no se considera a sí mismo un fascista. Pero
cómo negarse: no es fácil renunciar a los halagos (aunque sean
envenenados), al dinero (si es el caso) o al culto a la personalidad
propia, no obstante que dicho culto provenga de auténticos criminales
de guerra como su Ilustrísima Excelencia don José María Aznar .
¿O
alguien va a negar el carácter de criminal de guerra de Aznar,
entusiasta copartícipe de la invasión militar y la destrucción de Irak,
con sus millones (millones) de víctimas inocentes, entre muertos,
mutilados, heridos, huérfanos y desplazados?
Ya en un plano más
personal, más íntimo, ¿no le dará vergüenza a Krauze recibir un cartón
elogioso de las manos ensangrentadas del carnicero de Irak? ¿De un
conspicuo representante del franquismo, ideología y práctica criminales
con las que, dice don Enrique, no se identifica? ¿Cómo seguir
ostentándose como liberal luego de recibir premio, dinero, elogios y
aclamaciones de la cúpula del fascismo español?
Así las cosas,
asunto del premio a don Enrique trasciende el plano político,
ideológico y cultural para colocarse nítidamente en el ámbito
psiquiátrico, puesto que se trata de un evidente caso de esquizofrenia,
de confusión mental, de pérdida del rumbo, de desconocimiento del
propio yo, de fallas graves de personalidad.
No soy franquista,
pero me dan un premio (y lo acepto gozosamente) los franquistas;
condeno la guerra, pero acepto un premio proveniente de una
organización que preside un célebre criminal de guerra; censuro
públicamente el culto a la personalidad, pero lo promuevo y disfruto
cuando se trata del culto a mi propia personalidad. Evidente confusión
mental.
Blog del autor: www.miguelangelferrer-mentor.com.mx
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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