A nivel mundial los suicidios representan un 71 por ciento de todas las muertes violentas registradas entre mujeres, y aunque están principalmente asociados a padecimientos mentales como la depresión, también están relacionados al estrés ocasionado por la discriminación, el abuso, la violencia y las relaciones conflictivas.
La semana pasada la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el informe “Prevención del suicidio. Un imperativo global” –disponible en inglés–, en el que llama a los países a considerar el suicidio –que cobra la vida de una persona cada 40 segundos en el mundo– como un problema de salud pública.
De acuerdo con el informe, en 2012 a nivel mundial ocurrieron 804 mil muertes por suicidio, lo que indica una tasa anual de 11.4 suicidios por cada 100 mil personas, es decir cada 40 segundos una persona se quita la vida.
Si bien a nivel mundial la tasa de suicidio es mayor para los varones (15 muertes por cada 100 mil) que en las mujeres (8 por cada 100 mil), en países pobres las tasas femeninas de suicidio tienden a aumentar.
La OMS destaca que las cifras oficiales deben ser consideradas como una estimación, pues debido a que el suicidio es considerado un “tabú” o un delito en muchas regiones del mundo las cifras pueden estar subregistradas, mientras que muchas de las muertes por suicidio son registradas como accidentales o violentas.
A nivel mundial, los suicidios representan la mitad de todas las muertes violentas registradas entre hombres y 71 por ciento entre mujeres.
Aunque a nivel general las tasas de suicidio se presentan mayoritariamente en personas mayores de 70 años, en algunos países las tasas son más elevadas entre jóvenes, y a nivel mundial el suicidio es la segunda causa principal de muerte en el grupo de 15 a 29 años de edad.
La OMS identificó como factores de riesgo las dificultades que enfrentan las personas para acceder a la atención en salud y recibir la asistencia necesaria cuando presentan algún indicio de querer terminar con su vida, y la fácil disponibilidad de los medios utilizables para suicidarse.
Entre otros riesgos –vinculados a la comunidad y las relaciones– están las guerras y desastres, el estrés ocasionado por la “aculturación” (como entre pueblos indígenas o personas desplazadas), la discriminación, un sentido de aislamiento, el abuso, la violencia y las relaciones conflictivas.
Entre los factores de riesgo a nivel individual cabe mencionar intentos de suicidio previos, trastornos mentales y padecimientos como la depresión.
En tanto, según el estudio “Depresión en la mujer” –integrado en el libro “La Mujer y la Salud en México”, de la Academia Nacional de Medicina–, en nuestro país el 10.4 por ciento de la población femenina presenta depresión.
La OMS invitó a las naciones a incluir en los servicios de salud la prevención del suicidio como un componente central, así como a tratar de manera urgente todos los factores asociados al suicidio como una forma de prevenirlo de manera integral.
Por: Anaiz Zamora Márquez
Cimacnoticias | México, DF.-
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