Serpientes y Escaleras
Por
En
los preámbulos de la batalla electoral de 2015, los partidos políticos
no sólo preparan ya sus estrategias con base en las encuestas,
prospectivas y escenarios sobre la elección parlamentaria; también
analizan en este momento los perfiles, trayectorias, virtudes y
debilidades de quienes formarán su ejército de candidatos a la Cámara
de Diputados. Y en ese análisis la definición más importante que se
debate hoy en las fuerzas políticas es quiénes serán sus futuros
líderes de bancada.
Los nombres de quienes serán las próximas figuras en San Lázaro, en
la 63 Legislatura federal, empiezan a barajarse en las distintas
fuerzas políticas y la decisión final es motivo ya de pugnas y
enfrentamientos internos entre grupos y corrientes que se disputan la
codiciada coordinación parlamentaria. El papel protagónico que juegan
los jefes de fracción, aunado al poder que manejan como interlocutores
con el Ejecutivo federal y a la atractiva plataforma que representa esa
jefatura para cualquier político, hace que la disputa por conseguirla
sea una de las más intensas rumbo a los próximos comicios.
En el PRI, por ejemplo, ya se mencionan tres nombres. Uno de ellos
es el del presidente del tricolor, César Camacho Quiroz, de quien se
dice podría ser el elegido de Los Pinos. A su favor está la cercanía
con el grupo político del presidente y la “flexibilidad” que ha
mostrado para cumplir los designios del jefe del Ejecutivo. En su
contra pesa esa misma condición de sumisión total hacia la Presidencia
que, a decir de sus críticos, le resta personalidad, tamaño y liderazgo
no sólo para conducir a los diputados, sino para negociar con los
opositores.
El otro nombre que se escucha en los corrillos políticos como
posible jefe del PRI en San Lázaro es el de Miguel Ángel Osorio Chong.
El secretario de Gobernación, mencionan, dejaría su despacho en
Bucareli en diciembre para tomar un rol más activo en las campañas
priistas con miras a convertirse en el primer candidato en las listas
plurinominales y ocupar la coordinación parlamentaria. Osorio, nadie
duda, es el operador político de mayor confianza de Peña Nieto y al
sacarlo de Gobernación y enviarlo a la Cámara de Diputados no sólo le
evitaría un mayor desgaste del que ya ha tenido, sino que lo colocaría
en una posición inmejorable con miras a la sucesión presidencial de
2018, a la que el hidalguense también es aspirante.
Un tercer nombre que manejan en las cúpulas del PRI es el de José
Murat Casab. El ex gobernador de Oaxaca, dicen, sería una carta del
presidente para equilibrar los pesos en San Lázaro y un negociador que
conoce bien a los personajes que podrían ir como coordinadores por el
PAN y el PRD, pues fue uno de los que armaron las primeras
negociaciones del Pacto por México.
Y es que en el PAN muchos dan por hecho que quien irá a encabezar
las listas pluris y después la coordinación de la bancada blanquiazul
será Gustavo Madero, otro de los que negociaron el Pacto. Madero está
preparando el terreno para dejar la presidencia del PAN y poner en su
lugar a su joven secretario general, Ricardo Anaya. El chihuahuense se
posicionaría así rumbo a su otro objetivo: la candidatura presidencial
panista en 2018.
Mientras tanto, en el PRD, donde ayer hubo elección de consejeros
nacionales, estatales y municipales, todo apunta a que la corriente
Nueva Izquierda, una vez que confirme su supremacía y luego en la
dirigencia nacional del partido con Carlos Navarrete, buscará también
colocar a uno de los suyos en la coordinación de la Cámara de
Diputados. Y ya perfilan al Chucho mayor, Jesús Ortega, como el futuro
coordinador perredista, con lo que tres de los negociadores del
desaparecido Pacto por México se trasladarían ahora a San Lázaro.
NOTAS INDISCRETAS… Uno de los cambios que se dan por hecho en
diciembre es la salida de César Camacho del CEN del PRI. Y más que el
destino del mexiquense, lo que inquieta a muchos priistas es quién
ocupará esa posición. Y hablan de dos escenarios: uno que por estatutos
se designe a la secretaria general, Ivonne Ortega, para terminar la
gestión en marzo de 2015, y la otra, más interesante, que llegue Manlio
Fabio Beltrones con un acuerdo para que el Consejo Político alargue su
mandato hasta pasados los comicios federales de julio. O en otro
escenario, que Ortega termine en marzo y Manlio llegue como nuevo
presidente por tres años al CEN. ¿Será que los peñistas que tanto
escozor le tienen al sonorense ya aceptaron que sería la mejor opción
para dirigir al PRI?… Los dados abren semana. Doble Escalera.
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