Al participar en un concurso para proveer de un medicamento al IMSS, la empresa SAVI Distribuciones entregó papelería falsa cuando no tenía autorización de la Cofepris para vender la medicina. Hoy se sospecha que todo el proceso estuvo amañado
Todo medicamento alopático que se expende en el mercado debe haber sido
analizado y aprobado por la Cofepris
En la Industria Farmacéutica cobra fuerza el rumor de que existe un acuerdo
para que la inhabilitación a SAVI se concrete
Un mal característico del sexenio de Felipe Calderón fue la manipulación de licitaciones. El Sector Salud no fue la excepción.
Funcionarios de áreas administrativas que se mantienen en sus cargos
están convencidos de que pueden seguir operando impunemente con las
mismas reglas y favoreciendo a las mismas empresas con las que tuvieron
tratos extra legales en el sexenio pasado.
En el 2013, cuando las revelaciones de los excesos y actos de
corrupción imputables a los protagonistas de la administración
calderonista escandalizaban más, los funcionarios de esas épocas
-enquistados en las áreas administrativas y de adquisiciones- preparaba
ya su primer golpe dentro del nuevo sexenio.
El escenario era el IMSS y el contexto, su permanente necesidad de adquirir medicamentos para sus derechohabientes.
La oportunidad para que este grupo operara fue la adquisición de un
lote de medicamentos para enfermos de VIH Sida, por casi 100 millones
de pesos.
Ya había un “cliente” al cual prestarle el servicio de la
elaboración de un “traje a la medida” para ganar el jugoso contrato:
SAVI Distribuciones SA de CV, una de las empresas consentidas de del
sexenio 2006-2012.
Cuando el concurso se abrió, SAVI Distribuciones entregó en la
documentación de su oferta el registro sanitario 224M2013 como aval de
la autorización para comercializar el medicamento que ofrecía. La
empresa declaró también que la fecha de expedición de ese registro
sanitario por la Cofepris es 5 de noviembre de 2013.
El 14 de noviembre de ese mismo año, el IMSS dictó el fallo en la
licitación y asignó el contrato para la adquisición de la Doxorubicina
a la única empresa participante: SAVI Distribuciones.
Las cantidades hablan de la importancia de la compra.
El pedido fue por 29 mil 852 unidades del medicamento a un precio
por unidad de 3 mil 342 pesos con 82 centavos . El total de la compra
fue de 99 millones 789 mil 863 pesos.
Sin embargo, el concurso tiene un enorme vicio de origen que resulta
imposible de ignorar. SAVI Distribuciones utilizó documentación falsa
para sustentar su oferta. Al revisar el listado de registros sanitarios
de la Cofepris se descubrió que el registro sanitario con folio
224M2013 corresponde a Laboratorios Best SA de CV y ampara la legal
distribución y comercialización del medicamento de nombre comercial
ATAXIUS, cuya denominación genérica es Pregabalina, utilizado como un
antiparkinsoniano y para controlar el Síndrome de Piernas Inquietas.
A la manipulación de información falsa entregada a una autoridad en
un procedimiento público, la licitación, hay que agregare el hecho de
que el registro sanitario utilizado por SAVI Distribuciones para
participar en el concurso, tiene una indicación médica completamente
distinta a las publicadas en las bases de la licitación.
Por si hubiera dudas de lo que ocurría, el 3 de diciembre de 2013,
bajo el folio 227M2013, la Cofepris extendió un registro sanitario a
Zurich Pharma sobre el medicamento de nombre comercial LIPODOX. La
denominación genérica del medicamento es Doxorubicina, con la
indicación de uso para el tratamiento de Cáncer de Mama, Cáncer de
Ovario y Sarcoma de Kaposi asociado al Sida.
Un traje a la medida
Cuando la licitación pública se convirtió en el modelo institucional
para dar credibilidad a las millonarias compras de gobierno, en la
burocracia de los años panistas surgió una especialidad altamente
apetecible para las empresas quienes buscaban cobrar los favores hechos
a los panistas para llegar al poder: los funcionarios que manejan los
concursos.
El juego se llama “ajustar” licitaciones y el secreto está en
organizarlas de forma tal desde su convocatoria, para que vayan tan
precisamente dirigidas que solo una empresa, previamente seleccionada,
pueda ganar o incluso pueda siquiera concursar.
Esa fue la realidad que se sofisticó durante el calderonismo y que
todavía no se ha erradicado completamente del México y en el IMSS de
hoy.
El 20 de septiembre de 2013, se emitió la convocatoria a Licitación
Pública Internacional bajo la cobertura de los tratados de Libre
Comercio firmados por México, número OA-019GYR047-T57-2013 (OSD).
El objeto del concurso era la adquisición de medicamentos diversos para el Sector Salud y la coordinación correspondía al IMSS.
Desde el inicio, el procedimiento para licitar estaba perfectamente controlado para favorecer a la empresa preseleccionada.
Debido al modelo de concurso, el IMSS solo podía comprar la medicina
a compañías que presentaran el registro sanitario vigente para
medicamentos que fueran fabricados exclusivamente en laboratorios
nacionales o laboratorios de países que tuvieran celebrado un tratado
de libre comercio con México.
Lo que parecía un requisito normal era en realidad una condición que
solamente SAVI Distribuciones SA de CV, con la proveeduría de Zurich
Pharma SA de CV, podía cumplir y por lo tanto, fue la única empresa que
se inscribió al concurso.
Todo parecía completamente en orden tanto para SAVI Distribución
como para quienes manejaron la licitación, hasta que surgió una
irregularidad que iba más allá.
El medicamento que SAVI Distribuciones ofreció en el concurso,
carecía de un requisito fundamental: el registro sanitario vigente de
la Comisión Federal para la Prevención de Riesgos Sanitarios (Cofepris).
El Registro Sanitario es el documento que avala la legal
distribución y comercialización de cualquier medicamento alopático en
México. Sin él, ningún fármaco puede ponerse a la venta legalmente, a
través de ningún canal de distribución.
Comercializar o distribuir medicinas sin registro sanitario vigente
equivale legalmente a traficar con sustancias ilegales, es decir, a
traficar con drogas. Y por supuesto, sin un registro sanitario vigente,
tampoco se puede participar en ninguna licitación pública que tenga por
objeto la adquisición de medicinas.
Iguales, pero diferentes
La licitación lanzada por el IMSS a nombre de todo el Sector Salud
pretendía la adquisición de Doxorubicina. Este es un medicamento
indicado para tratar el sarcoma de Kaposi asociado al Sida, resistente
además a otro tratamiento, Cáncer de Mama y Cáncer de Ovario Metástico.
Como comercializadora, SAVI no es el laboratorio fabricante, pero
tenía la distribución de la Doxorubicina que produce Zurich Pharma SA
de CV bajo el nombre comercial o denominación distintiva LIPODOX, cuya
denominación genérica es precisamente Doxorubicina.
Cadena de complicidades
No hay lugar a dudas sobre la irregularidad en el concurso: 19 días
después del fallo del IMSS a favor de SAVI Distribuciones, la Cofepris
emitió un nuevo registro sanitario a nombre de Zurich Pharma para la
Doxorubicina que el propio IMSS ya había adquirido basada en un
registro falso.
En los hechos, para tratar males asociados al Sida en esta
licitación el IMSS adquirió, a nombre de todo el Sector Salud,
medicamentos que carecían de registro sanitario y por lo tanto estaban
impedidos de ser distribuidos y comercializados en México.
Al momento de detectar las irregularidades, es decir la falsedad de
la documentación utilizada por SAVI Distribuciones, el IMSS tenía la
obligación de declara desierta la licitación para convocar a otra de
carácter Internacional Abierta, en la cual podrían participar
fabricantes de cualquier país de origen y no sólo de socios comerciales
de México.
Los personajes que deben rendir cuentas en este caso dentro del
IMSS, por ser los encargados de la licitación son Magdalena Leal
González, responsable de la División de Bienes Terapéuticos y su jefe,
Eduardo Daniel Camacho Saldivar, titular de la Coordinación Técnica de
Bienes y Servicios.
Pero hay otro nombre que al interior de la institución que se señala
como un incansable promotor del beneficiario final del fallo en esta
licitación: José Antonio Salazar Andreu, responsable de la Coordinación
Técnica de Adquisición de Bienes de Inversión y Activos.
El asunto está en manos del Órgano Interno de Control del IMSS.
Lo procedente en virtud de que, con la complicidad de algunos
funcionarios la empresa SAVI Distribuciones sorprendió al IMSS al
utilizar documentos ajenos para ganar el contrato, es que la Secretaría
de la función Pública inhabilite a la empresa para cualquier concurso
en el Sector Salud.
Sin embargo, en la Industria Farmacéutica cobra fuerza el rumor de
que existe un acuerdo entre algunas autoridades del IMSS para que la
inhabilitación a SAVI se concrete, pero a partir de una fecha posterior
a las licitaciones anuales, para permitirle participar y seguir
beneficiándose de la venta de medicamentos a esa institución.
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