Alberto Aziz Nassif
La ampliación de los derechos democráticos es una buena noticia para la democracia, siempre y cuando se puedan ejercer sin obstáculos ni trampas, como resulta ser el caso de la consulta popular en México. Puede haber dos explicaciones para entender esta suerte de paradoja, del ‘sí, pero no’: que la clase política tiene temor a la participación ciudadana efectiva, por lo que diseña reglas en donde parezca que sí hay avances, pero en el fondo la letra chica nos lleva por la ruta de la simulación. La otra es más perversa, pero lleva a la misma conclusión, es decir, la ampliación de derechos es una retórica para legitimar, pero en el fondo la autoridad quiere instalar un mecanismo tan ligth, que permita un control vertical, retocado de tonos democráticos. ¿Estamos ante un caso simulación en donde la participación es una fantasía?
Como sucede con los asuntos que no le interesan al poder, como la ampliación de los derechos democráticos, la ley sobre la consulta popular dejó huecos que los legisladores no quisieron especificar y prefirieron jugar con la ambigüedad. Se hizo la reforma pero no se sabe cuál es el alcance que pueda tener ese voto de los ciudadanos consultados. No hay certeza de lo que puede significar los resultados. En el Artículo 64 de la Ley Federal de Consulta Popular (LFCP) se establece que si la participación es de 40% de la lista nominal, es decir, si se logra que de los más o menos 80 millones de electores vayan a las urnas unos 32 millones, entonces el resultado será “vinculatorio” y tendrá efectos durante los siguientes tres años. Pero no se específica en qué consistirá lo vinculatorio, lo cual abrirá un gran debate jurídico y político.
Lo vinculatorio —en términos jurídicos— quiere decir obligatorio, pero en este caso no sabemos si de forma automática se hace lo que diga la mayoría que ganó, es decir, si hay un desacuerdo con la reforma energética, ¿se deroga la ley? Y en ese caso, ¿toda o sólo las partes que cubren específicamente la pregunta?, o ¿simplemente se vuelve a discutir el tema en el Congreso y se vuelve a votar?
Ahora hay dos institutos políticos que plantean una consulta sobre la reforma energética, y cada uno hace su pregunta, el PRD pregunta: “¿Está de acuerdo en que se mantenga el decreto de reformas a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución en materia petrolera y energía eléctrica publicado el 20 de diciembre de 2013?” Por otra parte, la pregunta que hace Morena es: “¿Estás de acuerdo o no en que se otorguen contratos o concesiones a particulares, nacionales o extranjeros, para la explotación del petróleo, el gas, la refinación, la petroquímica y la industria eléctrica?” Vamos a ver si se logra un acercamiento para que se pueda tener una sola pregunta. ¿Se podrán unir estas agrupaciones o la lucha interna entre grupos de izquierda es más importante que las causas y los proyectos energéticos? Sería irracional no ir juntos con una causa común. AMLO dijo que no va con el PRD, pero el Sol Azteca dijo que sí podría ir con Morena.
Aquí entra la parte ciudadana. Se ha impulsado por grupos de la sociedad civil una demanda para que se haga una sola consulta en el tema energético. Estamos ante un tema por demás importante para dejarlo sólo en manos de los políticos; con el agravante de que se trata de grupos enemistados que acaban de tener una ruptura. ¿Será mayor la animadversión de los liderazgos de izquierda a la causa para hacer una consulta energética única? Vamos a ver de qué forma avanzan las posibilidades. Es posible que cada uno de los dos partidos que impulsan la consulta decida no moverse a una posición negociadora, salvo que el otro se sume a uno de los proyectos. Si cada uno acepta ir con el otro, pero no cede en su pregunta, podemos anticipar que la consulta, si llega a realizarse, será un fracaso.
Además, el PAN y el PRD impulsan su propia consulta, (aumento de salarios y disminución de plurinominales) como una estrategia que abusa del recurso en un juego perverso. Este furor por la consulta puede terminar en una fantasía. Pobre consulta popular, tan lejos de la ciudadanía y tan cerca de los intereses de los partidos…
@AzisNassif
Investigador del CIESAS
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